En las grandes cadenas de televisión occidentales, totalmente controladas ya por los grandes fondos de inversión como Black Rock y las antiguas familias financieras occidentales, se empieza a hablar con toda naturalidad de proporcionar a Ucrania una mayor cantidad de armas pesadas no solo ya defensivas sino también ofensivas. No me refiero a que de hecho se estén proporcionando tales armas, sino a que se informa de ello con el mayor descaro. E incluso de atacar la península de Crimea… de momento, para empezar. Porque La Sexta, por ejemplo, acaba de dedicar un especial a explicar que “aunque de momento no quiera o no le convenga, Ucrania está capacitada para atacar Moscú».
Se argumenta que para volver a recuperar unos territorios que son de Ucrania es necesario el uso de armamento ofensivo como los Leopard-2, las bombas JDAM (por sus siglas en inglés, Munición de Ataque Directo Conjunto) o las baterías HIMARS (acrónimo de High Mobility Artillery Rocket System, Sistema de cohetes de artillería de alta movilidad) con munición no solo de M31, como hasta ahora, sino también con misiles M30A1, el cohete AT2 o el GLSDB (por sus siglas en inglés, Ground-Launched Small Diameter Bomb).
Los Leopard-2 son uno de los mejores y más avanzados vehículos blindados de combate del mundo. Las bombas JDAM parecen ser unas armas muy precisas, eficaces y letales. A su vez, las baterías HIMARS, con cada uno de sus seis misiles M30A1 lanzados simultáneamente, pueden expandir las 182.000 pequeñas esferas de tungsteno que rodean su cabeza explosiva por un área que cubriría cuatro campos de fútbol, arrasando todo en ella. Los cohetes AT2 son capaces de lanzar a 64km de distancia un conjunto de 28 minas antitanque. Y el cohete GLSDB es un nuevo misil guiado con mucha precisión que contiene una poderosa bomba de pequeño diámetro.
La segunda potencia mundial, la opinión pública, ha sido derrotada
Es sorprendente que sean tratadas con tanta tranquilidad cuestiones tan extremadamente perturbadoras. Es sorprendente que los dirigentes de los grandes medios, que conocen o deberían conocer la extrema gravedad de esta situación, estén actuando así. Pero lo que realmente me impresiona es que no haya en toda Europa una reacción social significativa contra unas decisiones tan trascendentales que, paso a paso, no están llevando a las puertas de lo inimaginable. ¿De qué nos servirán los logros sobre salarios o pensiones, conseguidos gracias a tantas manifestaciones, si se desencadena un Holocausto nuclear? Un Holocausto que cada vez se aleja más de la ficción hollywoodiense y se vuelve más plausible y real, mientras las gentes viven absortas en su problemas y distracciones cotidianas (Lucas 17, 26-35).
Esta increíble falta absoluta de reacción social es hasta ahora la mayor evidencia de que ha sido totalmente derrotada la segunda potencia mundial. Así designó Noam Chomsky a la otrora poderosa, pero actualmente andrajosa, opinión pública occidental, que contempla, como lo haría un imbécil, su propia autodestrucción. No es que desprecie a la opinión pública del resto del mundo. Pero es precisamente la opinión pública occidental la que podría y debería controlar a los líderes occidentales, cuya obcecación nos está llevando al abismo.
Nuestras gentes aún no se dan cuenta de que, siguiendo el camino tortuoso y plan psicopático con el que han logrado hacer pasar a Rusia como la agresora, “nuestras” elites están consiguiendo lo que desde hace mucho pretenden: acosar y acabar con una Rusia unida y poderosa. Nuestras gentes aún no se dan cuenta de cuánta razón tienen todos aquellos que, desde el presidente Putin al último de los responsables del Kremlin, afirman que no permitirán más crímenes contra los ucranianos de ascendencia rusa ni que los misiles de la OTAN se acerquen más al territorio ruso, un territorio inmenso pero que tiene su centro político-militar, Moscú, a muy pocos minutos de vuelo de varios tipos de misiles. Nuestras gentes aún no parecen darse cuenta de que los líderes del Kremlin van muy en serio cuando afirman que una gran potencia nuclear como es Rusia no permitirá que se siga avanzando más en semejante acoso ni mucho menos permitirá ser derrotada.
Ha llegado la hora, están dadas las condiciones, hay que provocar a Rusia hasta el límite
Pero los que en realidad son muy pocos, aún entre quienes se dan cuenta de lo que está verdaderamente sucediendo, son aquellos que empiezan a entrever que, muy probablemente, lo que se pretende con esta locura es que Rusia dé el paso decisivo que la convertirá definitivamente en un estado paria y terrorista contra el que esté justificada la mayor de las barbaries: que Rusia de un paso más en la escalada, recurriendo, por ejemplo, a una bomba nuclear táctica. Cosa que ciertamente hará, o algo más grave aún si, como parece, Estados Unidos pretende atacar Crimea, ocultando a la opinión pública la realidad de que Crimea es sin duda alguna parte de Rusia. En todo caso, necesitan una justificación para atacar Moscú.
Muy pocos tienen la audacia de atreverse a sospechar semejante proyecto infernal (los que conocemos bien como estas elites anglo-occidentales maquinaron las enormes tragedias de Ruanda y Congo, genocidios incluidos, sí nos atrevemos). Y los que se atreven a sospechar que “nuestros” democráticos líderes políticos puedan prestarse a tal desvarío suicida. Se trataría de un auténtico delirio. Pero, durante demasiados años ya, el comportamiento sumiso de “nuestros” líderes políticos respecto a esas elites y a la vez traidor respecto a quienes dicen representar, me induce a creer que son capaces de todo. Es mucho lo que está en juego: la continuidad de la actual hegemonía mundial, que pasa necesariamente por la destrucción de Rusia antes de ir a por China. Hace más de una década intenté ya alertar sobre todo esto en la misma tapa trasera del libro La hora de los grandes “filántropos”:
“Con Barack Obama se ha activado el plan Brzezinski, llamado así por su autor: Zbigniew Brzezinski, el geoestratega creador de la Comisión Trilateral. Avanza hacia su desenlace el gran juego: el dominio de todo el continente euroasiático, […] lo peor parece estar aún por llegar. Este proyecto anglosajón de dominación mundial (económica, política, militar) que está llevando a la humanidad hacia el abismo, es […] mucho más ambicioso, astuto y peligroso que el de los neocon y los halcones del complejo militarindustrial estadounidenses que ocuparon Irak. Conocer las claves ocultas de La Hora que se avecina es tan importante para impedirla como lo fue el descifrar Enigma (la máquina que guardaba los códigos secretos del régimen nazi) para que los Aliados alcanzaran la victoria.”
Era la síntesis que elaboré del contenido de un libro de nada menos que 654 páginas. En él había gran cantidad de análisis realmente premonitorios de lo que el mundo está viviendo en estos días. Lo atestiguan párrafos como este:
“En este momento, Barack Obama se ha convertido en todo un símbolo. Su elección despertó esperanzas como pocas veces en la historia. Sin embargo, en un tiempo récord se está convirtiendo en uno de los presidentes más belicosos de Estados Unidos. Algunos expertos ya habían alertado contra el candidato. El historiador Webster Tarpley era categórico, advertía sobre el enorme peligro que encerraba su posible elección, y con ella la activación del plan Brzezinski: llegar a someter o a ‘integrar’ a Rusia y China para permitir que la supremacía mundial de Estados Unidos y Reino Unido continúe durante otros cien años.
Se trata de un proyecto incomparablemente más ambicioso, agresivo, militarista e incluso catastrófico que cualquier política de los neocon, incluido su proyecto de atacar Irán. Barack Obama es una tragedia mundial en potencia. Si se convierte en presidente, continuaba alertando Webster Tarpley, la situación será catastrófica. Es una marioneta de la Comisión Trilateral y, en particular, de Zbigniew Brzezinski. […] Ya en 2008, antes de la elección de Barack Obama, Webster Tarpley era categórico: alertaba sobre el enorme peligro que encerraba su elección, y con ella la activación del plan Brzezinski:
‘[…] Hay gente de derecha que no sabe cómo atacar a Obama. Yo diría que es un títere del capital financiero controlado por círculos tan siniestros como el de Rockefeller, Soros y otros cuyo proyecto apunta a una austeridad extrema, una reducción salvaje del nivel de vida y básicamente el sometimiento de Estados Unidos a la miseria y al empobrecimiento. En términos de política exterior, el plan es buscar el enfrentamiento con Rusia y China. Para esto necesitan una cobertura de izquierda y frente a esto la derecha no sabe cómo ubicarse.
[…] Obama es un títere de los peores círculos imperialistas: se identifica con el mismo proyecto imperialista pero ejecutado de una forma más eficaz y sofisticada, aunque al final más demencial e insana. En el caso de Irán, un neoconservador como McCain dice: Vamos a bombardear a Irán. Y Brzezinski contesta: Están locos, no pueden hacer eso; son demasiado débiles, insolventes, aislados. Yo no quiero que Estados Unidos haga una guerra contra Irán, yo quiero que Irán esté en guerra contra Rusia. Utilicemos a Irán como un instrumento contra Rusia. Les puedo mostrar cómo hacerlo, yo jugué en Afganistán contra la Unión Soviética y la destruí’.”
Ahora diría: “Yo quiero que Ucrania esté en guerra con Rusia”. Como podemos ver, aunque durante la presidencia de Obama aún no estaban dadas las condiciones necesarias, se trata de un antiguo proyecto, que por fin ha madurado suficientemente. Ha sido necesario desalojar de la presidencia al impredecible, incontrolable e incómodo Trump y entronizar a Biden, el vicepresidente y sucesor de Obama, para llevar a “buen” término lo proyectado. La intensidad e insistencia de la propaganda son tan extremas, que me cuesta entender que nuestras gentes no vean lo que está sucediendo. Philip Klaske es de los pocos que creen que estas elites luciferinas pueden llegar hasta tal extremo. Se atreve a afirmar que la guerra de Ucrania terminará pronto con una gran explosión, pero… ¡¡sobre Moscú!!. ¡Ojalá que él y yo nos equivoquemos! ¡Ojalá que, en todo caso, lo que esté por llegar sea otro evento excepcional como aquellos a los que vengo refiriéndome desde hace años; eventos que, a pesar de tratarse a veces de grandes cataclismos, han sido providenciales para la aparición de la Vida y de la Conciencia!
El presidente Putin tenía razón: hace ya tiempo que el Imperio de la Mentira decidió ir a por Rusia
Detrás de los actuales debates públicos sobre el envío o no de los Leopard-2, la realidad es que la OTAN está acumulando cada vez más cerca de Rusia ingentes cantidades de armas y municiones costosísimas (que en el mejor de los casos son ruinosas para unas sociedades cada vez más empobrecidas), incluidas las bombas nucleares estadounidenses B61-12. Un solo minuto de uso de un obús M777, por ejemplo, capaz de disparar en él 7 balas Excalibur (con un alcance de 40 km), equivale casi a una veintena de salarios brutos anuales de muchos trabajadores europeos.
Y sabemos que los militares ucranianos no están preparados técnicamente para el uso de muchas de las sofisticadas armas que están recibiendo. Así que no solo están siendo instruidos en otros países sino que están siendo acompañados en el campo de batalla por mercenarios, veteranos de la OTAN y militares no ucranianos. De ahí que sea evidente, hasta en la burda propaganda que llamamos “información”, que esto no es una guerra entre Rusia y Ucrania, sino entre Rusia y la OTAN, una guerra mundial que nuestras gentes no quieren ni son capaces de reconocer. Pero de lo que ahora se trata es de que, por ese camino, en breve tal guerra acabará siendo nuclear.
La demente pretensión de atacar ahora no solo a las repúblicas de Donetsk y Lugansk y a los oblasts de Jersón y Zaporozhie (que, tras sufrir tantas y graves agresiones durante ocho años por parte del régimen de Kiev, decidieron formar parte de Rusia en los referéndums realizados entre el 23 y el 27 de septiembre de 2022) sino también a Crimea, es un paso más que confirma lo evidente: el presidente Putin tenía toda la razón al afirmar que, desde hace ya bastantes años, ciertas elites anglosajonas decidieron rodear, acosar y destruir Rusia. Y parece que por fin han encontrado el modo: utilizando y sacrificando a Ucrania para provocar la intervención de Rusia, los autores de inacabables agresiones internacionales (una cuarentena desde el fin de la Segunda Guerra Mundial), han logrado convertir a Rusia en la agresora.
Personajes patéticos capaces de provocar en Europa una guerra nuclear
Un día antes de la importante reunión de la OTAN del pasado día 20 en la base alemana de Ramstein, el vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, que fue presidente de Rusia de 2008 a 2012, fue sumamente corrosivo y contundente:
«Los grandes jefes militares abordarán mañana en la base Ramstein de la OTAN su nueva táctica y estrategia, así como el envío de un nuevo lote de armas pesadas y armamento de ataque. Y eso inmediatamente tras el foro de Davos donde juerguistas políticos retrasados repetían como un mantra: ‘Rusia debe perder para alcanzar la paz’. Y a ninguno de esos personajes patéticos le vino a la cabeza la conclusión elemental de que la pérdida de una potencia nuclear en una contienda convencional puede provocar una guerra nuclear […]. Esto debería ser obvio para cualquiera, incluso para los políticos occidentales a los que les quede algo de intelecto.»
Dos días más tardes, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, afirmaba que la entrega de armas para ataques en “suelo ruso” era “extremadamente peligrosa”. Y hasta “la discusión misma sobre la aceptabilidad de suministrar a Ucrania armas que permitirían lanzar ataques en suelo ruso… es potencialmente extremadamente peligrosa”. Por su parte, el presidente de la Duma de Estado (Cámara Baja del Parlamento ruso), Viacheslav Volodin, declaraba:
“El envío de armamento ofensivo al régimen de Kiev llevará a una catástrofe global. Si Washington y los países de la OTAN suministran armas que serán utilizadas para atacar ciudades civiles y tratar de apoderarse de nuestros territorios, como amenazan, esto conducirá a medidas de represalias utilizando armas más poderosas. […] los miembros del Congreso de Estados Unidos, los diputados del Bundestag (Parlamento alemán), la Asamblea Nacional de Francia y otros parlamentos europeos deben tener en cuenta su responsabilidad con la humanidad. Con sus decisiones, Washington y Bruselas están conduciendo al mundo a una terrible guerra, a un tipo de hostilidades muy diferentes a las actuales, en las que los ataques se llevan a cabo exclusivamente contra la infraestructura militar y crítica utilizada por el régimen de Kiev. […] dada la superioridad tecnológica de Rusia en armamento, los políticos occidentales deben ser conscientes y entender que esto podría terminar en una tragedia global que destruirá sus países».
De los Stinger para Afganistán a los HIMARS para Ucrania
Los sufrimientos y la muerte de millones de ucranianos no le importan absolutamente nada a un Imperio de la Mentira que en sus interminables guerras de agresión internacional han provocado decenas de millones de víctimas mortales, invocando siempre la llamada Responsabilidad de proteger. Y hay que hacer notar aquí que las “informaciones” sobre las invasiones de Ruanda y la RD del Congo han sido unas intoxicaciones tan perfectas -en expresión del gran experto Charles Onana- que la decena de millones de víctimas mortales que han causado estas “intervenciones” encubiertas de Estados Unidos no son contabilizadas ni por un gran número de expertos internacionales.
Por el contrario, Rusia, aplicando verdadera y lícitamente esa Responsabilidad de proteger y sabiendo que le estaban tendiendo una trampa, se ha arriesgado a defender a las agredidas e incluso masacradas poblaciones ucranianas de origen ruso y, a la vez, a impedir las medidas que permitirían a la OTAN un ataque nuclear relámpago en territorio ruso, en especial contra Moscú. A su vez, el Imperio de la Mentira solo ve en Ucrania una pieza en el Gran tablero de ajedrez de Zbigniew Brzezinski, el libro y el geoestratega, obsesivamente rusófobo, que han inspirado muchas de las política y de los crímenes contra la paz estadounidenses de las últimas décadas. Se trata del Brzezinski que alardeó de haber utilizado a Afganistán para provocar la intervención allí de la Unión Soviética y darle así su Vietnam.
Los lanzamisiles portátiles Stinger que EEUU proporcionó a los talibanes en la Operación Ciclón de la década de los ochenta, con los que estos derribaban los helicópteros soviéticos hasta dar la vuelta al conflicto, eran entonces tan sofisticados como actualmente lo son los HIMARS. Para entender lo que ahora está sucediendo en Europa basta cambiar la palabra Afganistán en las frases anteriores por la de Ucrania. Y sustituir también los lanzamisiles portátiles Stinger por nuevas armas como los sistemas de cohetes HIMARS. La gran diferencia es que los actuales líderes del Kremlin han aprendido no solo aquellas lecciones de entonces sino, sobre todo, la tremenda lección que supuso la otra gran operación estadounidense: la de la disolución de la Unión Soviética.
Ucrania y toda Europa, simples piezas sacrificables lideradas por colaboracionistas
Como esos líderes saben bien (“Nosotros sabemos y ellos saben que sabemos”, decía el presidente Putin), lo que ahora está sucediendo no es más que la concreción de un plan establecido desde hace muchos años, muy anterior al que elaboró hace tres años la Corporación Rand con todo lujo de detalles. Pero, claro está, las elites anglosajonas piensan lograr su objetivo permaneciendo ellas mismas bien seguras en sus confortables palacios allende los mares y sacrificando, de nuevo, a otros.
En primer lugar sacrificando a los desgraciados ucranianos, a los que se los alienta permanentemente con engañosas esperanzas de un triunfo sobre el gigante militar ruso. Pero ni el mismo jefe de Estado Mayor Conjunto de EE.UU., Mark Milley, cree que eso sea posible. La realidad es que, además de las decenas o centenares de miles de ucranianos que han perdido la vida, unos 8 millones ya huyeron (Rusia, con unos 3 millones, es el país que más ha acogido, ¡qué curioso!) y Ucrania acabará destrozada. Las elites occidentales han encontrado el instrumento perfecto para tal sacrificio: la “patriota”, criminal y neonazi camarilla dirigida por el “héroe” Zelenski. Y en segundo lugar, sacrificándonos después a todos nosotros, los europeos, que, según el inefable mister Borrell, vivimos en el mejor de los jardines, rodeados de la jungla. Un jardín, el europeo, que, dada nuestra idiotez y cobardía, está a punto de convertirse en un escenario arrasado por la destrucción atómica
Los presstitutos/as de los grandes medios un día tendrán que responder ante la humanidad
Sí, nos hemos convertido en unos auténticos idiotas, manejados como un dócil rebaño por una manada de perros: los presstitutos y presstitutas -en expresión de Paul Craig Roberts- de nuestros grandes medios, que imparten la doctrina y condicionan a su vez a la multitud de los bienintencionados “entendidos” de los demás medios, los de menor proyección. En realidad estos últimos son auténticos expertos, pero solo en el chato horizonte de lo políticamente correcto. Los grandes medios han sido vendidos como un paquete en el que todos sus profesionales estaban incluidos. Al igual que el reducido número de las poderosas grandes agencias.
Son unos presstitutos/as que se han vendido muy baratos para acosar al rebaño hasta un precipicio que su mediocridad e intereses personales parece que no les permiten ver. Entre las muchas pruebas de ello, son especialmente aleccionadoras las confesiones de Udo Ulfkotte, ex corresponsal del Frankfurter Allgemeine Zeitung, uno de los principales periódicos alemanes, en su libro titulado Periodistas comprados. Pero la historia los juzgarán muy duramente.
Acabo ya refiriéndome al reciente artículo de Paul Craig Roberts titulado “Washington ha resucitado la amenaza del Armagedón nuclear”. Antes cabe recordar que Paul Craig Roberts, presidente del Instituto de Economía Política, fue editor asociado y columnista de The Wall Street Journal y subsecretario del Tesoro para Política Económica durante la Administración Reagan. En dicho artículo realiza un lúcido resumen histórico de los principales acontecimientos que nos han llevado a esta situación límite. Él mismo ha sido uno de los protagonistas de dichos acontecimientos. Acaba así su relato:
“La situación es aún peor de lo que indica el Reloj del Juicio Final de los Científicos Atómicos. La hora correcta es un nanosegundo hasta la medianoche.
Y no hay nadie en Occidente que tenga esto en cuenta. Los ‘expertos’ en política exterior de Estados Unidos son una colección de presstitutas con subvenciones y consultorías militares y de seguridad, y las presstitutas apoyan, en lugar de investigar, las narrativas oficiales. {…] La irrealidad de casi todo esto es increíble. Es difícil creer que la comunidad de política exterior que nos ayudó a superar la Guerra Fría haya sido reemplazada por emociones rusofóbicas incapaces de razonar objetivamente e inconscientes de la peligrosa situación que han creado.
[…] somos una superpotencia que se vuelve peligrosa para nosotros mismos y para el mundo entero por la ausencia total de cualquier conciencia y liderazgo alguno.”
Foto: El canciller alemán Olaf Scholz con un carro de combate Gepard en una visita el pasado 25 de agosto a un centro de entrenamiento militar de Alemania donde los soldados ucranianos reciben formación para utilizar los cañones antiaéreos. Alemania ha dado 30 carros de combate Gepard a Ucrania.
El verdadero motivo detrás de la decisión de Occidente de enviar tanques a Ucrania (Sputnik Mundo, 18.01.2023)