Algunas voces, como la del ministro franquista Utrera Molina, suegro del actual ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón, han pedido que se decrete el “estado de guerra”, se destituya al “presidente-delincuente” de la Generalitat y se envíe al Ejército “para apaciguar Barcelona”. Pero no creo que estos personajes, capaces de tales bravatas, ni aun los verdaderos poderes fácticos españoles, sean el verdadero peligro para la Catalunya que anhela la independencia. Creo que el verdadero peligro para los millones de catalanes que al igual que Ulises, rey de Itaca, anhelan retornar a su patria, son los cantos de las sirenas. Como ya supo ver el Mahatma Gandhi en su lucha por la independencia de la India, cada catalán partidario de la independencia está entablando en realidad una batalla que es, en gran medida, interior.
En el caso de que la Unión Europea cierre las puertas al nuevo Estado… ¿los catalanes serán capaces de resistirse a las seductoras melodías de las sirenas que pretenden convencernos de que la Unión Europea -flamante premio Nobel de la Paz- es el paraíso fuera del cual no hay vida? ¿O de resistirse a los cantos que nos atemorizan con el lúgubre presagio de que un Estado sin ejército es casi un suicidio? ¿Los líderes y portavoces de la sociedad catalana serán capaces de estar a la altura en este momento histórico? ¿Serán conscientes de que, más allá del omnipresente pragmatismo -casi siempre demasiado chato y mediocre-, la dignidad, la verdad y la justicia, son fuerzas que generan unas sorprendentes dinámicas que, más allá de toda previsión racional, pueden conducir a unos insospechados resultados? ¿Serán capaces de ponerse a la vanguardia de una Europa en la que Noruega o Suiza no sean excepciones al margen del euro? ¿Serán capaces de ponerse a la vanguardia de un mundo nuevo en el que estados sin ejército, como el de Costa Rica, no sean una absoluta rareza? ¿O se darán por satisfechos con ser solo la vanguardia del futbol mundial?
En los grandes medios el debate siempre es parcial y tendencioso. ¿Quién nos recuerda que la Unión Europea no es solo la Europa de los pueblos, sino también la de los mercaderes y mercenarios de la financiarización y de la guerra? ¿Quién nos explica que la Unión Europea no es solo la Europa de la democracia, de la información y de la libertad, sino también la Europa criminal que, representada por Bernardino León en el Mediterráneo sur, es responsable de los más graves crímenes: crímenes contra la paz o de terrorismo en Libia o Siria? ¿Quién nos explica que Bernardino León y otra media docena de españoles, entre ellos Juan Luís Cebrián, son convocados anualmente por los grandes financieros como David Rockefeller -“los mercados”, se hacen llamar esos “filántropos”-, para reunirse con el centenar largo de miembros del Club Bilderberg y tomar las decisiones que están condicionando tanto la marcha de Europa hacia el desastre? ¿Quién nos recuerda que son esos grandes financieros los que en realidad están ya controlando una Europa cada vez más “integrada”? Ya casi han logrado los Estados Unidos de Europa que vienen construyendo desde hace muchas décadas.
¿Quién nos explica que el Banco Central europeo es en este momento el instrumento con el que -prestando ingentes cantidades a los bancos a un interés prácticamente nulo, cantidades con las que los bancos a su vez compran los bonos por los que el Estado paga un elevado interés- han conseguido que la mayor partida presupuestaria del Estado español tras la de las pensiones sea ya la del pago de intereses: casi 40.000 millones de euros este año, cantidad que se ha comido ya todos los recortes sociales realizados y que es igual a la de todos los ministerios juntos? ¿Quién nos explica que el “rescate” de Cataluya de 5.370 millones de euros al 5,65% a 10 años le costará 2.000 millones de intereses, que Catalunya se ahorraría si dispusiera de su propio Banco Central capaz de emitir moneda? ¿Tanto problema sería para una Catalunya independiente el encontrar cerradas las puertas de esa Unión Europea que se ha ido convirtiendo en un nuevo mecanismo, en el ámbito europeo, para el mayor y más global saqueo de la historia? Yo creo que es más bien lo contrario: son los mercaderes de la financiarización y los mercenarios de la guerra los que no son dignos de Catalunya. Estos desalmados solo ceden cuando los pueblos aguantan en pié su embestida ¡Ah Itaca… ¿cuál será el día en que podremos, por fin, contemplarte?!