Apreciada Anna:

Seguramente serás una buena Defensora de la Ciudadanía de Palma. Pero, de todos modos, me permito hacerte algunas sugerencias. ¿Quién es el impertinente que osa hacer públicamente tal cosa y por qué motivos se atreve a ello? Supongo que te acordarás de mí: según las primeras páginas de los diarios “progresistas” El País y Público (que citaban un informe de la ONU) soy el principal financiador de las FDLR, guerrilla “genocida” que -según nos dicen- hizo necesaria en el Congo la MONUC, la misión de la ONU con el mayor contingente desplegado jamás. O quizá las amonestaciones públicas que hiciste a finales de 2009 alertando a nuestra sociedad sobre mí y sobre nuestra fundación solo fuesen para ti una tarea rutinaria más en el desempeño de tu cargo de presidenta de la CONGDIB (Coordinadora de ONG de les Illes Balears, en la que, aunque su nombre pueda prestarse a confusión, se habían integrado solo un sector minoritario de las ONG de nuestras islas). Quizá, por tanto, ya te hayas olvidado de este asunto y de tu comunicado.

Nosotros no hemos podido olvidarnos, ciertamente, de todo aquello. Lo que vivimos fue una durísima conspiración que hubiese podido destruir nuestras vidas. Algo que no lograron los conspiradores, gracias sobre todo a que el diario 20minutos publicó los cinco cables de WikiLeaks (que El País guardaba) en los que quedaba desenmascarado el complot urdido contra nosotros por el Departamento de Estado estadounidense, el embajador estadounidense en Madrid, la ONU, el Gobierno de Ruanda, el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero (o al menos el ministro Miguel Ángel Moratinos y parte de su equipo del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación) y los diarios “progresistas” El País y Público. Tenían que destruirnos socialmente a fin de desactivar la querella con la que se había logrado que el juez Fernando Andreu dictase orden de captura contra cuarenta máximos cargos del Gobierno de Ruanda.

El caso es que fuiste la única persona que, frente a tal ataque, te permitiste alertar públicamente sobre nosotros, dando por buena semejante farsa sin que creyeses necesario hacer la menor consulta a la otra parte: yo mismo, el senador Pere Sampol (que también era acusado en el informe de la ONU de conspirar para derrocar al Gobierno del gran criminal Paul Kagame por el solo hecho de haber participado en el Diálogo Intra Ruandés, un encuentro apoyado por unanimidad por el Congreso de los Diputados), el Govern de les Illes Balears o el Fons Mallorquí de Solidaritat y Cooperación (principal financiador del Diálogo Intra Ruandés y de nuestra querella en la Audiencia Nacional, cuya desactivación era el objetivo último de estos conspiradores). Supongo que recuerdas el correo electrónico que te dirigió el director general de Cooperació, al que tituló “Estupefacto”. Por si lo has olvidado, te lo trascribo de nuevo:

“Buenos días, Ana. Te escribo como presidenta de la CONGDIB para manifestarte mi asombro por el comunicado que habéis hecho en relación a las acusaciones de la ONU hacia la Fundació S’Olivar. Cuando todas las instituciones de las islas (Parlament, Consell, Ajuntament de Palma, Fons Mallorquí y Govern) han dado su apoyo unánime a la labor de S’Olivar, vosotros salís con un desmarque, sembrando dudas y pidiendo cosas que ya se han hecho hace semanas: aportar a la ONU todos los documentos justificativos de las ayudas recibidas por S’Olivar. Sabéis muy bien que S’Olivar no realiza proyectos de cooperación en terreno. Las ayudas recibidas desde las instituciones baleares han sido para apoyar la querella y para realizar el Diálogo Intra Ruandés en Palma con participación de hutus y tutsis. Por lo tanto, no tiene sentido realizar ninguna auditoría porque los gastos están clarísimos. Llama la atención la actitud de la CONGDIB en relación a este tema en contraste con el tono radicalmente diferente del manifiesto de la Federació Catalana d’ONG.”

Aclarado el motivo por el que me considero autorizado para hacerte sugerencias, vamos ya a ellas:

  • La primera es que no estés tan segura de tus apreciaciones. Creo que esa será una buena actitud para que no vuelvas a repetir errores semejantes al que cometiste con nosotros. Errores que, en el ejercicio de tu nuevo cargo, podrían dañar a las personas que acudirán a ti o a las que se verán implicadas en los conflictos en los que tengas que arbitrar. Es muy delgada la frontera entre saberse una servidora de la ciudadanía o llegarse a creer que se está en una posición de superioridad (intelectual al menos) sobre los demás. Ten cuidado con los cargos institucionales: son peligrosos para la personalidad, se suelen subir a la cabeza como el alcohol. Algunos se convirtieron incluso en inquisidores.
  • La segunda es que antes de una toma de posición escuches a las dos partes. Cosa que no hiciste en nuestro caso, a pesar de que se suponía que éramos compañeros en el ámbito de la cooperación y la solidaridad. Si hubieses contactado con nosotros te habríamos explicado que jamás recibimos los 50.000€ que, según el informe de los expertos de la ONU, habíamos desviado a la guerrilla “genocida” de las FDLR. Te habríamos explicado que tal informe había sido elaborado por la mafia infiltrada en la ONU al servicio de las grandes multinacionales anglosajonas y de la dictadura ruandesa, bajo la dirección de la agente secreta ruandesa Rakiya Omaar.  Filtraron ilegalmente mis correos y llamadas telefónicas en los que trataba de una posible subvención para una casa en Bukavu para la acogida de jóvenes violadas. Pero ocultaron que, en los últimos correos, el Govern nos denegaba tal subvención por falta de fondos. O sea que financiamos a los genocidas con 50.000€ que nunca recibimos.
  • La tercera es que tengas el cuidado de asesorarte con las personas adecuadas. Somos muchos los que creemos que aunque fuiste tú la que tuviste que dar la cara, un comunicado como el que firmaste solo fue posible porque hubo algunas ONG que siempre nos vieron como competidores, nunca como compañeros.
  • Y la cuarta es que, como exigencia de la más elemental justicia, el día en que te des cuenta de que te has equivocado (algo que sin duda todos hacemos), rectifiques de un modo tan público como público haya sido tu error. Cosa que tampoco hiciste nunca en nuestro caso.

Reconozco que las siglas “ONU” imponen respeto por sí mismas. Pero, en un mundo como el nuestro, la persona que desempeñe una función como la que tú vas a desempeñar debería  dedicar mucho menos tiempo del que suelen dedicar nuestros hombres y mujeres públicos a informarse en los medios convencionales y mucho más a buscar la verdad en fuentes fidedignas de información. Fuentes que suelen estar ninguneadas en un mundo de tantos convencionalismos como es el nuestro, un mundo de tantos consensos mediáticos perversos (consensos que analizan a fondo mentes brillantes como la de Noam Chomsky, David Edwards o David Cromwell). Son fuentes que suelen ser silenciadas incluso de modo expeditivo e indecente, por no calificarlo directamente de violento. ¿Acaso no ha sido así con Chelsea Manning, Julian Assange o Edward Snowden? ¿Acaso no fue eso mismo lo que intentaron hacer con nosotros?

En aquellos días acompañé al senador Pere Sampol a un encuentro con el juez Fernando Andreu. En él el magistrado nos comentó que nunca tiene en cuenta los informes de la ONU porque siempre son informes de parte. Su lucidez es la de alguien que hace ese esfuerzo del que te hablo para informarse en fuentes veraces de información y no en tanto diario convencional (ya sea conservador o “progresista”). A mi entender, nuestros nuevos hombres públicos no dedican el necesario tiempo a informarse adecuadamente en este mundo tan globalizado, en el que todo lo global repercute de modo decisivo en lo local y en el que los grandes medios han traicionado su vocación informativa original. Esa falta de información significa, por desgracia, falta de formación, de fundamentos, de raíces. Dices que amas profundamente Mallorca. Te sugiero, para acabar, que recuerdes todo esto cada vez que cantes nuestro himno, La Balanguera: “la soca més s’enfila com més endins pot arrelar”.

VER POWER POINT:

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