Hace tres días conocíamos la nueva redada realizada por Paul Kagame en la que fueron detenidos diversos oponentes y periodistas, varios de ellos colaboradores cercanos de Victoire. Y a las 4 de la madrugada de hoy domingo también ha sido detenida Regine Kadoyimana, muy cercana a Victoire y sin cuya ayuda no sabemos cómo habría podido sobrevivir durante los años de su encarcelamiento. Paul Kagame ha cerrado el círculo. Probablemente el siguiente paso será la detención de Victoire.

Tras la reciente petición unánime del Parlamento Europeo a favor de la liberación inmediata de Paul Rusesabagina, el atronador silencio de las élites que nadie ha elegido pero en realidad deciden prácticamente todo en Occidente, y en la Unión Europea en particular, parece que envalentona más aún a este ser tan extraño. Vista la absoluta y permanente impunidad de la que goza gracias a dichas élites, no es extraño que considere que no hay límite alguno a su enfermizo y criminal afán de dominación y (de lo que él considera) venganza.

Conozco desde hace muchos años la fe, generosidad y coraje de Victoire. Pero lo que últimamente más me impresiona es el hecho de que en torno suyo se haya constituido un colectivo de seres excepcionales dispuestos a dar consciente y voluntariamente su vida por el pueblo de Ruanda. Ella ya lo había dicho: “El proyecto que he puesto en marcha en el interior de Ruanda es imparable”.

Al despertarme hoy, una pregunta se adueñaba de mi mente y mi corazón: ¿Quién es esta asistente personal de Victoire, Joyeuse Utuje, que, a pesar del asesinato de su anterior asistente, Anselme Mutuyimana, ha sido capaz de tomar el relevo? ¿Quiénes son estas personas que, tras el asesinato de tantos colaboradores suyos, han sido capaces de tomar el relevo junto a ella en semejante proyecto? Unas horas más tarde conocía el arresto de Regine Kadoyimana. Ahora mis interrogantes ya tienen que ver directamente con Victoire. Este escrito es una llamada de alerta sobre la suerte de Victoire, una llamada para todos aquellos que la aman y admiran.