Después de la madre, lo que más consideramos en el mundo es seguramente su lengua. La lengua materna. En mi caso es del todo cierto. Aunque debería matizar: más que su lengua, lo que nos acompaña toda la vida es su lenguaje. El lenguaje abarca alguna cosa más intensa y profunda, más emotiva, que solamente la lengua específica. En general, aunque debería decir en particular, cuando mi madre hablaba lo hacía acompañada de la risa. No es que hablara mucho, pero lo hacía siempre de buena gana. Reía más que charlaba. Es cierto que la lengua es el elemento principal del lenguaje, pero en mi madre, en nuestra familia, y en mi pueblo y en la sociedad que lo conformaba, había muchos otros elementos que formaban parte del lenguaje. Los gestos, las muecas, los tics y otros movimientos faciales formaban parte importante de todo este medio esencial de la comunicación popular e incluso aristocrática. Mi madre tenía una singularidad especial para comunicarse. La que yo heredé de ella para ir por el mundo.

He leído que en la India hay 1.200 lenguas y dialectos, todas y todos en activo. Incluso, yo diría que en el mundo hay siete mil millones y medio de lenguajes diferentes, tantos como hombres y mujeres en su conjunto. Pues bien, todos estos lenguajes son legítimos, y unos cuantos de ellos son oficiales. El de mi madre, el catalán, lo es. Pero siempre ha sido perseguido y amenazado de exterminación, y hoy más que nunca. Ahora, mi madre estaría en peligro. Según en qué circunstancias no podría hacer uso de su lenguaje. No la dejarían hablar. Ni reír. Que recuerde, ella nunca habló ninguna palabra en castellano. Quizás sea esta la razón de que a mí me cueste tanto hablarlo. Mucho más si me obligan a hacerlo, como cuando hice la mili y tuve que hablar a la fuerza. Se me fueron las risas y, aún ahora, con las consignas y los avisos que emanan del Gobierno central y el autonómico, puesto que nada ha cambiado, tengo más ganas de llorar que de reír. Madre, madrecita mía, no se preocupe: quizá España nos hará cambiar de lengua, pero no de lenguaje materno.

Fuente: Última Hora