Mientras la Asamblea General de Naciones Unidas celebra su sesión de otoño, Popular Resistance se encuentra en la ciudad de Nueva York para la Movilización Popular para Detener la Máquina de Guerra de Estados Unidos y Salvar el Planeta. Los temas de la movilización son la conexión entre el militarismo y el cambio climático, y la concienciación de que Estados Unidos viola regularmente las leyes internacionales, incluida la Carta de Naciones Unidas. Estas leyes están diseñadas para facilitar las relaciones pacíficas entre los países y prevenir los abusos de los derechos humanos. Es hora de que Estados Unidos rinda cuentas.
La Movilización Popular surgió del Colectivo de Protección de la Embajada después de que el gobierno de Estados Unidos allanara la Embajada venezolana en Washington DC el pasado mes de mayo en flagrante violación de la Convención de Viena por organizar un golpe de estado fallido, y arrestara a los Protectores de la Embajada a pesar de que se encontraban en la embajada con el permiso del gobierno electo de Venezuela. Esto fue una escalada de los esfuerzos de cambio de régimen de Estados Unidos. El golpe fracasó en Venezuela, pero Estados Unidos reconoció al líder del golpe y comenzó a cederle los recursos de Venezuela de todos modos. Los miembros del Colectivo buscaron llevar el mensaje de que es peligroso para el mundo y una amenaza para el futuro de todos nosotros si Estados Unidos continua en su camino sin ley.
Participamos en la huelga climática del viernes, donde nuestros mensajes sobre el impacto del militarismo estadounidense en el clima fueron bien recibidos. El domingo tuvimos un mitin en Herald Square y el lunes tuvimos un evento público: «Un camino hacia la paz internacional: Haciendo realidad la visión de la Carta de Naciones Unidas». Necesitamos construir un movimiento popular internacional que complemente la labor que el Movimiento de los Países No Alineados y otros están realizando para reunir a los países que se dedican a defender el derecho internacional y adoptar medidas conjuntas para hacer frente a las crisis mundiales.
Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos son una gran amenaza para nuestro futuro
Hace unas semanas ya escribimos sobre las conexiones entre el militarismo y la crisis climática en nuestro boletín informativo y ahora no profundizaremos demasiado en detalles. El ejército estadounidense es el mayor usuario de combustibles fósiles y creador de gases de efecto invernadero del planeta.
También deja a su paso la contaminación tóxica quemando pozos de petróleo, y armas como el uranio empobrecido (UD). El uso de uranio empobrecido viola el derecho internacional, incluida la Convención sobre las Armas Biológicas. Como se describe en el artículo de David Swanson sobre un nuevo estudio, que documenta el horrible impacto del uranio empobrecido en los recién nacidos en Irak:
«…cada ronda de municiones de uranio empobrecido deja un residuo de polvo de uranio empobrecido en todo lo que impacta, contaminando el área circundante con desechos tóxicos que tienen una vida media de 4.500 millones de años, la edad de nuestro sistema solar, y convierte cada campo de batalla y campo de tiro en un sitio de desechos tóxicos que envenena a todo el mundo en dichas áreas».
El ejército estadounidense envenena el aire, la tierra y el agua también en el propio país. Pat Elder, junto con World Beyond War, ha estado escribiendo, hablando y organizando para crear conciencia sobre el uso de sustancias perfluoroalquilas y polifluoradas (PFAS) por parte de los militares en todo Estados Unidos y los efectos mortales que tiene. Elder afirma que los militares afirman tener «inmunidad soberana» frente a las leyes ambientales. En otras palabras, el ejército estadounidense puede envenenar a quien quiera y donde quiera sin riesgo de consecuencias legales.
A pesar de lo atemorizante que es la crisis climática y un ambiente tóxico, otra amenaza existencial es una guerra nuclear. El ejército estadounidense está mejorando sus armas nucleares y por tanto las puede usar. La Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos es el “Gran Conflicto de Poder”, y el nuevo asesor de Seguridad Nacional de Trump, en lugar de John Bolton, Robert C. O’Brien, aboga por un mayor gasto militar, un ejército más grande y el mantenimiento de la dominación global de Estados Unidos. Estas son señales de peligro. ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar el ejército estadounidense a medida que el imperio estadounidense se aferra a su decreciente influencia en el mundo?
En «Irán, Hong Kong y la desesperación de un imperio estadounidense en declive», Rainer Shea escribe: «Hay un término que los historiadores utilizan para esta fase reactiva por la que pasan los imperios durante sus últimos años: el micromilitarismo».
Alfred McCoy define el micromilitarismo como «desventuras militares insensatas… [que] implican esfuerzos psicológicamente compensatorios para salvar el aguijón de la retirada o la derrota ocupando nuevos territorios, aunque sea de forma breve y catastrófica».
El micromilitarismo se manifiesta en Venezuela, donde Estados Unidos lleva dos décadas intentando derrocar el Proceso Bolivariano sin éxito. Se muestra en el antagonismo de Estados Unidos con Irán, un país que nunca ha atacado a Estados Unidos y que mantuvo su compromiso del Plan de Acción Global Conjunto. Cuando Estados Unidos pidió a los países que se unieran a su escalada de presencia militar en el Estrecho de Hormuz, los aliados europeos no mostraron mucho entusiasmo. Y cuando Estados Unidos intentó culpar a Irán por el ataque a las refinerías de petróleo saudíes, incluso Japón se negó a seguir adelante. Ahora, Irán está participando en INSTEX, un mecanismo de comercio que elude a las instituciones controladas por Estados Unidos.
El micromilitarismo se manifiesta en los intentos fallidos de Estados Unidos de enfrentarse a China. Con KJ Noh, escribimos una carta abierta al Congreso, explicando por qué la Ley de Derechos Humanos de Hong Kong debe ser derogada, ya que enredará aún más a Estados Unidos con Hong Kong y China continental, proporcionando una base para la campaña de cambio de régimen de Estados Unidos allí. Mientras China celebra 70 años como la República Popular China, que puso fin a más de un siglo de explotación por parte de los imperialistas, se encuentra en una posición muy fuerte e indica que no tiene ningún interés en ceder a la presión de Estados Unidos. En lugar de esto, China está construyendo sus relaciones militares y globales para rivalizar con la hegemonía estadounidense.
Haciendo responsable a Estados Unidos
El micromilitarismo es un síntoma del debilitado imperio estadounidense. Estamos en un período en el que el ejército y el gobierno de Estados Unidos se comportan de manera irracional, consumiendo recursos estadounidenses para guerras y conflictos que no se pueden ganar en lugar de utilizarlos para satisfacer las necesidades básicas de la gente y la protección del planeta. Estados Unidos está violando flagrantemente las leyes internacionales que hacen que el cambio de régimen, las medidas coercitivas unilaterales (también conocidas como sanciones) y la agresión militar sean ilegales.
Estados Unidos está llevando a cabo terrorismo económico contra decenas de países a través de medidas coercitivas unilaterales ilegales (sanciones). En el caso de Cuba, el bloqueo económico se remonta a casi seis décadas desde que la nación derrocó a un régimen respaldado por Estados Unidos. El bloqueo de Estados Unidos le costó a Cuba 4.300 millones de dólares en 2019, y cerca de un billón de dólares en las últimas seis décadas, teniendo en cuenta la depreciación del dólar. En Irán, las sanciones han existido desde su independencia de la dictadura estadounidense del Sha de Irán en 1979, y en Zimbabwe las sanciones se remontan a la reforma agraria que tuvo lugar a principios de este siglo. Estados Unidos está llevando a cabo campañas de cambio de régimen en varios países, entre ellos Venezuela, Nicaragua, Irán y ahora Bolivia.
Estados Unidos también está abusando de su poder como país anfitrión de Naciones Unidas al ordenar a los diplomáticos que abandonen el país por razones espurias y al restringir los viajes de los diplomáticos de los países a los que Estados Unidos apuntan. Esta semana, Estados Unidos ordenó a dos diplomáticos cubanos que abandonaran Estados Unidos. La razón era vaga, es decir, sus «intentos de llevar a cabo operaciones de influencia contra Estados Unidos». Esta frase indefinida podría significar casi cualquier cosa y pone en riesgo a todos los diplomáticos si hablan en Estados Unidos fuera de la ONU. Esperamos que esta sea una de las razones por las que los representantes diplomáticos de algunos de los países que planeaban participar en el evento del lunes por la noche se mantuvieron al margen.
El ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, fue el primer ministro de Relaciones Exteriores en ser sancionado mientras se encontraba en Estados Unidos por asuntos oficiales. Arreaza fue sancionado el 25 de abril, justo después de hablar ante la Asamblea General de Naciones Unidas como representante del Movimiento de Países No Alineados, denunciando los intentos de Estados Unidos de retirar de la ONU a los representantes de la nación soberana de Venezuela.
El 30 de julio, Estados Unidos impuso sanciones al ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Javad Zarif, diciendo que era un objetivo porque es un «facilitador clave de las políticas del ayatolá Jamenei». ¿Significa eso que el ministro de Asuntos Exteriores fue castigado por representar a Irán? Cuando Zarif llegó a la ONU para asuntos oficiales el 14 de julio, Estados Unidos tomó la inusual medida de restringir severamente sus viajes, limitándolo a viajar entre las Naciones Unidas, la misión iraní de la ONU, la residencia del embajador iraní de la ONU y el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy de Nueva York. Tradicionalmente, a los funcionarios diplomáticos se les permitía un radio de 25 millas alrededor de Columbus Circle. Estados Unidos dijo que Zarif «es un portavoz de una autocracia que suprime la libertad de expresión» y suprimió su libertad de expresión en respuesta.
A medida que Estados Unidos se vuelve más descarado y ridículo en sus intentos por mantener el control, está llevando a otros países a alejarse de Estados Unidos y organizarse en contra de él. Cada vez hay más peticiones para que las Naciones Unidas consideren la posibilidad de salir de Estados Unidos y reestablecerse en un lugar donde Estados Unidos no pueda sancionar a la gente por sus propios propósitos políticos. Quizás exista la necesidad de una nueva institución internacional que no permita la dominación de Estados Unidos.
La gente se une por la paz, la seguridad y el desarrollo sostenible
Las acciones de Estados Unidos apuntan a la necesidad de que los activistas por la paz y la justicia construyan una red internacional para exigir el mantenimiento del estado de derecho. Popular Resistance y sus aliados están contribuyendo a la formación de esa estructura de solidaridad transnacional a través del nuevo Llamamiento Mundial por la Paz.
Este mes de julio, delegaciones de 120 países del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) se unieron para oponerse a la política de Estados Unidos contra Venezuela y exigir el fin de las sanciones como parte de la Declaración de Caracas. El MNOAL fue fundado en 1961 y el secretario general de la ONU describió la importancia del movimiento destacando que «dos tercios de los miembros de Naciones Unidas y el 55% de la población mundial» están representados por él, lo que lo convierte en el segundo organismo multinacional más grande del mundo después de la ONU.
Del 29 de agosto al 6 de septiembre, 38 países y cientos de empresas extranjeras y locales participaron en la 61ª Feria Internacional de Damasco, a pesar de la amenaza de sanciones económicas de Estados Unidos contra las empresas y los países que participaron. La Feria Internacional de Damasco es considerada la ventana de la economía siria al mundo, reiniciada en 2017 tras un paréntesis de 5 años debido a la guerra contra Siria. A pesar del bombardeo de la Feria por parte de la OTAN en 2017, la gente siguió asistiendo y la Feria ha continuado.
Los países también están trabajando para encontrar formas de evitar la guerra económica de Estados Unidos al no utilizar el dólar estadounidense o la industria financiera de Estados Unidos para llevar a cabo el comercio. China está desafiando a Estados Unidos invirtiendo 400.000 millones de dólares en la industria del petróleo y gas de Irán durante 25 años y ha añadido 3.000 millones de dólares a la inversión en petróleo venezolano en 2019. Rusia también se ha aliado con Venezuela suministrando equipo militar, y llevando buques de la Armada a Venezuela, así como personal. Francia ha pedido a la UE que restablezca su relación con Rusia, y Alemania y Rusia están empezando a trabajar juntas para preservar el acuerdo nuclear con Irán.
El Llamamiento Mundial por la Paz une a los pueblos para exigir a nuestros gobiernos en sus interacciones con todas las naciones -en aras de la paz mundial, la seguridad internacional y la coexistencia pacífica- que respeten los principios de la Carta de las Naciones Unidas y que sigan y defiendan el derecho internacional. El Llamamiento Mundial insta a la gente a unirse inmediatamente a esta iniciativa y ayudar a reorientar el mundo hacia una era de estabilidad y cooperación mundial.
Buscamos construir un movimiento transnacional de varios niveles. Las personas y organizaciones de la sociedad civil que representan a diferentes sectores, por ejemplo, trabajadores, académicos, médicos, abogados, ingenieros, así como los representantes de los gobiernos afectados por las violaciones del derecho internacional por parte de Estados Unidos, deben unirse. Las semillas de dicha red han sido plantadas y están germinando. Si esta red transnacional se desarrolla y el estado de derecho se fortalece internacionalmente, podremos alcanzar los objetivos de paz, sostenibilidad económica y derechos humanos, y mitigar los impactos de un imperio moribundo desmandado.
Fuente: Popular Resistance