De muy joven, yo tenia dos inquietudes que vivía con mucha intensidad. Por una parte el sufrimiento de los mas pobres junto a una gran rebelión interna contra la injusticia y por otra la certeza espiritual de que la realidad es mucho más de lo que vemos. La certeza de que esta vida es un tiempo de gracia, un don, para aprender, para crecer en sabiduría y conocimiento, para ejercer un trabajo comunitario, para ayudar a los más necesitados. Estas certezas tan elementales no necesitan nada que les fundamente, sino que por el contrario ellas mismas son el fundamento de todo lo demás y, paradójicamente no puedes demostrarlas.

Con el paso de los años, también se ha afirmado en mí otra certeza, la de que las cosas más importantes no pueden reducirse a la pura eficacia. Son cosas que debes hacer y de las que quizá no verás jamás los resultados. Esta certeza ha sido muy importante en mi vida, y concretamente en este conflicto de la Región de los Grandes Lagos de África. Si inicias las cosas esperando resultados, te puedes desanimar. Porque ¿quién es capaz de modificar la gran política internacional para la región de los Grandes Lagos, por ejemplo? Como es un imposible o una locura, nadie comienza nada y las cosas siguen como están, es un circulo vicioso. Hasta que de repente se produce un clic interior y dices: “Ah, lo importante no es la eficacia, sino la fidelidad”. Puedes formulártela como quieras pero es una experiencia que veo reiteradamente en personajes como Gandhi, Francisco de Asís, o como el padre Roy Bourgeois, al que estuve visitando hace dos años y que esta intentado, y casi lo consigue, cerrar la Escuela de Las Américas en Estados Unidos, donde se han formado los genocidas latinoamericanos…seguir leyendo

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