En la guerra generalizada que se avecina en la región del África de los Grandes Lagos, Burundi parece ser el próximo objetivo de la agresión de la Ruanda de Paul Kagame, potencia conquistadora impuesta de facto en la región.
El mes de enero de 2025 pasará a los anales de la historia como el momento en que las tropas del dictador ruandés Paul Kagame, con sus auxiliares y títeres del M23, habrán tomado la ciudad de Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte en la República Democrática del Congo (RDC), una ciudad de más de un millón de habitantes rodeada por más de un millón de desplazados internos congoleños expulsados de sus tierras por los mismos agresores desde 2021. Este control de Goma y sobre todo de su aeropuerto internacional marca la conquista y anexión por Paul Kagame de Kivu del Norte, una provincia 3 veces más grande que Ruanda, que también conquistó en 1994 a Uganda.
La situación a principios de febrero de 2025
Como anunció el traidor Corneille Nangaa del AFC/M23, el grupo títere de Paul Kagame que acaba de conquistar la ciudad de Goma, los invasores van a proseguir sus conquistas por Kivu del Sur, con el objetivo de alcanzar la ciudad de Bukavu y luego Kinshasa. Con estas amenazas, Corneille se limitó a repetir la declaración de sus jefes, entre ellos el criminal Vincent Karega, embajador itinerante de Kagame. Como recordatorio, Corneille Nangaa es un congoleño, antiguo presidente de la Comisión Electoral Nacional, que, por frustración y ambición desmedida, se vendió al M23 de Paul Kagame.
Por otra parte, se anunció por sorpresa la celebración de una cumbre CAO-SADC en Dar es-Salam. El lunes 3 de febrero, Kenia, que ostenta actualmente la presidencia de la Comunidad de África Oriental (CAO), anunció la celebración de una cumbre conjunta con la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC) el viernes 7 y el sábado 8 de febrero de 2025 en Dar es-Salam (Tanzania). También se anuncia que participarán los presidentes ruandés y congoleño, Paul Kagame y Félix Tshisekedi.
Sin prejuzgar la oportunidad de esta cumbre extraordinaria, que reunirá a 2 organizaciones subregionales que están en profundo desacuerdo, nadie se atreve a pronosticar ningún éxito o avance en la resolución de este conflicto.
Por un lado, la Comunidad de África Oriental, que apoya a Ruanda y su M23 y pide un diálogo directo entre el gobierno congoleño y el M23; por otro, la SADC, Comunidad de Desarrollo de África Austral, que comprende la situación en el Congo y exige la retirada de las tropas ruandesas de la RDC.
¿Una cumbre de esperanza o una cumbre de peligro?
Algunos observadores bien informados comparan esta cumbre con la que se celebró en abril de 1994 en la misma ciudad de Dar es-Salam, a la que fueron invitados los jefes de Estado hutus de Ruanda y Burundi, que nunca regresaron, tras haber sido asesinados por el mismo Paul Kagame en el avión que los llevaba de vuelta de la capital. Por ello, estos analistas de seguridad recomiendan a los presidentes Evariste Ndayishimiye y Félix Tshisekedi que velen por su seguridad física.
La última maniobra mediática en esta guerra de conquista es el anuncio de un alto el fuego unilateral por parte del M23/RDF, pero esto no es más que un señuelo y una distracción, porque los combates continúan en Kalehe, en el Kivu del Sur, y en la ruta que siguen para capturar la ciudad de Bukavu.
El miércoles 5 de febrero, las tropas ruandesas tomaron la ciudad de Nyabibwe, a 70 km al norte de Bukavu, capital de la provincia del Kivu del Sur.
Evolución y consecuencias previsibles
Todo apunta a que, tras la conquista por Ruanda de las provincias de Kivu del Norte y Kivu del Sur, Paul Kagame, a través de sus títeres y partidarios del M23, se encuentra en su fase final, a saber, la balcanización de la RDC, que se formalizará con la proclamación de una «Entidad Autónoma del Kivu». Este proceso está en marcha tras el nombramiento de un gobernador del Kivu Norte y de un gobierno en Goma el 6 de febrero de 2025. Como mínimo, otra alternativa sería que la RDC, militarmente derrotada, firmara un tratado en los términos de Paul Kagame, a la espera de la toma de Kinshasa. Por tanto, la guerra se extenderá.
Entonces Paul Kagame y su camarilla de tutsis de la región (de Ruanda, Burundi, la RDC, Tanzania y los himas ugandeses…), a los que instrumentaliza, proseguirán su conquista de la región, empezando por Burundi. Veamos por qué y cómo.
Burundi, el objetivo más perseguido y vulnerable
Burundi es el niño abandonado de la comunidad internacional en la región. Aunque es uno de los pocos países que ha establecido un régimen verdaderamente democrático en el sentido occidental de la palabra, es el más sancionado por la comunidad internacional por no ser democrático y por violar los derechos humanos, mientras que su vecino del norte incluso ha desterrado estas nociones de su lenguaje y costumbres, pero sigue impune.
Además, Burundi está sumido en una profunda crisis económica, todo ello inventado y avivado para aumentar el descontento interno de la población y debilitar al Estado hasta el punto de que sea incapaz de defender a su población y la integridad de su territorio en caso de necesidad. Para lograrlo, las instituciones de Bretton Woods (FMI, Banco Mundial) están al timón, imponiendo medidas tan oscuras como asesinas, como ajustes estructurales, devaluación permanente de la moneda nacional, negativa a conceder préstamos, exigencias de pago de préstamos anteriores antes de su vencimiento, etc.
Graves amenazas y causas
Burundi tiene las mismas estructuras sociales (composición étnica de la población, misma lengua, etc.) que Ruanda, pero sus sistemas políticos son diametralmente opuestos (democracia plena en Burundi, dictadura feroz en Ruanda donde la oposición no existe y cualquier voz discrepante es sofocada), por lo que puede ser fácilmente desestabilizado empujando a la población a las calles y a los opositores políticos a convertirse en traidores, crear o unirse a grupos armados, a diferencia de Ruanda bajo el dictador Kagame. Como podemos ver en este momento, la oposición interna de Burundi está dispuesta a todo, incluso a traicionar al país y a su pueblo para derrocar al régimen actual, a pesar de que dispone de todos los medios democráticos (elecciones, etc.) para garantizar un relevo en el poder.
También está la duplicidad de la Uganda de Yoweri Museveni, que lleva 40 años en el poder gracias a una rebelión a la que perteneció Paul Kagame; y sobre todo está su hijo y delfín, el general Muhoozi Kainerugaba, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas ugandesas. Este heredero del trono ugandés parece ser un «niño mimado» e imprevisible en sus declaraciones.
De hecho, no para de decir que, como Paul Kagame es su tío y, por tanto, miembro de su familia, uno como tutsi y el otro como hima, ambos «abacwezis», tendrán que gobernar sobre los demás pueblos de la región, es decir, los bantúes de Uganda, Ruanda, Burundi, el este de la RDC y el oeste de Tanzania.
Y para lanzar la desestabilización y la conquista de Burundi por Paul Kagame y sus fanáticos de la región, la ocasión y el pretexto son muy favorables en este 2025. En efecto, las próximas elecciones democráticas justas e inclusivas, como debe ser, previstas y en preparación en Burundi, podrían dar a los incursores la oportunidad de lanzar sus acciones según su diabólico plan.
El presidente de la República de Burundi, Evariste Ndayishimiye, es muy consciente de ello y está empezando a advertir a la población y a llamar a la opinión internacional como testigo.
Puntos fuertes y débiles de Burundi
Ante esta amenaza inminente y existencial para el Burundi democrático, todos los observadores deberían conocer los puntos fuertes y débiles de esta nueva y próxima víctima del conquistador Paul Kagame, con el fin de evaluar si Burundi podría resistir o derrumbarse.
El hecho de que Burundi esté bajo un régimen democrático puede ser una ventaja, pero también y sobre todo una debilidad en tiempos de guerra. El gobierno en el poder (el ejecutivo) no puede permitirse hacer todo sin rendir cuentas ni recibir la aprobación de las otras instituciones de poder: el legislativo y el judicial. En una dictadura, el dictador puede incluso decidir hacer la guerra, utilizar el ejército «nacional» como su milicia privada y ni siquiera informar a las familias de la suerte de sus hijos muertos en combate, como en el caso del ejército de Paul Kagame en la RDC.
El pueblo de Burundi ha sufrido al menos tres genocidios en menos de medio siglo (en 1972 bajo Michel Micombero y Arthémon Simbananiye, en 1988 el genocidio de Ntega-Marangara bajo Pierre Buyoya I, y en 1993-2000 tras el asesinato del presidente Melchior Ndadaye bajo Pierre Buyoya II).
Como resultado de esta desafortunada experiencia, Burundi está muy atento y no podría verse arrastrado a otro genocidio, aunque lo impulsara un genocida y aprovechado como Paul Kagame.
La otra ventaja significativa que tiene Burundi, el próximo objetivo de la conquista de Paul Kagame, es que dispone de un ejército verdaderamente nacional que no es monoétnico, ya que cada comunidad o grupo étnico está reconocido en proporción a su porcentaje de la población total del país: los hutus no más del 60%, los tutsis no más del 40%, los twas al menos el 1%. Ese ejército nacional lucharía para defender a la población y la integridad territorial, y estaría mejor motivado que el ejército monoétnico de Paul Kagame, que, aunque dispone de una plétora de efectivos (más de 120.000 hombres mandados por más de 150 generales en activo), casi todos ellos tutsis y que por tanto no defienden ni a los hutus ni a los twas que constituyen más del 85% de la población, sólo puede permanecer desconectado del pueblo ruandés, sean cuales sean las conquistas que realice fuera de Ruanda.
En esta guerra generalizada que se está lanzando en la región del África de los Grandes Lagos y que, tras la conquista de Kivu del Norte y del Sur, se encuentra actualmente en su fase final, Burundi será el próximo objetivo inmediato. Sin medios materiales (armas y municiones), ni personales (combatientes o instructores), ni mucho menos financieros -la savia de la guerra-, ¡lo único que podemos ofrecer a Burundi son ideas y apoyo moral!
Así pues, proponemos algunas medidas preventivas posibles.
Hay que empezar a dar la alarma desde ahora, para que el día D nadie pueda alegar que le ha sorprendido. Esto parece haber comenzado. Pero en el frente interno, hay que sensibilizar y movilizar a la población sobre la cuestión más importante, a saber, la defensa de la patria amenazada; apoyando indefectiblemente a su Fuerza de Defensa Nacional (FDNB) y considerando que las campañas políticas y electorales en curso son secundarias e incluso una distracción.
En resumen, la unidad nacional debe ser más que nunca un leitmotiv y una forma de vida, especialmente para todos los políticos burundeses.
Por último, aunque esperamos que el gobierno, el pueblo y las fuerzas armadas de Burundi ya estén pensando y preparando respuestas y contraataques cuando llegue el momento, también nos gustaría sugerir que se contacte con las víctimas de la aventura de conquista de Paul Kagame que ya han sido sacrificadas, como la RDC, a la que ya se le está amputando su parte oriental. Pero también deberíamos acercarnos a otras futuras víctimas, como Tanzania, cuya parte occidental será el próximo objetivo, para compartir experiencias o medios y métodos de supervivencia.
Recemos por Burundi. Y que Dios proteja a Burundi y a los verdaderos bashingantahes.
Fuente: Echos d’Afrique
Foto: Rebeldes del M23 en Goma, al este de la República Democrática del Congo, el 1 de febrero de 2025. (Tony Karumba – AFP)
RDC: Bukavu en alerta, entre el miedo y el éxodo ante la amenaza del M23 (africanews, 11.02.2025)