Pero Rusia tampoco será doblegada esta vez, en todo caso también nosotros seremos víctimas en el Gran Holocausto

En la primera parte de este artículo, así como en artículos anteriores, aparecían diversas cuestiones y temáticas que es necesario clarificar y desarrollar. Una de ellas es la tratada en un perturbador artículo de Philip Kraske titulado “La guerra de Ucrania terminará con una explosión. Pronto”: la decapitación de la Federación Rusa mediante un ataque nuclear “preventivo” instantáneo sobre Moscú.

Aunque Moscú fuese arrasada, los sistemas nucleares rusos de respuesta automática también arrasarían decenas de países en los que hay bases militares enemigas como las de Rota y Morón

Si esto llegase a ocurrir, nuestro “progresista” presidente, Pedro Sánchez (liderando una sociedad española hechizada y sin reacción alguna frente los delirios suicidas de “nuestro” Imperio Anglo-occidental de la Mentira), tendría el gran “honor” de haber logrado (gracias a su “admirable” servilismo) la hecatombe de España. ¿No eran los separatistas los que querían romper la España una, grande y libre, fundamentada sobre una “admirable” Constitución y bla bla bla? Si estos líderes, a los que tanto parece importarles España, están dispuestos a asumir un riesgo tan alto en una cuestión tan grave como es la de su misma destrucción total… solo parece caber una explicación: se trataría de grandes estadistas, más aún, de héroes legendarios, dispuestos a sacrificar a España en aras de los valores más sagrados posibles.

Pero creo que la realidad es mucho más indecente y sórdida: se trata de unas personas que, una vez más en la historia, han contraído el terrible síndrome de la ceguera del poder (“la locura de los antiguos emperadores” decía Michael Ende); unas personas condicionadas de tal manera por el afán de poder y por sus propios intereses personales, que incluso llegan a perder el sentido de realidad. Y lo que ahora están llevando a cabo no es ni mucho menos una heroica gesta histórica, sino tan solo una penosa manera de arriesgar, y quizá sacrificar, a España: llevarnos a una guerra de agresión no solo inútil sino sobre todo injusta y cruel, a una nueva guerra o crimen contra la paz desatada por “nuestras” elites con el único objetivo de provocar la intervención de Rusia en Ucrania. ¿Qué les pasa a estas gentes, sobre todo a esas elites que mueven los hilos?, cabe preguntarse. Es lo que haré al final de este artículo.

Ocultando la debacle y la carnicería en Ucrania

Pero todos estos comportamientos insanos y enfermizos no son exclusivos de los líderes políticos. Es evidente que son también muy habituales en otros ámbitos, como el de la información. Las responsabilidades de los creadores de opinión son gravísimas. Es por lo que no me sorprende, por ejemplo, la dureza de los calificativos de Craig Roberts: “presstitutas”. Es increíble que mientras Ucrania está entrando ya en colapso, estos presstitutos sigan ocultando o distorsionando tal realidad.

O que, como mínimo, sigan pontificando sobre los problemas de Rusia, y hasta sobre su derrota, sin haber hecho los deberes. Parece que enterraron rápidamente su escandalosa complicidad en el gran crimen contra la paz que fue la invasión de Irak. Ninguno de los grandes medios anglo-occidentales han pedido perdón por sus grandes mentiras que hicieron posible el gran crimen de Irak (redundancia intencionada). Ahora su responsabilidad en la creciente carnicería de ucranianos volverá a ser enorme. Por no hablar de la que tendrán si efectivamente llegase el Armagedón nuclear.

Sin hablar tampoco de la responsabilidad de aquellos que son considerados por nuestras confusas y perdidas sociedades como los referentes académicos e intelectuales. O de la responsabilidad de los considerados maestros y guías espirituales. Me resulta cada vez más incomprensible que quienes nos enseñan que la compasión es, como mínimo, la otra cara de la meditación, no dediquen ningún tiempo ni esfuerzo significativo a comprender por qué y cómo los pueblos y naciones son arrasadas y por qué y cómo estamos llegando a una Tercera Guerra Mundial que podría acabar con todo lo que las grandes religiones y espiritualidades de la historia siempre han considerado como realidades sagradas e incluso con la misma humanidad.

Por ahora, a quienes, sin racionalizaciones ni autojustificaciones cobardes, denunciamos que la realidad es absolutamente opuesta a la “informativa” nos toca pasar por gente marginal. Incluso por una especie de pretendidos visionarios delirantes y otras cosas por el estilo. Pero ¿es acaso excesivo y exagerado afirmar que estamos ya en la Tercera Guerra Mundial? ¿Es acaso excesivo y exagerado afirmar que este gran conflicto no solo no es una agresión de Rusia, una invasión sin provocación alguna que la pudiese justificar, según nos adoctrinan a todas horas, sino todo lo contrario: la consecuencia de una agresión a Rusia? ¿Es acaso excesivo y exagerado que en la primera parte de este artículo compare la entrada en guerra de los carros blindados OTANistas con la oleada de miles de Panzers nazis que arrasaron Rusia antes de empezar a ser frenados en heroicas y decisivas batallas como la de Stalingrado?

A las dos primeras preguntas ya respondí reiterada y extensamente en artículos precedentes. En cuanto a la primera, respondí a ella en la primera parte de este mismo artículo. En cuanto a la segunda, resumo: es evidente y está ampliamente documentado que “nuestras” elites se propusieron y lograron provocar la entrada de Rusia en Ucrania; es evidente que en el Kremlin sabían eso y sabían también que “los nuestros” sabían (aunque sus grandes medios nos lo ocultasen a nosotros, quienes componemos la torpe masa) que ellos, los del Kremlin, lo sabían; es evidente que, tras ocho años de sangriento aplastamiento de los “separatistas” de etnia rusa del Donbass por Kiev y en vista de las agresiones mayores que ya se estaban poniendo en marcha (gran ataque al Donbass, decenas de laboratorios biológicos de investigación militar, gran acumulación de armamento incluso nuclear…) es evidente, repito, que la operación especial militar de Rusia se ajusta perfectamente a lo acordado por la ONU en la Cumbre de 2005 referente a la llamada Responsabilidad de proteger (tan criminalmente usada, por cierto, reiteradamente por Estados Unidos y el llamado Occidente colectivo).

En cuanto a la tercera pregunta, lo primero que hay que decir es que mi lamento era bien matizado: ni Alemania ni sus Leopard-2 eran presentados en mi artículo como el nuevo Cuarto Reich y sus nuevas hordas invasoras, sino simplemente como “la punta de lanza” de un Poder luciferino anglo-occidental tan delirante y perverso como el Tercer Reich y aún más peligroso que él para la humanidad. Lo veremos más adelante.

Mientras “nuestros” provincianos y serviles líderes políticos y de opinión continúan racionalizando y fuera de la realidad, los menos fanáticos de la elite y de la “inteligencia” anglosajona empiezan a aterrizar en ella

Este retorno a la realidad por parte de algunos miembros de las elites es esperanzador, ya que está empezando a originar división en ellas. Es especialmente significativo el último informe del más importante think tank de Estados Unidos, la poderosa Corporación RAND, financiada por el Gobierno, informe titulado “Evitar una guerra prolongada: la política de EE. UU. y la trayectoria del conflicto entre Rusia y Ucrania”. Es el mismo think tank que, hace cuatro años, en un enorme error de cálculo, creía que con sus estrategias de salón podría desestabilizar tan fácilmente a Rusia, hundirla militar y económicamente, volver a la sociedad rusa en contra de Putin, etc. Mike Whitney considera que dicho informe es el primer paso para poner fin a la guerra y lo analiza así:

“Considere, por un minuto, este extracto del preámbulo del informe: ‘Los costos y riesgos de una larga guerra en Ucrania son significativos y superan los posibles beneficios de tal trayectoria para Estados Unidos’. Esta cita resume efectivamente todo el documento. Piénselo: durante los últimos 11 meses se nos ha dicho repetidamente que Estados Unidos apoyará a Ucrania ‘durante el tiempo que sea necesario’. […] Los miembros racionales del establishment de la política exterior evaluarán las perspectivas de éxito de Ucrania y las sopesarán frente a la creciente probabilidad de que el conflicto se salga inesperadamente de control. Eso, por supuesto, no serviría a los intereses de nadie y podría provocar un enfrentamiento directo entre Rusia y Estados Unidos. Además, los políticos de EE. UU. decidirán si los daños colaterales que se disparan valen la pena. En otras palabras, ¿son las líneas de suministro rotas, el aumento de la inflación, la creciente escasez de energía y alimentos, y la disminución de las reservas de armas una compensación justa por ‘debilitar a Rusia’? Muchos dirían: ‘No’.

En algunos aspectos, el informe RAND es solo el primero de una larga serie de fichas de dominó que caen. A medida que aumentan las pérdidas en el campo de batalla de Ucrania –y se hace más evidente que Rusia controlará todo el territorio al este del río Dniéper–, las fallas en la estrategia de Washington se harán más evidentes y serán más duramente criticadas. La gente cuestionará la sabiduría de las sanciones económicas que dañan a nuestros aliados más cercanos mientras ayudan a Rusia. Se preguntarán por qué Estados Unidos está siguiendo una política que ha precipitado un fuerte deterioro del dólar y la deuda estadounidense. Y se preguntarán por qué Estados Unidos saboteó deliberadamente un acuerdo de paz en marzo cuando la probabilidad de una victoria ucraniana es casi nula. El informe Rand parece anticipar todas estas preguntas, así como el ‘cambio de humor’ que generarán. Es por eso que los autores están presionando para que se negocie y se termine rápidamente el conflicto.

Hedges lo resume perfectamente. La insensata intervención de Washington está allanando el camino para la mayor catástrofe estratégica en la historia de Estados Unidos. Y, sin embargo, incluso ahora, la gran mayoría de las élites corporativas y bancarias respaldan resueltamente la política existente mientras se encogen de hombros ante los signos evidentes de fracaso. Un ejemplo: el Foro Económico Mundial publicó una declaración general de apoyo a Ucrania en su sitio web. […]

Nadie debería sorprenderse por esto. Naturalmente, los globalistas se van a poner del lado de su equipo de demolición expansionista (OTAN) en lugar del mayor defensor del mundo de los valores tradicionales, las fronteras y la soberanía nacional. Ni que decir. Aun así, el informe RAND sugiere que el apoyo a la guerra ya no es unánime entre las élites. Y, dado que las élites finalmente establecen la política, ahora existe una probabilidad creciente de que la política cambie. Vemos esta ‘fragmentación del consenso de la élite’ como el desarrollo más positivo en los últimos 11 meses. La única forma en que Estados Unidos va a cambiar su enfoque en Ucrania es si un número creciente de élites entran en razón y nos sacan del abismo. Tenemos la esperanza de que eso suceda, pero no estamos seguros de que así sea.

La sección menos persuasiva de todo el informe se encuentra bajo el título: ‘Compromisos de EE. UU. y los aliados con la seguridad de Ucrania’.

El problema es fácil de entender. Los autores quieren establecer un plan para brindar seguridad a Ucrania para incentivar las negociaciones con Rusia. Desafortunadamente, Rusia no va a permitir que Ucrania sea parte de ninguna alianza de seguridad respaldada por Occidente, de hecho, esa es la razón por la que Rusia lanzó su invasión en primer lugar, para adelantarse a la adhesión de Ucrania en una alianza militar hostil (OTAN) vinculada a los Estados Unidos. Este es un tema delicado que sin duda será un obstáculo en cualquier negociación futura. Pero es un asunto en el que no puede haber ‘margen de maniobra’. Ucrania –o lo que quede de Ucrania– deberá ser permanentemente neutral y todos los extremistas de extrema derecha tendrán que ser eliminados del gobierno, el ejército y los servicios de seguridad. Moscú no elegirá a los líderes de Ucrania, pero se asegurará de que esos líderes no sean nazis ni estén vinculados a ninguna organización nacionalista de extrema derecha.

Como dijimos anteriormente, creemos que el informe RAND indica que las élites ahora están divididas sobre el tema de Ucrania. Creemos que es un desarrollo positivo que podría conducir a negociaciones y al fin de la guerra. Sin embargo, no debemos ignorar el hecho de que incluso el análisis más imparcial puede inclinarse favorablemente en la dirección del grupo que proporciona la financiación. […] Lo que esto sugiere es que el informe RAND puede representar los puntos de vista del Pentágono y del establishment militar estadounidense que creen que Estados Unidos se precipita hacia una conflagración directa con Rusia. […]  Sospechamos que esta división entre el Departamento de Guerra y el ‘Estado’ se hará más visible en los próximos días. Solo podemos esperar que prevalezca la facción más juiciosa del Pentágono.”

El Memorando con el que los Veteranos Profesionales de los Servicios de Inteligencia por la Cordura han intentado alertar al presidente Biden

Las recomendaciones al presidente Biden en este mismo sentido por parte de los Profesionales Veteranos de Inteligencia por la Cordura merecen un apartado especial. En dicho memorando, que titulan “Leopards contra el oso ruso. Decisiones en un vacío de inteligencia”, estos veteranos, una veintena de militares y expertos, entre los que se encuentran ex altos cargos del Pentágono o de la CIA, se dirigen así al presidente Biden:

“Lo que sus asesores deberían haberle dicho es que ninguna de las armas recién prometidas impedirá que Rusia derrote a lo que queda del ejército ucraniano. Si le han dicho lo contrario, reemplace a sus asesores militares y de inteligencia con profesionales competentes, cuanto antes, mejor. […]

Durante mucho tiempo ha quedado claro que no se le ha informado adecuadamente sobre dos temas de gran importancia: (1) la guerra en Ucrania y (2) la asociación estratégica entre Rusia y China. Elegimos este género de ‘MEMORÁNDUM DE ALERTA’ porque queremos prepararle para un gran susto. La ofensiva de invierno de Rusia está a punto de arrollar al ejército ucraniano. En ese momento, habrá que tomar decisiones no deseadas. Se deben buscar rampas de salida; de nuevo, cuanto antes, mejor.

Sus asesores de inteligencia parecen felizmente inconscientes de lo que se avecina. Todavía parecen menos capaces de ofrecerle opciones para evitar un mayor desastre para Ucrania sin una escalada aún más peligrosa. En cuanto a China, la asociación con Rusia ahora es tan estrecha que ahora existe el riesgo de una guerra de dos frentes con dos potencias nucleares fuertes que se apoyan mutuamente contra los EE. UU. […]

Varios de los abajo firmantes éramos oficiales de inteligencia durante Vietnam hace 55 años, cuando los comunistas vietnamitas montaron una feroz ofensiva en todo el país en el Tet (finales de enero – principios de febrero de 1968). Anteriormente, los informes de inteligencia con caras sonrientes del ejército en Saigón dejaron a los políticos totalmente desprevenidos para la debacle. La recriminación fue tan generalizada y amarga que el presidente Johnson anunció al mes siguiente que no volvería a postularse para presidente. […]

Hace veinte años, antes del ataque de EE. UU. y el Reino Unido a Irak, advertimos repetidamente al presidente George W. Bush que la ‘justificación’ de tal ataque se basaba en inteligencia falsa (Ver, por ejemplo,‘Discurso de hoy del secretario Powell en la ONU’  e  ‘Inteligencia de Irak: falsificación, hipérbole, verdad a medias’). […]

En nuestro Memorándum del 5 de febrero de 2003 sobre el discurso del Secretario de Estado Colin Powell, advertimos que las consecuencias no deseadas de un ataque contra Irak probablemente serían catastróficas. También instamos al presidente Bush a ampliar el círculo de sus asesores ‘más allá de aquellos claramente empeñados en una guerra para la que no vemos ninguna razón de peso’.

Presidente Biden, considere ampliar su círculo ahora. Traer sangre nueva, con experiencia comprobada y la capacidad de sopesar las cosas desapasionadamente y comprender las perspectivas de otros países. […]

Las publicaciones de sus actuales principales asesores de inteligencia rivalizan con las de los arregladores de Bush y Cheney en falta de sinceridad. Sus declaraciones van desde deshonestas hasta ingenuas. Revelan una lamentable falta de comprensión de las preocupaciones estratégicas de Rusia y su determinación de utilizar su formidable poder militar para hacer frente a las amenazas externas percibidas. Las declaraciones también reflejan una ignorancia abismal con respecto a cómo el comportamiento de los EE. UU. ha llevado, de cualquier manera, a un cambio profundo en la correlación mundial de fuerzas a favor de Rusia y China, que incluye convertirlos en aliados militares en todo menos en el nombre.

El director de la CIA, William Burns, debía ser el proverbial ‘adulto en la habitación’. Y, sin embargo, lo escuchamos promover la noción de que la invasión de Rusia a Ucrania fue ‘sin provocación’. Burns fue embajador de EE. UU. hace 15 años cuando el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, dijo a Estados Unidos lo que podía esperar si Ucrania se convertía en miembro de la OTAN. A su favor, en ese entonces, en un cable del 1 de febrero de 2008 a Washington titulado ‘Nyet significa Nyet: líneas rojas de ampliación de la OTAN’, el embajador Burns informó:

‘La ampliación de la OTAN, en particular a Ucrania, sigue siendo un tema emocional y neurálgico para Rusia, pero las consideraciones de política estratégica también subyacen a la fuerte oposición a la integración en la OTAN… En Ucrania, estos incluyen temores de que el problema podría dividir al país en dos, lo que llevaría a la violencia o incluso, según afirman algunos, a una guerra civil, lo que obligaría a Rusia a decidirse a intervenir.’

Demasiado para ser ‘no provocado’. […]

Hablando el 27 de octubre en el Club de Discusión Internacional de Valdai, el presidente Putin cuestionó la cordura de aquellos que ‘estropearían las relaciones con China al mismo tiempo que suministran miles de millones de armas a Ucrania en una lucha contra Rusia. … Francamente, no sé por qué están haciendo esto. … ¿Están cuerdos? Parece que esto va completamente en contra del sentido común y la lógica… Esto es simplemente una locura. … Tales acciones irracionales tienen sus raíces en la arrogancia y una sensación de impunidad.’

También en Valdai el 27 de octubre, Putin insinuó ampliamente que, a medida que el ejército ruso avanza hacia el oeste, Moscú podría aceptar detenerse antes de tomar Odessa, a cambio de concesiones de EE. UU., la OTAN y Ucrania. […]

No creemos que Rusia quiera ocupar todo, quizás ni siquiera la mayor parte de Ucrania. A cambio de la flexibilidad por parte de Washington/Kiev, sugerimos que los rusos podrían considerar detener su avance en el río Dniéper y tratar de concertar conversaciones para crear algún tipo de zona desmilitarizada desde Odessa hacia el norte aproximadamente a lo largo del Dniéper. Esto dejaría a Ucrania con acceso al mar. Puede que no sea demasiado tarde para dar seguimiento a la insinuación de Putin a fines de octubre sobre Valdai. ¿Qué se puede perder?

Todas las rampas de salida posibles deben explorarse seriamente. Las alternativas son todas bastante sombrías. […]

Rusia no solo está decidida a prevalecer, sino que tiene los medios para prevalecer en Ucrania, a pesar de la infusión de armas de Occidente.Parafraseando al presidente Obama, Rusia ve una amenaza existencial en Ucrania, mientras que Ucrania no representa una amenaza seria para EE. UU. Es un hecho que las potencias nucleares no toleran amenazas existenciales en su frontera. Y no hay evidencia que respalde la acusación de que ‘después de Ucrania, Putin perseguirá a otros países europeos’. La antigua Unión Soviética está muerta y desaparecida.

Putin tampoco puede ser tachado de paranoico. Ha escuchado de labios del secretario de Defensa de los Estados Unidos, Lloyd Austin: ‘Uno de los objetivos de Estados Unidos en Ucrania es ver una Rusia debilitada. … Estados Unidos está listo para mover cielo y tierra para ayudar a Ucrania a ganar la guerra contra Rusia’. ¿Puede Estados Unidos lograr el objetivo de Austin? No sin usar armas nucleares.

Por lo tanto, existe una gran desconexión conceptual, y excepcionalmente peligrosa. En pocas palabras, no es posible ‘ganar la guerra contra Rusia’ y evitar la Tercera Guerra Mundial. Es francamente aterrador que el secretario de Defensa Austin pueda pensar que es posible. En cualquier caso, el Kremlin tiene que dar por sentado que él lo cree así. Es un delirio muy peligroso.”

Foto: Un soldado ucraniano en una trinchera llena de barro, en noviembre, cerca de Bajmut, en el este de Ucrania.

Se filtran "Propuestas de Paz" con Rusia: desde la RAND Corp. hasta la CIA (Alfredo Jalife, 07.02.2023)