Quienes te traicionaron, son los que ahora, tras tu fallecimiento, te elogian hipócritamente y pretenden apropiarse de tu figura
Al igual que hicieron antes con Martin Luther King, Nelson Mandela y otros, quienes te traicionaron, son los que ahora, tras tu fallecimiento, te elogian hipócritamente y pretenden apropiarse de tu figura. Tienen el cinismo de criticar a la Rusia actual y al presidente Putin por no despedirte con entusiasmo sino solo con respeto debido a que te fiaste demasiado de las cínicas élites estadounidenses. Unas élites que, en realidad, solo buscaban desestabilizar, desunir y debilitar a Rusia. Unas élites que te engañaron, como vienen haciendo siempre desde el Gran Golpe de Estado Global que dieron asesinando a los hermanos Kennedy y enterrando sus proyectos a favor de un mundo multipolar.
Todos reconocen que fuiste una figura clave en el siglo XX. Fuiste el artífice principal del Tratado INF de reducción de las Fuerzas Nucleares de alcance Intermedio (Intermediate-Range Nuclear Forces), firmado el 8 de diciembre de 1987. Frente a los 846 misiles destruidos por parte de Estados Unidos, antes de dejar la presidencia de Rusia llevaste a cabo la destrucción de 1.846 misiles balísticos o de crucero de alcance medio o corto (los de rango operativo entre 500 y 5.500 kilómetros) instalados en bases militares de Europa Oriental. Alemania, Francia, Inglaterra o Noruega respiraron tranquilas.
Fuiste un hombre bueno, pero eso no era suficiente frente a auténticos psicópatas del más alto nivel. Frente a unas élites que además encomendaron a fanáticos anti rusos, como Brzezinski, que elaborasen estrategias para someter totalmente a la Rusia ya desintegrada. Y que finalmente han acabado traicionando los acuerdos a los que habían llegado contigo de no extender la OTAN hacia el este. Nuestros grandes medios de “información” siguen distorsionando tu imagen e intentando apropiarse de ella. A pesar de que hasta tu final te declaraste socialista y reconociste el liderazgo histórico de Vladimir Lenin, te presentan como alguien en total oposición a la actual “Rusia de Putin” y como alguien más prooccidental que ruso.
A diferencia de los Bush, Clinton, Obama… seguramente habrás muerto con la conciencia en paz. Gracias, Mijaíl Serguéyevich, por tu apoyo decidido a nuestras acciones en favor de los refugiados hutus que eran asesinados en 1996 en el Zaire por orden de aquellos mismos que también te traicionaron a ti y a tu gran nación rusa. Descansa en paz junto a tu queridísima esposa Raisa.