«Los rusos han decidido que no hay forma de negociar el fin de esto. Nadie negociará de buena fe; por lo tanto, debemos aplastar al enemigo. Y eso es lo que se avecina.» (Coronel Douglas MacGregor, minuto 9:35)

«En sentido estricto, aún no hemos empezado nada» (Vladimir Putin).

La guerra en Ucrania no va a terminar en un acuerdo negociado. Los rusos ya han dejado claro que no confían en Estados Unidos, así que no van a perder el tiempo en una charla sin sentido. Lo que los rusos van a hacer es seguir la única opción que tienen a su disposición: Van a arrasar el ejército ucraniano, reducir a escombros gran parte del país y obligar a los dirigentes políticos a cumplir sus exigencias de seguridad. Es una forma de actuar sangrienta y derrochadora, pero realmente no hay otra opción. Putin no va a permitir que la OTAN coloque su ejército hostil y sus emplazamientos de misiles en la frontera rusa. Va a defender su país lo mejor que pueda eliminando proactivamente las amenazas emergentes en Ucrania. Esta es la razón por la que Putin ha convocado a 300.000 reservistas adicionales para servir en Ucrania, porque los rusos están comprometidos a derrotar al ejército ucraniano y llevar la guerra a un final rápido. He aquí un breve resumen del coronel Douglas MacGregor:

«La guerra de Washington con Rusia es el resultado de un plan cuidadosamente elaborado para involucrar a Rusia en un conflicto con su vecino ucraniano. Desde el momento en que el presidente Putin indicó que su gobierno no toleraría una presencia militar de la OTAN a las puertas de Rusia en Ucrania, Washington trató de acelerar el desarrollo de Ucrania para convertirla en una potencia militar regional hostil a Rusia. El golpe del Maidan permitió a los agentes de Washington en Kiev instalar un gobierno que cooperaría con este proyecto. La reciente admisión de la primera ministra Merkel de que ella y sus colegas europeos trataron de explotar los Acuerdos de Minsk para ganar tiempo para la construcción militar en Ucrania confirma la trágica verdad de este asunto.» («Coronel estadounidense explica el papel de Estados Unidos en la provocación del conflicto entre Rusia y Ucrania», Lifesite)

Se trata de un excelente resumen de los acontecimientos que han desembocado en la actualidad, aunque deberíamos dedicar un poco más de tiempo a los comentarios de Angela Merkel. Lo que Merkel realmente dijo en su entrevista con Die Zeit fue lo siguiente:

«El Acuerdo de Minsk de 2014 fue un intento de ganar tiempo para Ucrania. Ucrania utilizó este tiempo para hacerse más fuerte, como se puede ver hoy.’ Según la excanciller, ‘estaba claro para todo el mundo’ que el conflicto estaba suspendido y que el problema no estaba resuelto, ‘pero fue exactamente lo que dio a Ucrania ese tiempo impagable’.» (Agencia de noticias Tass)

Merkel ha sido duramente criticada por admitir que ella y los demás líderes occidentales engañaron deliberadamente a Rusia sobre sus verdaderas intenciones respecto a Minsk. El hecho es que no tenían intención de presionar a Ucrania para que cumpliera los términos del tratado y lo sabían desde el principio. Lo que sabemos a ciencia cierta es que ni Merkel ni sus aliados estuvieron nunca interesados en la paz. En segundo lugar, ahora sabemos que mantuvieron el fraude durante 7 años antes de que Merkel lo desvelara y admitiera lo que realmente estaban tramando. Y por último, ahora sabemos por los comentarios de Merkel que el objetivo estratégico de Washington era el opuesto al acuerdo de Minsk. El verdadero objetivo era crear una Ucrania fuertemente militarizada que prosiguiera la guerra por poderes de Washington contra Rusia. Ese era el objetivo principal, la guerra contra Rusia.

Así pues, ¿por qué iba Putin a plantearse siquiera negociar con gente así, gente que se limitó a mentirle a la cara durante 7 años mientras inundaban el país de armas que se utilizarían para matar a militares rusos?

¿Y cuál era el objetivo que obligaba a Merkel y a sus colegas de Washington a mentir?

Querían una guerra, que es la misma razón por la que Boris Johnson dio al traste con un acuerdo que Zelenski había negociado con Moscú en marzo. Johnson saboteó el acuerdo porque Washington quería una guerra. Así de sencillo.

Pero mentir tiene un precio, y ese precio viene en forma de desconfianza, que es la perniciosa erosión de la confianza que hace imposible resolver cuestiones de interés mutuo. El vicepresidente ruso del Consejo de Seguridad Nacional, Dmitri Medvédev, se expresó al respecto esta misma semana en los términos más amargos. Dijo:

El comportamiento de Washington y otros países este año «es la última advertencia a todas las naciones: no puede haber ningún trato con el mundo anglosajón [porque] es un ladrón, un estafador, un tahúr que podría hacer cualquier cosa… A partir de ahora prescindiremos de ellos hasta que llegue al poder una nueva generación de políticos sensatos… No hay nadie en Occidente con quien podamos tratar nada por ningún motivo.» (El expresidente ruso esboza un calendario para la reconciliación con Occidente, RT)

Por supuesto, a los belicistas de Washington no les molestará la perspectiva de que se rompan las relaciones con Rusia, de hecho probablemente la acojan con satisfacción. Pero no puede decirse lo mismo de Europa. Europa va a lamentar haberse atado al yunque de Washington y haberse arrojado al mar. En algún momento del futuro próximo –cuando por fin se den cuenta de que su supervivencia económica está inextricablemente ligada al acceso a combustibles fósiles baratos– los líderes de la UE cambiarán de rumbo y aplicarán una política que garantice su propia prosperidad. Se retirarán de la «guerra eterna» de la OTAN y se unirán a las filas de las naciones civilizadas que buscan un futuro seguro y económicamente integrado. Esperamos que incluso el NordStream, destruido en el mayor acto de sabotaje industrial de la era moderna, vuelva a conectarse estableciendo la principal arteria energética que une a Rusia con la UE en la mayor zona de libre comercio del mundo. Con el tiempo, se impondrá el sentido común y Europa saldrá de la depresión provocada por su alianza con Washington. Pero, primero, la conflagración entre Rusia y Occidente debe desarrollarse en Ucrania, y el «Garante de la Seguridad Global» debe ser reemplazado por la única nación dispuesta a luchar contra Goliat en sus propios términos en una contienda en la que el ganador se lo lleva todo. Ucrania se perfila como la batalla decisiva en la guerra contra el «sistema basado en reglas», una guerra en la que Estados Unidos va a utilizar «todos los trucos de libro» para mantener su control del poder. Echen un vistazo a esta breve reseña del analista político John Mearsheimer, que explica los medios por los que Estados Unidos ha preservado su papel dominante en el orden mundial:

«No se puede subestimar lo despiadado que es Estados Unidos. Todo esto está encubierto en los libros de texto y en las clases que recibimos cuando crecemos porque todo forma parte del nacionalismo. El nacionalismo consiste en crear mitos sobre lo maravilloso que es tu país. Estados Unidos está bien o está mal; nunca hacemos nada malo. (Pero) si nos fijamos en cómo ha funcionado Estados Unidos a lo largo del tiempo, es realmente sorprendente lo despiadados que hemos sido. Y lo mismo ocurre con los británicos, pero lo encubrimos. Así que sólo digo que si eres ucraniano y vives al lado de un Estado poderoso como Rusia, o eres cubano y vives al lado de un Estado poderoso como Estados Unidos, debes tener mucho, mucho cuidado, porque es como dormir en la cama con un elefante. Si ese elefante se te echa encima, estás muerto. Hay que tener mucho cuidado. ¿Estoy contento de que el mundo funcione así? No, no me alegro. Pero así funciona el mundo, para bien o para mal.» (John Mearsheimer, «Cómo funciona el mundo», YouTube, 1 minuto)

Conclusión: Las perspectivas de paz en Ucrania son nulas. El establishment de la política exterior estadounidense ha decidido que la única forma de revertir el acelerado declive de Estados Unidos es a través de la confrontación militar directa. La guerra en Ucrania es la primera manifestación de esa decisión. Por otra parte, Rusia ya no da ninguna importancia a las negociaciones con Occidente, porque no se puede confiar en que los dirigentes occidentales respeten sus compromisos o cumplan las obligaciones que les imponen los tratados. Las diferencias irreconciliables de las dos partes principales hacen inevitable la escalada. A falta de un socio en el que se pueda confiar, Putin sólo tiene una opción para resolver el conflicto: una fuerza militar abrumadora. Por eso convocó a 300.000 reservistas para servir en Ucrania, y por eso convocará a 300.000 más si son necesarios. Putin se da cuenta de que la única forma de avanzar es reprendiendo duramente y rápidamente e imponer su propio acuerdo a los vencidos. Esto es exactamente lo que Mearsheimer predijo hace sólo unas semanas cuando dijo esto:

«Los rusos no van a darse la vuelta y hacerse los muertos. De hecho, lo que los rusos van a hacer es aplastar a los ucranianos. Van a sacar la artillería pesada. Van a convertir en escombros lugares como Kiev y otras ciudades de Ucrania. Van a hacer Faluyas, van a hacer Mosuls, van a hacer Groznis… Cuando una gran potencia se siente amenazada… los rusos van a hacer todo lo posible en Ucrania para asegurarse la victoria. …Hay que entender que de lo que estamos hablando aquí es de arrinconar a una gran potencia con armas nucleares, que ve lo que está pasando como una amenaza existencial. Esto es realmente peligroso.» (John Mearsheimer, Twitter)

Entonces, si sabemos que Rusia va a intentar poner fin a la guerra derrotando al ejército ucraniano, ¿qué debemos esperar en un futuro próximo?

Esa es una pregunta a la que han respondido varios analistas que han seguido de cerca la guerra desde el principio. En un minuto ofreceremos algunos párrafos de cada uno de ellos, pero antes, he aquí un resumen de las reuniones que tuvieron lugar la semana pasada y que sugieren que una gran ofensiva rusa podría estar a pocas semanas de producirse. El extracto es de un artículo en Consortium News por Patrick Lawrence:

«Alexander Mercouris… enumeró recientemente la excepcional serie de reuniones que Putin ha mantenido durante las dos últimas semanas con todo el estamento militar y de seguridad nacional de… En Moscú, el líder ruso se reunió con todos sus altos mandos militares y funcionarios de seguridad nacional (incluido) Sergei Surovikan, el general que puso a cargo de la operación ucraniana…

Posteriormente, Putin voló a Minsk con el ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, y el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, para mantener intercambios con los dirigentes políticos y militares bielorrusos. A continuación, se reunió con los líderes de las dos repúblicas, Donetsk y Lugansk, que se incorporaron a la Federación Rusa mediante referéndum el pasado otoño.

Es imposible no llegar a la conclusión de que estas reuniones consecutivas, apenas cubiertas por la prensa occidental, presagian una nueva iniciativa militar a corto o medio plazo en Ucrania. Como dijo Mercouris: Algo grande está en camino.

Uno de los encuentros más interesantes de todo esto tuvo lugar en Pekín la semana pasada, cuando Dmitri Medvédev, actual vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso y cercano a Putin desde hace mucho tiempo, mantuvo conversaciones con Xi Jinping…..

En algún momento, en un futuro no muy lejano, la guerra de retórica hueca en nombre de la arrogancia imperial se debilitará y derivará hacia el colapso. Este grado de distanciamiento surrealista de la realidad sencillamente no puede mantenerse indefinidamente, no ante una nueva iniciativa rusa, sea cual sea la forma que adopte.» (PATRICK LAWRENCE: «A War of Rhetoric & Reality», Consortium News)

¿Tiene razón Lawrence? ¿Hay «algo grande en camino»?

Desde luego, eso parece. En el espacio que sigue he transcrito citas de vídeos recientes con el coronel MacGregor y Alexander Mercouris, dos de los mejores y más fiables analistas de la guerra en Ucrania. Ambos coinciden en que una «ofensiva de invierno» rusa tendrá lugar en un futuro próximo, y ambos coinciden en los objetivos estratégicos de la operación. He aquí un fragmento de MacGregor:

«El pueblo estadounidense no entiende realmente que el Ejército ucraniano en el Donbass está al borde del colapso. Han sufrido cientos de miles de bajas… (y) se acercan a los ciento cincuenta mil muertos. La 93ª Brigada del Ejército Ucraniano acaba de retirarse de Bahkmut -que los rusos han convertido en un baño de sangre ucraniano- y lo hicieron tras sufrir un 70% de bajas. Para ellos, eso significa que de 4.000 hombres… se retiraron con unos 1.200. Eso es una catástrofe, pero eso es lo que realmente está sucediendo. Y cuando los rusos finalmente lancen su ofensiva, los estadounidenses van a ver todo este castillo de naipes derrumbarse. Entonces la única pregunta es, ¿alguien se levantará finalmente y pondrá fin a esta narrativa totalmente falsa?» («Coronel Douglas MacGregor«, Real America, Rumble, 8:45 min)

Y aquí hay más de MacGregor:

«Cada vez parece más que los rusos quieren completar primero su tarea en Donbass. Quieren eliminar todas las fuerzas ucranianas que están en el Donbass… Recuerden, esta fue siempre una medida de economía de fuerza. Fue diseñada para machacar al mayor número posible de ucranianos al menor coste posible para los rusos. Eso es lo que ha estado ocurriendo en el sur de Ucrania (y) continúa. Ha funcionado brillantemente. Y Surovikin, el comandante del teatro de operaciones, ha dicho que continuará así hasta que esté listo para lanzar su ofensiva. Cuando se lance la ofensiva, será una batalla muy diferente. Pero lo interesante es que los ucranianos han sufrido tantas bajas en el sur, que empezamos a oír informes de que están al borde del colapso. Y es por eso que estamos escuchando acerca de chicos adolescentes de 14 o 15 años presionados al servicio. …y estamos recibiendo videos de soldados ucranianos diciendo: ‘Más vale que la gente de Kiev espere que los rusos lleguen a ellos antes que nosotros… porque los mataremos’. Hablan de gente del gobierno, porque no ven pruebas de que al gobierno de Zelenski… le importen un bledo. Se están quedando sin comida y sin ropa, se están congelando, están sufriendo muchas bajas y los están haciendo retroceder.» («¿Tendrá Ucrania suficiente potencia de fuego?», Coronel MacGregor, Judging Freedom, YouTube, 17:35 min)

Tanto MacGregor como Mercouris parecen estar de acuerdo en que la estrategia rusa consiste en «machacar» al enemigo (matando al mayor número posible de tropas ucranianas), consolidar los logros rusos al tiempo que amplían su control sobre las zonas del este y del Mar Negro y, finalmente, dividir Ucrania en dos entidades separadas: un «Estado disfuncional» en el oeste y un Estado industrializado y próspero en el este. Aquí está Alexander Mercouris de una reciente actualización en YouTube:

«Mi fuerte impresión es que … el foco de la ofensiva rusa de invierno que de hecho está llegando será poner fin a la batalla en Donbass, romper la resistencia ucraniana en Donbass, despejando las fuerzas ucranianas de la República Popular de Donetsk. No me parece que los rusos estén planeando un gran avance sobre Kiev o sobre Ucrania occidental. No es eso lo que dicen estos comentarios del general Gerasimov. …los rusos se están centrando en Donetsk… Es de ‘bajo riesgo’ pero es altamente efectivo. Está machacando al Ejército Ucraniano exactamente como dijo el general Surovikin. Está debilitando la capacidad futura de Ucrania para continuar la guerra y –al mismo tiempo– cumple la misión principal de Rusia que, desde el principio, ha sido la liberación de Donbass.

Ahora bien, esto no va a terminar ahí. Otros funcionarios rusos han estado diciendo que en 2023, deberíamos ver la recaptura de la región de Jersón… y seguramente habrá otros avances rusos en otros lugares. Pero la batalla principal era, y sigue siendo, Donbass. Una vez ganada esa batalla, una vez rota la resistencia ucraniana, el ejército ucraniano quedará fatalmente debilitado… lo que significa que Ucrania no sólo habrá perdido su región más industrializada, y su zona más fortificada. También significará que los rusos tendrán acceso sin obstáculos hasta la orilla oriental del río Dniéper. En ese punto, estarán en condiciones de cortar Ucrania por la mitad. Esto me parece lógico y me parece claro que este es el plan ruso. No lo ocultan, pero mantienen a la gente en vilo y haciendo conjeturas sobre las tropas que están en Bielorrusia. Pero sospecho que el objetivo principal de esas fuerzas es inmovilizar a los soldados ucranianos… alrededor de Kiev ante una posible ofensiva rusa allí, y contrarrestar la gran acumulación de tropas polacas. Eso es lo que ha estado diciendo Gerasimov.» («Alexander Mercouris on Ukraine», YouTube; 31:35 min)

Aunque nadie puede predecir el futuro con absoluta certeza, parece que tanto MacGregor como Mercouris dominan lo suficiente los hechos como para que su hipótesis no pueda descartarse de antemano. De hecho, la trayectoria actual del conflicto sugiere que sus predicciones son probablemente «acertadas». En cualquier caso, no tendremos que esperar mucho para saberlo. Las temperaturas están bajando rápidamente en toda Ucrania, lo que permite el movimiento sin trabas de tanques y vehículos blindados. La ofensiva invernal rusa está probablemente a pocas semanas de distancia.

Fuente: The Unz Review

Vladímir Putin encabezó este 21 de diciembre una reunión del Colegio del Ministerio de Defensa de Rusia en la que se resumen los resultados de la actividad de las Fuerzas Armadas en 2022 y se plantean las tareas del próximo año.