Los días en que Donald Trump interpreta al anfitrión pasivo/agresivo de un reality show de televisión están llegando a su fin. O bien despide a todos los aprendices que podrían vacilar un poco en librar una guerra mundial mucho más grande y dejar que las bombas vuelen, o será reemplazado por alguien que lo haga. Los signos son que ha aprendido lo que implica su trabajo y que el mundo sufrirá más muertes y destrucción como resultado.
En los días de la primera Guerra Fría, desde finales de la década de 1950 hasta principios de la de 1960, cuando nuestro pequeño mundo estaba cerca de la extinción, mi gran familia apareció en muchos programas de televisión estadounidenses. Sus nombres contaban la historia de aquellos tiempos: «¿En quién confías?», «Di la verdad», «Charadas», «Haz tu apuesta» y «Vence al reloj», por nombrar algunos. Era como si esos tontos shows de juegos estuvieran sugiriendo inconscientemente que sondeáramos un poco más profundo detrás de los titulares para descubrir qué estaba sucediendo realmente antes de que llegara a su fin el Reloj del Juicio Final.
Hoy las cosas son mucho más sofisticadas y siniestras, con una guerra masiva e implacable en contra de la verdad por parte de los medios corporativos occidentales, un brazo de la CIA, el ejército invisible del capitalismo. Es un juego retorcido con consecuencias mortales. Su método es de doble cara. De una lado, repetir una y otra vez mentiras audaces que siempre carecen de pruebas, por ej. el Russiagate, las armas de destrucción masiva en Irak, el gobierno sirio usa armas químicas, Rusia es un agresor que planea invadir Europa del Este, tres edificios del World Trade Center cayeron sobre si mismos en virtual caída libre debido a incendios, etc.; por el otro lado, jugar el juego de sugerir al público que saben más de lo que saben porque ven programas respaldados por la CIA como «Homeland», películas como «Zero Dark Thirty» y están siendo informados por todos los llamados excomentaristas de la CIA y de inteligencia que pueblan los medios corporativos y explican qué está pasando realmente. El viejo adagio de que «nunca dejas la CIA» de alguna manera se ha transformado imperceptiblemente en «sí, podemos; confía en nosotros».
Ahora tenemos a la primera ministra británica Theresa May acusando a Rusia de envenenar en Inglaterra al agente doble Sergei Skripal y amenazando a Rusia con dar una explicación «creíble» de por qué mataron a este hombre o a un hombre que vendió las identidades de los agentes rusos al Reino Unido por dinero en efectivo, poniéndolos en grave peligro. O bien, ella dice, el Reino Unido «concluirá que esta acción equivale a un uso ilegal de la fuerza por parte del Estado ruso contra el Reino Unido».
Naturalmente, no ha presentado pruebas de la participación rusa, pero la BBC, como es de costumbre, especula sobre cómo los británicos pueden castigar a Rusia, y los otros medios corporativos participan en ello. Sin embargo, quedamos preguntándonos a dónde nos lleva. ¿Podría ser Siria? El exdiplomático británico Craig Murray sugiere que podría ser una configuración de falsa bandera destinada a elevar la fobia rusa a proporciones histéricas. Pero, ¿para qué?
Si miramos a las Naciones Unidas y las acusaciones y amenazas que salen de la boca de la embajadora de Estados Unidos, Nikki Haley, la doble de la embajadora de Obama en la ONU Samantha Power en cuanto a ansias de guerra, vemos que la imagen se expande. Haley amenazó con que Estados Unidos tomará medidas unilaterales en Siria contra las fuerzas sirias y rusas si la ONU no adopta su resolución que habría permitido a los terroristas antigubernamentales un tiempo suficiente para escapar de Ghouta del Este. Ella dijo, haciéndose eco de las palabras que hemos escuchado en numerosas ocasiones:
No es el camino que preferimos, pero es un camino que hemos demostrado que tomaremos y estamos dispuestos a tomar nuevamente… Cuando la comunidad internacional no actúa, hay un tiempo en el que los estados se ven obligados a tomar sus propias medidas.
En respuesta, tenemos al ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, advirtiendo de que otro ataque estadounidense contra las fuerzas del gobierno sirio tendría graves consecuencias. Y el jefe del Estado Mayor ruso Valery Gerasimov diciendo:
Tenemos información confiable sobre militantes que se preparan para falsificar un ataque químico del gobierno contra civiles. En varios distritos del este de Ghouta, se reunió una multitud con mujeres, niños y ancianos, traídos de otras regiones, que iban a representar a las víctimas del incidente químico.
Agregó que los activistas de los «Cascos Blancos» (que se ha demostrado que están financiados por Estados Unidos y el Reino Unido) ya habían llegado a la escena con transmisores de video por satélite listos para filmar la escena, y que los rusos habían descubierto un «laboratorio para la producción de armas químicas en el pueblo de Aftris, que fue liberado del terrorismo». Después del ataque planeado de falsa bandera, Estados Unidos iba a bombardear los distritos controlados por el gobierno en Damasco para cumplir la amenaza de Haley.
Y aquí en Estados Unidos, el coronel Lawrence Wilkerson, que fue jefe de gabinete del secretario de Estado Colin Powell cuando Powell mintió en la ONU en 2003 para obtener apoyo para el ataque criminal a Irak, habló en la conferencia El Lobby de Israel y la política de Estados Unidos 2018 de hace 10 días y dijo, hablando del primer ministro israelí Netanyahu y del ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, que:
Ambos se dirigen a la guerra. De eso estoy convencido. Usarán la presencia supuestamente existencial de Irán en Siria, que se está haciendo cada vez más desde una perspectiva militar cada día que pasa, y la acumulación de unos 150.000 misiles de Hezbolá si creemos en nuestras agencias de inteligencia. La necesidad de volver a poner en marcha la economía del Líbano, eso es importante. Miren lo que están deliberando ahora con respecto al nuevo hallazgo de gas muy, muy rico en el Mediterráneo Oriental con Israel reclamando la Sección 9 y el Líbano reclamando también la Sección 9. Toma eso, Líbano. Vamos a bombardearlo, entonces nos dejará tenerlo. Y esa será su excusa.
Ahora Rex Tillerson está fuera como secretario de Estado y el jefe de la CIA, Mike Pompeo, quien es más partidario de la guerra, se desliza naturalmente en el papel. Sillas musicales para la élite del poder. Como Trump ha dicho de Pompeo,
Estamos en la misma onda.
En la misma longitud de onda está Nikki Haley, un trío cuya alianza presagia muy poco para la paz en Medio Oriente o para cualquier acercamiento con Rusia. El juego se vuelve más mortífero cuando el aprendiz presidencial aprende las reglas y el imperio se prepara para derramar más sangre inocente en una alianza impía con Israel, Arabia Saudita y otros «jugadores del equipo».
Pero esta vez el juego no será, en palabras de otro mentiroso de la CIA, «un mate». Los oponentes están listos esta vez. El juego ha cambiado.
Y en el este de Ucrania, la nieve debería estar derritiéndose en las próximas 3-4 semanas.
Haz tu apuesta.
Edward Curtin es un escritor cuyo trabajo se ha publicado ampliamente; es un colaborador frecuente de Global Research. Es profesor de sociología en el Massachusetts College of Liberal Arts. Su sitio web es http://edwardcurtin.com/.