Hace tres días conocíamos la nueva redada realizada por Paul Kagame en la que fueron detenidos diversos oponentes y periodistas, varios de ellos colaboradores cercanos de Victoire. Una vez más, dada la incalificable protección concedida a Paul Kagame por parte los mayores poderes de Occidente, hemos recurrido a Aquel que está por encima de ellos: el Señor Jesús resucitado.
Vista la absoluta y permanente impunidad de la que este ser despreciable goza gracias a ellos (no les importa para nada ni la reciente petición unánime del Parlamento Europeo a favor de la liberación inmediata de Paul Rusesabagina), es comprensible que a muchos les resulte absurdo que algunos creamos que aquel judío marginal asesinado entre malhechores hace dos milenios pueda ser considerado el Señor de la Historia.
Pero el hecho es que nuestras plegarias no caen en el vacío. Hace unas semanas fue dado un terrible mensaje para aquel que se cree omnipotente pero ni tan solo es capaz de darse cuenta de lo muy penosa que es su situación real, Paul Kagame. Esta mañana otro mensaje ha sido dado. Esta vez para Victoire. Un mensaje de signo absolutamente opuesto al anterior:
“El Señor te agradece infinitamente todas tus acciones en favor de sus hijos; te bendice por la eternidad; es tu protector en la vida y en la muerte; da su aval a todo lo que vienes haciendo desde el día en el que decidiste entrar en Ruanda; te convertirá en madre de una multitud de ruandeses justos y renacidos por la verdad y la misericordia en una Ruanda nueva. Sea lo que sea lo que Paul Kagame decida hacer durante los próximos días y durante el tiempo de vida que le queda antes de enfrentarse a su trágico destino final, no temas nada. Eso que tan claramente sientes, que el Señor está contigo, es absolutamente cierto.”
Conozco desde hace muchos años la fe, generosidad y coraje de Victoire. Pero lo que últimamente más me impresiona es el hecho de que en torno suyo se haya constituido un colectivo de seres excepcionales dispuestos a dar consciente y voluntariamente su vida por el pueblo de Ruanda. Ella ya lo habías dicho: “El proyecto que he puesto en marcha en el interior de Ruanda es imparable”. En la madrugada, antes de que el citado mensaje fuese dado, una pregunta se adueñaba de mi mente y mi corazón: ¿Quién es esta asistente personal de Victoire, Joyeuse Utuje, que, a pesar del asesinato de su anterior asistente, Anselme Mutuyimana, ha sido capaz de tomar el relevo? ¿Quiénes son estas personas que, tras el asesinato de tantos colaboradores suyos, han sido capaces de tomar el relevo junto a ella en semejante proyecto?
Una vez recibido el mensaje que acabo de exponer, cuando ya empezaba a redactarlo, llegó la última triste noticia: A las 4 de la madrugada también ha sido detenida Regine Kadoyimana, tan cercana a Victoire y sin cuya ayuda no sabemos cómo habrías podido sobrevivir durante los años de su encarcelamiento. Paul Kagame ha cerrado el círculo. Muy probablemente el siguiente paso será la detención de Victoire.
Este escrito no pretende ser un artículo de denuncia. Nuestro Occidente está tan perdido por culpa de quienes controlan toda la información sensible, que esa no es esa mi prioridad. Es casi imposible conseguir que los rostros de estos ruandeses heroicos aparezcan en un medio occidental. Para ellos solo existen disidentes como un Alekséi Navalni, del que se oculta su oscuro Currículo Vitae, supuestamente envenenado por el malvado Putin en persona. Este escrito es ante todo un mensaje de ánimo y consuelo para Victoire, para los suyos y para quienes marchan por caminos parecidos en la búsqueda de la liberación de Ruanda, la RD del Congo y todo el África Central. Y es también una llamada de alerta sobre la suerte de Victoire, una llamada para todos aquellos que la aman y admiran.
Pero aunque pueda parecerlo, en última instancia no se trata de un mensaje con un objetivo reducido y unos destinatarios simplemente locales. Porque el testimonio de Victoire y los suyos traspasa continentes. Sin duda alguna, un día nuestros jóvenes europeos, que en plena pandemia gritan ¡Libertad! para rechazar cualquier confinamiento y reclamar noches de bebida y descontrol, oirán que otros pasaron décadas encerrados en miserables habitaciones oscuras por esa Libertad que ellos dicen reclamar. Y que lograron soportarlo sin perder la dignidad. Su mensaje y su testimonio son universales. Y poderosos.
Nada podrán contra ellos quienes por el momento ocultan a nuestros jóvenes que existen gentes como Victoire y los suyos; quienes llenan sus mentes de información basura y de fake news; quienes los incitan al consumismo y les hacen confundir la felicidad con un hedonismo que deja terribles resacas; quienes los alienan sistemáticamente a fin de seguir controlando las mentes, el dinero y el poder. Los mismos que con su feroz financiarización han destruido hasta el capitalismo de libre mercado, los mismos que se han adueñado de los grandes medios, los mismos que decidieron la conquista de los recursos del Zaire a sangre y fuego, los mismos que controlan el complejo militar industrial…
Y también son los mismos que poseen las acciones de las grandes farmacéuticas; los mismos que ahora han convencido a nuestros jóvenes de que hay que vacunarse y así ya podrán hacer lo que les venga en gana; los mismos que siguen disimulando el hecho cierto de que los vacunados se contagian y contagian; los mismos que siguen disimulando el incuestionable hecho de que para evitar contagios lo más importante es algo tan simple como el aire puro, la ventilación y el evitar comportamientos promiscuos y antinaturales. Jóvenes como los que han decidido arriesgar sus vidas por los demás, contra la tiranía y por la verdadera Libertad son la auténtica esperanza para el futuro de la humanidad.