El compromiso de Australia de desempeñar su papel en el rumbo de Estados Unidos hacia la guerra en el Indo-Pacífico explica que no sea una sorpresa que China exprese su preocupación.
El acuerdo entre Australia, el Reino Unido y Estados Unidos (AUKUS), junto con la alianza antichina del Diálogo Cuadrilateral de Seguridad (Quad) de Estados Unidos, India, Japón y Australia, sólo puede considerarse una amenaza para China.
China critica especialmente los compromisos del AUKUS con las nuevas bases, la capacidad de ataque de largo alcance y, sobre todo, el acuerdo de submarinos nucleares para Australia. El AUKUS abre la puerta a la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en el Indo-Pacífico.
La Asociación de Control de Armas y Desarme de China (CACDA) y el Instituto de Estrategia de la Industria Nuclear de China (CINIS), publicaron un informe conjunto el 22 de julio, titulado El riesgo de proliferación nuclear en la colaboración de submarinos de propulsión nuclear en el contexto del AUKUS.
En él se argumenta que la colaboración en materia de submarinos de propulsión nuclear del AUKUS viola el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, ya que contribuye a la acumulación nuclear en la región.
Canberra ha rechazado este argumento, aunque también lo han esgrimido varias organizaciones pacifistas, como la estadounidense Carnegie Endowment for International Peace, think thanks como el Lowy Institute, así como organizaciones antibelicistas de Australia.
Se prevé que, en el marco del AUKUS, Estados Unidos y Gran Bretaña proporcionen a Australia ocho submarinos de propulsión nuclear, lo que supondrá la transferencia de toneladas de material nuclear apto para la fabricación de armas.
Cathy Moloney escribe en The Interpreter que «el reactor naval ha sido visto durante mucho tiempo como una laguna en el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) y en las salvaguardias del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), por lo que un Estado no nuclear podría desviar materiales de los reactores navales y potencialmente utilizar ese material para la producción de armas».
El informe chino afirma que la colaboración del submarino de propulsión nuclear AUKUS tiene una finalidad militar, lo que supone una violación del OIEA.
El AUKUS permite a Estados Unidos y a Gran Bretaña proporcionar a Australia capacidades de ataque de precisión de largo alcance, incluyendo misiles de crucero Tomahawk, que pueden ser armados con armas nucleares.
La crítica de China de que el AUKUS es una provocación es válida, especialmente a la luz del aumento de la capacidad militar de Estados Unidos en la región.
El Mando Indo-Pacífico de Estados Unidos (también conocido como USINDOPACOM) cuenta con 200 buques de guerra, incluidos 5 grupos de ataque de portaaviones, 1.100 aviones y 375.000 militares estacionados permanentemente en la región. Tiene una serie de bases e instalaciones desde Japón hasta Australia. Armar aún más la región sólo puede conducir a una carrera armamentística regional como parte de la nueva guerra fría.
El periodista de asuntos exteriores de la ABC, Stephen Dziedzic, citó «fuentes gubernamentales» que sostienen que Australia no tiene intención de adquirir armas nucleares. «La decisión de Australia de adquirir submarinos con armamento convencional y propulsión nuclear es algo que estamos persiguiendo de forma abierta y transparente», dijo la fuente a la ABC.
El ex jefe de seguridad nacional de los Estados Unidos, Michael Rogers, en una visita a Australia, abordó la «amenaza» de Rusia y China en el Club Nacional de Prensa el 21 de julio, donde defendió el compromiso continuo de Australia con la alianza estadounidense.
El ex almirante dijo que, dado que ambos países son miembros de la Quad y del AUKUS, independientemente de las dificultades económicas, de los precios mundiales del combustible o de las preocupaciones por la inflación, la alianza entre Australia y Estados Unidos tendría que hacer frente a los desafíos de forma unificada.
Rogers no tuvo necesidad de tocar ningún tambor: las frecuentes visitas a Washington de la anterior Coalición y ahora del gobierno laborista dejan claro que la línea está marcada.
El almirante John C. Aquilino, comandante del Mando Indo-Pacífico de Estados Unidos, realizó una visita especial a Australia días antes de las elecciones federales. Él y Angus Campbell, Jefe de la Fuerza de Defensa Australiana, emitieron posteriormente una declaración conjunta en la que hablaban de «planes para mejorar la cooperación de las fuerzas aéreas, marítimas, terrestres y logísticas» y de cómo esto «reforzará nuestra capacidad de operar como una fuerza combinada y de entrenar y desplegarse con nuestros socios en la región para avanzar en la seguridad colectiva y la disuasión integrada».
Aquilino visitó la base aérea de la RAAF de Amberly, cerca de Brisbane, y describió al Financial Times cómo el bombardero furtivo B-2 Spirit de Northrop «había volado desde Estados Unidos para demostrar el poderío militar estadounidense de largo alcance a posibles adversarios». Tiene capacidad nuclear.
Aquilino no ocultó que su Mando Indo-Pacífico estaba trabajando estrechamente con el Mando Estratégico de Estados Unidos para proporcionar «una disuasión integrada» que se utilizaría contra China.
El corresponsal de defensa de la ABC consideró oportuno acusar a China de hacer afirmaciones «extravagantes» sobre la pretensión de Australia de tener armas nucleares. Pero los aviones estadounidenses con capacidad nuclear, los misiles Tomahawk Cruise en buques australianos, los submarinos nucleares y la integración de la OTAN en el Indo-Pacífico apuntan en una dirección.
Fuente: Green Left