¿Estarán cayendo también en la misma ingenuidad fatal en la que cayeron hutus y tutsis?
En el último apartado de mi anterior artículo exponía la hipótesis de Thierry Meyssan sobre un posible complot entre el Gobierno sionista y la cúpula de Hamás. Este gran investigador llegaba a tal conclusión tras analizar siete principales contradicciones de la versión oficial sobre lo sucedido el 7 de octubre. Posteriormente, Meyssan se reafirmaba en su hipótesis en un segundo artículo centrado en una grave indiscreción cometida por la ministro qatarí de Cooperación Internacional, Lolwah Al-Khater, en su reunión con todo el gabinete de guerra israelí en Tel Aviv el 25 de noviembre.
Tan solo un par de días después se hizo público un dato que parece confirmar de modo prácticamente incontestable el meollo de esas siete contradicciones, meollo que no es otro que la fundada sospecha de que las élites sionistas sabían lo que iba a suceder ese 7 de octubre (fiesta justamente de Simjat Torá “regocijo en la Torá” que da fin al Sucot). El dato al que me refiero es este:
“Días antes del ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre, los operadores de bolsa mágicamente comenzaron a anticipar los acontecimientos que vendrían:
La investigación realizada por los profesores de derecho Robert Jackson Jr. de la Universidad de Nueva York y Joshua Mitts de Columbia revela ventas al descubierto MASIVAS:
Las ventas en corto antes del 7 de octubre fueron tan extremas que ‘superaron las ventas en corto que se produjeron durante muchos otros períodos de crisis’, incluso después de la Gran Recesión de 2008, la guerra entre Israel y Gaza de 2014 y la pandemia de la COVID.
‘Nuestros hallazgos sugieren que los comerciantes informados sobre los próximos ataques se beneficiaron de estos trágicos acontecimientos…’
En los días previos al ataque, las apuestas contra valores israelíes negociados en la Bolsa de Tel Aviv ‘aumentaron dramáticamente’, dijo el periódico.
Por ejemplo, los investigadores descubrieron que entre el 14 de septiembre y el 5 de octubre, se vendieron al descubierto 4,4 millones de nuevas acciones en Bank Leumi, uno de los bancos más grandes de Israel. Los precios de las acciones de Bank Leumi cayeron un 23% entre el 4 y el 23 de octubre.”
Si esta terrible hipótesis se correspondiese con la realidad, yo no me sentiría capaz de enfrentar el análisis de algo tan espantoso. De hecho, hace ya un par de semanas que este artículo está encallado en mi interior. Pero lo cierto es que algo bastante parecido ya lo viví antes, algo bastante parecido sucedió ya en Ruanda entre 1990 y 1994. Ahora no se trataría solo de algo tan espantoso como la expulsión/eliminación de millones de palestinos. Se trataría también de que esta hipótesis sería un golpe terrible para todos los sectores palestinos que, al parecer sin excepción alguna, se empeñan en presentar una unión entre ellos sin fisuras. A Thierry Meyssan seguro que le habrá supuesto un parto el sacarla a la luz. Se por propia experiencia lo duro que es intentar ayudar a quienes no quieren o no pueden reconocer la realidad.
Por mi parte, todo esto (las cada vez más abundantes confirmaciones de que el Gobierno de Netanyahu conocía suficientemente que llegaría el ataque del 7 de octubre) me está recordando con creciente precisión la estrategia llevada a cabo por el FPR (Frente Patriótico Ruandés) para lograr en Ruanda el cambio de régimen que se habían propuesto las elites anglo-occidentales que utilizaban a los gobiernos de Bill Clinton y Tony Blair como quien mueve a unas simples marionetas. Un cambio de régimen que implicaba necesariamente un enorme genocidio y una limpieza étnica de la mayoría hutu. Al igual que ahora la expulsión/eliminación de los palestinos desde el Jordán hasta el Mediterráneo.
Mientras los poderosos medios dominantes en el mundo silenciaban la invasión de Ruanda por parte de Uganda/FPR el 1 de octubre de 1990 o la presentaban como una rebelión liberadora de la minoría tutsi oprimida por el Gobierno ruandés (de mayoría hutu), la cúpula del FPR (compuesto fundamentalmente por miembros de la antigua aristocracia feudal-militar tutsi), liderada por Paul Kagame, iba provocando premeditada y planificadamente el genocidio de los tutsis del interior de Ruanda por parte de los extremistas hutus. Sería la maquiavélica y perversa excusa que le daría el poder por vía militar, eludiendo la vía democrática.
Semejante estrategia que incluía el genocidio y la limpieza étnica de sus propios hermanos tutsis que optaron por permanecer en Ruanda tras la llegada de la democracia, quedó para siempre ampliamente probada en el auto del juez Fernando Andreu Merelles, como ya había sido probada también de modo menos documentado y extenso en el auto del juez Jean Louis Bruguière. Como promotor de la causa que llevó a los cuarenta mandatos de arresto emitidos por el juez español, tuve ocasión de escuchar a muchos de los relevantes testigos que declararon en la Audiencia Nacional. Me limitaré a citar solo a uno de ellos, el lugarteniente del FPR Abdul Ruzibiza.
Su extraordinario libro fue traducido del kinyarwanda al francés por un miembro de nuestro equipo. Abdul recogió en él, día a día, la multitud de acontecimientos que él mismo vivió en primera persona y que hacen incontestable la citada conclusión de ambos jueces. Desde hace ya décadas, algunos nos esforzamos en atravesar la espesa oscuridad mediática que se ha creado para ocultar esta clave fundamental para entender las causas de las mayores masacres habidas tras la segunda Guerra Mundial y conocer a los responsables de ellas. Una de las últimas veces que lo hice fue en el artículo del 9 de abril de 2019 al que titulé “La versión oficial del genocidio de Ruanda: una fake news casi perfecta”. Artículo que concluía así:
“Y la tercera y fundamental cuestión se refiere al supuesto ‘incuestionable’ de que Paul Kagame fue el liberador del genocidio. Pero la realidad es absolutamente opuesta a tan insostenible supuesto. Tanto el juez francés Jean Louis Bruguière como el español Fernando Andreu Merelles acusan a Paul Kagame en sus respectivos autos de haber optado, para alcanzar el poder, por un modus operandi que hacía de la provocación y del caos las claves principales. Buscaba el caos y los motivos que justificasen la opción militar e hiciesen imposible cualquier marco democrático. En una democracia, que ya tenía fecha, una fecha muy cercana, su grupo minoritario no tenía ninguna posibilidad de alcanzar el poder, el poder absoluto que era su única meta. En especial, optó por el magnicidio, con plena conciencia de que con él desataba el genocidio.”
¿Cómo reaccionar frente a un monstruo tan descomunal, sanguinario y devastador? ¿Cómo reaccionar, nosotros… seres tan frágiles, vulnerables e impotentes? Por mi parte, seguiré transitando por los mismos caminos por los que transito desde hace medio siglo. Caminos aparentemente ineficaces, caminos de empatía, solidaridad, coraje, generosidad, dignidad… Caminos de una dolorosa convivencia con demasiada ingenuidad por parte de demasiados semejantes a los que quiero como hermanos y a los que no consigo convencer de la imperiosa necesidad de dedicar el tiempo necesario a informarse en fuentes no contaminadas. Amigos que tienen tiempo para multitud de cosas secundarias pero no para esa información en la que se juega el futuro de sus familias y hasta de la humanidad.
Por mi parte, seguiré pidiendo a Dios por nuestros hermanos hutus, tutsis y congoleños (que siguen siendo los mayores olvidados de nuestro mundo); por tantos amigos israelís y palestinos (especialmente por los palestinos cristianos de Belén, que nos acogieron durante meses); por tantos ingenuos argentinos (a quienes en estas últimas semanas pasadas en Argentina he visto tan perdidos, sin las claves y el marco internacionales de comprensión que les permitiese entender lo que les están haciendo las mismas elites que están tras la tragedias de Ruanda-Congo, Palestina-Israel, etc.); por tantos conciudadanos españoles autocentrados y desinformados (cómplices, por tanto, de las acciones o inacciones del Gobierno español)… En estas fiestas de Navidad, en un 2023 y un 2024 tan decisivos, seguiré rezando con las sentidas estrofas que León Gieco regaló al mundo desde la provincia argentina de Santa Fe (la misma de mi esposa):
“Solo le pido a Dios
Que el dolor no me sea indiferente
Que la reseca muerte no me encuentre
Vacío y solo sin haber hecho lo suficiente.
Solo le pido a Dios
Que lo injusto no me sea indiferente […]
Solo le pido a Dios
Que la guerra no me sea indiferente
Es un monstruo grande y pisa fuerte
Toda la pobre inocencia de la gente […]
Solo le pido a Dios
Que el engaño no me sea indiferente […]
Solo le pido a Dios
Que la guerra no me sea indiferente
Es un monstruo grande y pisa fuerte
Toda la pobre inocencia de la gente
Es un monstruo grande y pisa fuerte
Toda la pobre inocencia de la gente.”
Foto: Bolsa de Tel Aviv.
La Bolsa de Israel demuestra que se conocían los ataques del 7 de octubre (minutos 25-33) [La Magia de la Bolsa, 12.12.2023]