Introducción

Durante casi 34 años, treinta de ellos gobernando Ruanda, Paul Kagame ha sido culpable de numerosos crímenes, principalmente como autor material.

Aunque sigue gozando de impunidad por estos crímenes, algunas voces se atreven a denunciarlo igualmente, a veces a riesgo de sus vidas. Pero, paradójicamente, sus cómplices, que a veces son los autores intelectuales, rara vez son señalados, aunque sean bien conocidos. Pero por el bien de la historia y de la memoria colectiva de la humanidad, estos crímenes cometidos por Kagame y sobre todo por sus cómplices, que son tan punibles como él, deben ser identificados, aunque actualmente sean ellos los que escriben la historia e imponen sus dogmas como «Verdad».

Así, en el 30 aniversario de la sangrienta conquista de Ruanda, los medios de comunicación y los creadores de opinión occidentales se unirán al conquistador Paul Kagame para celebrar con júbilo su victoria del 6 de abril de 1994. Al mismo tiempo, los mismos medios de comunicación y los cínicos agentes occidentales de la dictadura instaurada en 1994 aprovecharán la ocasión para avasallar aún más al pueblo hutu ruandés, que recordará la «Nakba» en las mismas fechas, estigmatizándolo para deshumanizarlo para siempre. Y esto es tanto más peligroso para ellos cuanto que el periodo de abril a julio de cada año, desde 1995, es para ellos un periodo de anarquía absoluta. Pueden ser asesinados, y los más afortunados, encarcelados, con la única acusación de «no haber observado el luto por el genocidio de los tutsis».

Ahora que el 30º aniversario del genocidio contra los tutsis se conmemorará a partir del 7 de abril, es fácil comprender el desconcierto de los hutus, que ya no sabrán a qué santo dirigirse. Porque estos 30 años corresponden también a la celebración de la conquista armada del país por elementos del ejército ugandés actualmente en el poder en Ruanda.

El dilema para los hutus es obvio: si empiezan a conmemorar como sus conciudadanos tutsis, serán acusados de negación del Holocausto porque están honrando la memoria de su propio pueblo asesinado por el FPR durante el mismo periodo, algo que tienen estrictamente prohibido. El resultado sería el mismo si rehuyeran las ceremonias organizadas durante ese periodo. ¿Cómo conseguirán sobrevivir a estos tres meses de lágrimas y, paradójicamente, gritos de alegría? ¡Recemos por ellos!

En este contexto, han comenzado a proyectarse en preestrenos películas de ficción presentadas como «documentales» que relatan la sangrienta conquista de Ruanda y que alcanzarán su apoteosis a mediados de abril de 2024.

Una de estas películas-ficción se ha proyectado o se proyectará del siguiente modo: en Limoges (Francia) el 21 de marzo de 2024, en Reims (Francia) el 27 de marzo de 2024 y en la cadena pública France 3 durante todo el mes de abril de 2024. Se trata de un documental de Patrick Séraudie, coescrito con Isabelle Neuvialle, titulado «Rwanda 94, Année zéro».

La famosa pareja franco-ruandesa pro-FPR, Daphroza y Alain Gauthier, presenta la película en cada proyección. La pareja está físicamente presente y se desvelan sus biografías, con especial énfasis en su trabajo dentro del CPCR (Collectif des Parties Civiles pour le Rwanda), una poderosa maquinaria política y judicial diseñada y financiada por Paul Kagame para cazar y aplastar a los opositores hutus a su régimen dictatorial que pudieran haber encontrado asilo en Francia.

Paul Kagame y sus cómplices: sus crímenes no prescriben

En derecho penal, el cómplice es castigado del mismo modo que el autor. Esto significa que cuando Paul Kagame tenga que responder por sus crímenes, sus cómplices incurrirán en la misma pena que él, el autor.

Por ello, después de más de tres décadas de estos crímenes, y en el año 2024, cuando se celebra con pompa y circunstancia en Kigali y en los países de sus cómplices el acceso de Paul Kagame al trono de Ruanda tras la tragedia humana que provocó y desencadenó el 6 de abril de 1994, hemos creído oportuno simplemente enumerar estos crímenes de Paul Kagame, situándolos en el tiempo e indicando las instancias, personas físicas o jurídicas implicadas.

Los crímenes innegablemente documentados de Paul Kagame son los siguientes:

– Agresión contra países soberanos
– Crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad
– Terrorismo: el atentado del 6 de abril de 1994
– Genocidio en Ruanda y la RDC
– Limpieza étnica
– Trata de seres humanos

Tras años de incomprensión y de interrogantes sobre la omertá impuesta a los crímenes que Paul Kagame ha cometido y sigue cometiendo, en los últimos meses la opinión pública mundial empieza por fin a comprender, a la luz de lo que está ocurriendo en Oriente Próximo (Gaza) desde octubre de 2023.

Efectivamente, en este último caso, el mundo se ha dado cuenta:

– Que ya nadie puede dar lecciones de moral a los demás.
– Que nadie se atreve a exigir el respeto del derecho internacional.
– Que nadie tiene legitimidad para exigir moderación y humanidad a los demás.
– Que incluso el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) se ha rendido y se avergüenza de seguir enseñando los principios del Derecho Internacional Humanitario (DIH) o las leyes de la guerra, de las que se supone que es garante mundial en caso de conflicto.
– Que ya nadie pueda afirmar, con convicción, que la política exterior de los países llamados «democráticos» es menos cínica que la de los regímenes autocráticos.

Esto es lo que ha aprovechado y sigue aprovechando Paul Kagame en Ruanda desde 1990.

Un estudio profundo y exhaustivo de este tema, es decir, de los crímenes de Paul Kagame y sus cómplices, no sólo llevaría muchísimo tiempo, sino que llenaría obras enciclopédicas. Pero eso llegará a su debido tiempo.

Por el momento, nos limitaremos a enumerar estos crímenes de Paul Kagame, situándolos en el tiempo (época), resumiendo los hechos de cada crimen y nombrando las instancias correspondientes a las personas físicas o jurídicas implicadas.

Un cuadro sinóptico puede facilitar la lectura y la comprensión de los hechos.

Crimen Época Hechos País o personalidad implicados
 

Crímenes de agresión

 

Octubre 1990 y noviembre 1996 hasta 2024  y siguiendo

 

Paul Kagame, como oficial del ejército regular ugandés, al frente de un ejército de varios miles de soldados ugandeses, invadió Ruanda, país miembro de la ONU y de la OUA, cuyos principios condenan este tipo de agresión.  En 1996, esta vez como amo de Ruanda que acababa de conquistar, Paul Kagame invadió Zaire con el pretexto de ir allí a dar caza a los hutus que habían huido en 1994. Hasta 2024, siguió atacando el país, que se convirtió en la República Democrática del Congo en 1997.

 

En 1990, el autor fue Museveni, y Kagame su cómplice. Tanzania bajo Julius Nyerere y la OUA bajo Salim Ahmed Salim, también estuvieron implicados. En 1996, Estados Unidos, Gran Bretaña, la UE, la ONU y sus agencias especializadas participaron en la agresión contra Zaire, la futura RDC.[1]

 

Crímenes de guerra y contra la humanidad

 

1990–1994

 

Durante su guerra de conquista, Paul Kagame mató a inocentes en las prefecturas fronterizas con Uganda porque eran hutus, y desplazó a más de un millón de ellos que llegaron a amontonarse a las puertas de Kigali.

 

* Uganda, Tanzania, Burundi, EUA, Reino Unido, ONU, OUA.

 

*Museveni, Julius Nyerere, Hassan Mwinyi, Pierre Buyoya, Gen Salim Saleh, Ahmed Salim Salim.[2]

 

Terrorismo El 6 de abril de 1994 Ese día, Paul Kagame derribó con misiles tierra-aire del ejército ugandés el avión Falcon 50 en el que viajaban los presidentes de Ruanda y Burundi, Juvénal Habyarimana y Cyprien Ntaryamira, respectivamente, y sus séquitos. Regresaban de una cumbre de jefes de Estado de la región celebrada en Dar Es Salaam (Tanzania). * Museveni, Julius Nyerere, Uganda, Tanzania, la ONU con su MINUAR.

 

* Museveni, Ali Hassan Mwinyi, Pierre Buyoya,  gen. Roméo Dallaire.[3]

 

Genocidio Abril 1994– …2024 El atentado terrorista del 6 de abril fue una señal de Paul Kagame para montar un asalto final para conquistar el poder y el país militarmente. Utilizaría las masacres interétnicas que siguieron y que él mismo alimentó para justificar y legitimar su conquista militar y su poder dictatorial sobre la Ruanda conquistada. 1. Las instancias que permitieron que se desencadenara el genocidio o que posteriormente lo utilizaron para garantizar la impunidad de Paul Kagame protegiéndole de la acción de la justicia. Estados Unidos, Gran Bretaña, Bélgica, Francia, la ONU a través de su TPIR. También hay personalidades que han hecho todo lo posible no sólo para exculpar a Kagame de haber desencadenado el genocidio, sino sobre todo para invertir los papeles acusando a sus víctimas de ser sus propios verdugos e incluso condenando a los supervivientes por crímenes que no cometieron. Esto se hace ante tribunales internacionales (TPIR, su Mecanismo Residual) y nacionales (en Bélgica y sobre todo en Francia).

 

2. Personalidades: Madeleine Allbright, Bill y Hilary Clinton, Tony Blair, Linda Chalker, Koffi Annan, René Degni Segui, Hassan Boubakar Jallow, Louis Michel, Guy Verhoftadt, Damien Vandermeersch, Serge Braemerts, Bernard Kouchner, Nicolas Sarkozy, Emmanuel Macron, Marc Trévidicet, Nathalie Poux, Alain y Daphroza Gauthier, Hélène Dumas, Vincent Duclert…[4]

Limpieza étnica De 1990 hasta hoy. 1. Cuando invadió Ruanda al frente de los soldados tutsis del ejército ugandés, Paul Kagame mató o expulsó a los habitantes de las zonas fronterizas con Uganda, habitadas entonces principalmente por hutus y twas. Tras la conquista total de Ruanda en 1994, Paul Kagame transformó estas zonas en «Tutsilandia», donde asentó a todos los tutsis llegados de Uganda, Burundi, la RDC y Tanzania. Estas zonas, que constituían una gran parte de la prefectura de Byumba, la totalidad de la prefectura de Kibungo y una subprefectura de Kigali, Bugesera, Kagame las convirtió en una única provincia oriental, la más extensa del país, que se extendía desde el extremo noreste, en Kagitumba, en la frontera con Uganda y Tanzania, hasta el centro-sur, en la frontera de Akanyaru, que separa Kigali de Gitarama. Habiendo expulsado o matado a los hutus que vivían allí para desposeerlos de sus tierras y asignárselas a los recién llegados tutsis, ha cometido el delito de limpieza étnica.

2. Desde los primeros años de su reinado en Ruanda, Paul Kagame no ha dejado de fijarse objetivos encaminados a la limpieza étnica. Había previsto que, a más tardar en 2015, ya no se hablaría más de las etnias hutu y twa en Ruanda. Sólo se podría mencionar a la etnia tutsi, pero añadiendo que había sido víctima de un «genocidio». Y eso es lo que está ocurriendo ahora. También se ha fijado el objetivo de repoblar Ruanda en menos de 20 años con poblaciones distintas de las que siempre han vivido en el país, fomentando la llegada de nuevos habitantes, aunque no sean ruandeses, siempre que puedan ahogar a los que vivían en Ruanda antes de 1994 o a sus descendientes. Por último, prometió que en 2050 Ruanda estaría habitada por una población irreconocible por su origen, su historia, su cultura ¡e incluso su color de piel! Por eso busca afganos, sirios, iraquíes, uigures… en fin, a todos los pueblos desamparados en su país, para que vengan a poblar su Ruanda, que cree ampliable, porque con más de 12 millones ya en menos de 27.000 km2, es asfixiante. Pero su obsesión por la limpieza étnica es más fuerte que cualquier lógica demográfica o sociológica.

* Uganda, Canadá, ONU, UA.

 

* Yoweri Museveni, Linda Chalker, Koffi Annan, gen. Roméo Dallaire, gen. Guy Toussignant.[5]

 

 

 

Trata des seres humanos 2020–2024 y sigue En su carrera por repoblar Ruanda con una población que no tiene raíces históricas ni culturales particulares que reivindicar, ni mucho menos sentimiento alguno de ser ruandés, y con el objetivo de sustituir y hacer desaparecer para siempre a las comunidades o etnias hutu y twa antes de 2050, Paul Kagame no duda en cometer cualquier delito, incluso el de «tráfico de seres humanos». Para ello, Paul Kagame propone a los países occidentales que quieren rechazar a los inmigrantes que buscan asilo en sus países que se los vendan para que él los traiga a repoblar (o más bien colmar) Ruanda para sustituir a los hutus y twas que ha jurado hacer desaparecer completamente de Ruanda o ahogar a los supervivientes entre los no ruandeses y no africanos de origen que, según sus previsiones, constituirán la mayoría de su población en 2050.

Algunos países cuyos políticos en el poder juegan la carta populista para ganar votos de los xenófobos y otros supremacistas de moda en Occidente están cayendo en brazos de Kagame y aceptando venderle sus solicitantes de asilo rechazados. La última tarifa en vigor es de más de 1,5 millones de dólares por refugiado. Sin embargo, sólo uno de estos países occidentales, Gran Bretaña, tiene la intención de venderle más de 90.000 inmigrantes rechazados. Un cálculo rápido muestra que Paul Kagame ganará con este tráfico, y por tanto con este crimen, ¡cien veces más que el PIB de Ruanda![6]

 

* Reino Unido, Níger (antes de 2023) , Malta, la ONU y su ACNUR, la UA.

 

*Boris Johnson, Rishi Sunak, Suella Braverman, Mohamed Bazoum, Mahamat Moussa Faki.

Por último, cabe señalar que si se abriera un proceso contra Paul Kagame, cada una de las personalidades implicadas sería citada de una u otra forma, y algunas podrían incluso ser acusadas como cómplices. En cuanto a las personas jurídicas y físicas, no hay de qué preocuparse, ya que se aplicará el principio de «continuidad del Estado», y cada Estado acusado deberá responder de sus actos en cualquier momento, sin lagunas. Lo mismo ocurrirá con las organizaciones que, aunque se disuelvan o se transformen, legarán esta pesada herencia a sus sucesores.

Un pensamiento especial para las víctimas de Paul Kagame (ruandeses, burundeses y franceses) para las que celebrará durante tres meses la desaparición de hace 30 años. Empezando por las víctimas que perecieron en su atentado terrorista del 6 de abril de 1994:

– Dos jefes de Estado en ejercicio, Juvénal Habyarimana de Ruanda y Cyprien Ntaryamira de Burundi.
– El general de División Nsabimana Déogratias, jefe de Estado Mayor de las FAR.
– Coronel Sagatwa Elie, secretario privado del presidente Habyarimana.
– Doctor Emmanuel Akingeneye, médico personal del presidente Habyarimana.
– Sr. Juvénal Renzaho, consejero presidencial.
– Mayor Bagaragaza Thaddée, oficial presidencial.
– Sr. Bernard Ciza, ministro de Planificación de Burundi.
– Cyriaque Simbizi, ministro de Comunicación de Burundi.
– D. Jacky Héraud, piloto francés y capitán del Falcon 50.
– Sr. Jean Pierre Minaberry, copiloto francés.
– Sr. Jean Marie Perrine, ingeniero de vuelo francés.

Bill Clinton en Ruanda

No es sorprendente que fuera el ex Presidente de los Estados Unidos Bill Clinton quien presidiera todas las ceremonias en Kigali.

Es natural que 30 años después Bill Clinton volviera para ver y celebrar el éxito del experimento ensayado en su laboratorio político-militar que fue Ruanda entre 1990 y 1994. De hecho, fue la administración estadounidense la que planteó la cuestión a sus servicios especializados, dándoles una hipótesis de trabajo y dejándoles la tarea de probar el experimento en un laboratorio. La pregunta era:

«En un país en el que conviven dos comunidades, una con una gran mayoría y otra con una minoría muy pequeña, así como el principio democrático de «un hombre, un voto» significa que la minoría nunca puede llegar al poder, ¿cómo puede esta minoría expulsar del poder a la mayoría y reducir su importancia numérica?»

Los técnicos respondieron que esto era posible, pero bajo ciertas condiciones, en particular sobrearmar militarmente a la minoría, buscarle un país vecino más poderoso que el que va a conquistar como base de retaguardia, hacer la vista gorda ante los crímenes de guerra que cometa durante su conquista, poner a su disposición todos los grandes medios de comunicación para difundir su propaganda, decirle que culpe cada vez de sus propios crímenes a su enemigo (acusación espejo) y, por último, atar los brazos a la espalda de la mayoría declarando un embargo total de armas contra ella durante el asalto final para acabar con ella y obligar a todos los países del mundo a aplicarlo mediante una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.

Para satisfacer las condiciones fijadas por los técnicos de laboratorio de la Casa Blanca, el Pentágono y la CIA, se dieron todos los medios y autorizaciones para intentar este experimento en un pequeño país laboratorio de la región de los Grandes Lagos de África llamado Ruanda. Y en 1994, ¡funcionó! La minoría tutsi, armada desde la vecina Uganda, no sólo se hizo con el poder político en Kigali, sino que conquistó todo el país, expulsando a la mayoría hutu. Y ahora que esta situación se prolonga desde hace tres décadas e incluso parece estar convirtiéndose en la norma en la región, ¡los iniciadores (Bill Clinton, sus aliados y sus investigadores políticos y estratégicos) tienen todo el derecho a celebrar este éxito!

Es probable que la misma desgracia se abata sobre los pueblos de algunos otros países de la región que reúnen las mismas condiciones de laboratorio que Ruanda en 1990-1994, y a los que los mismos técnicos de laboratorio están echando el ojo para probar el exitoso experimento del «Laboratorio Ruanda». ¡Seguid mi mirada! Los actuales dirigentes de estos pueblos en peligro deberían aprender de este experimento llevado a cabo en el «Laboratorio Ruanda» en lugar de darse un festín.

A todas estas víctimas de Paul Kagame del 6 de abril de 1994, les rendimos homenaje y les decimos «RIP». Y a las viudas y huérfanos dejados por estas víctimas, «¡Ánimos! Y que reciban aquí la seguridad de nuestro apoyo firme, inquebrantable y permanente.

De paso, decimos «Vergüenza debería darle a Francia», no a toda Francia, sino a la Francia de Sarkozy y Macron, que denegó la justicia a los leales servidores de la nación francesa caídos en acto de servicio en Ruanda el 6 de abril de 1994. Esta Francia, por el contrario, ha seguido desviando su justicia para que sirva a intereses políticos, renunciando así a su independencia en la materia. Peor aún, al reducir este sistema de justicia, en la propia Francia, a una herramienta en manos del dictador Paul Kagame de Ruanda para perseguir y condenar injustamente a los hutus inocentes que escaparon de él para encontrar asilo en Francia por el único «delito» de seguir siendo críticos con el régimen dictatorial de Paul Kagame.

Notas

[1] Bernard Lugan, Rwanda. Un génocide en question. Editions du Rocher. París 2014, 286 páginas.

Charles Onana, Holocauste au Congo. L’omerta de la Communaute Internationale. Editions L’artilleur, París 2023, 504 páginas.

[2] Judy Rever. Rwanda l’éloge du sang. París, Editions Milo, 2020, 480 páginas.

[3] Robin Philpot, Ça ne s’est pas passé comme ça à Kigali. Editions Duboiris, París, 2004. 238 páginas.

[4] Carta de los presos políticos ruandeses del TPIR detenidos en Senegal dirigida al presidente del Consejo de Seguridad de la ONU el 14 de febrero de 2024: enlace Internet.

[5] Charles Onana. Holocauste au Congo, op cit.

[6] Artículos en The Guardian por Michaela Wrong; opinión de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, opinión de la Cámara de los Lores, artículos sobre los últimos acontecimientos en este caso, intercambios entre la Cámara de los Lores y la Cámara de los Comunes.

Fuente: Echos d’Afrique

Foto: Bill Clinton llega a Ruanda el 6 de abril de 2024 para la 30a conmemoración del genocidio.

Un millón de muertos: ¿qué se esconde detrás del genocidio ruandés? Entrevista con Charles Onana (Vincent Lapierre, 29.07.2021)
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