El jueves 27 de julio de 2023, un tribunal de Londres se pronunciará sobre la decisión de enviar a Ruanda a los solicitantes de asilo no deseados. En este acuerdo, Paul Kagame ya ha recibido 120 millones de libras, que no tiene que devolver si la operación fracasa.
Sea cual sea el veredicto del Tribunal –dar luz verde a la deportación de estos solicitantes de asilo a Ruanda o denunciar la decisión del gobierno– se habrá llegado a una amarga conclusión que pasará a la historia.
La conclusión para cualquier observador informado es que el gobierno conservador de Londres está tomando a sus ciudadanos por idiotas acríticos.
Los solicitantes de asilo en Gran Bretaña proceden de África, Oriente Medio y el Cáucaso por diversas razones: para escapar de la persecución de los regímenes dictatoriales de sus países; para buscar una oportunidad de asegurarse un futuro mejor y vivir en países donde sus derechos básicos estén garantizados; para escapar de la violencia y los conflictos endémicos de sus regiones.
La respuesta del gobierno conservador de Londres es rechazar sus justificadas solicitudes de asilo y deportarlos a la Ruanda de Paul Kagame, donde recibirían todo lo que desean. Sin embargo, el régimen de Paul Kagame en Ruanda es el más represivo de África, si no del mundo. Además, el ciudadano ruandés medio, un campesino en su colina, está entre los más pobres del planeta y se muere de hambre y enfermedades como antes de la época colonial, mientras que la camarilla gobernante en torno a Kagame está entre las más ricas del mundo.
Al intentar vender sus argumentos a los contribuyentes y votantes británicos, el gobierno conservador no sólo está haciendo el ridículo, sino que, lo que es más importante, está insultando a los ciudadanos de la Corona. Este gobierno, a través de su ministra del Interior, está en efecto predicando que en la Ruanda de Kagame, los solicitantes de asilo deportados de Gran Bretaña llevarán una vida mejor porque recibirán residencias personales con piscinas y parques infantiles para los niños; que para todos estos solicitantes de asilo deportados a Ruanda, el empleo estará garantizado para los adultos y la escolarización garantizada hasta la educación superior para los jóvenes; y que los puestos de trabajo de estos jóvenes también están garantizados en la Ruanda de Kagame
Sólo que este gobierno conservador de Su Majestad hace todo lo posible para que nadie le pida explicaciones sobre la paradoja de la realidad de Ruanda y el mapa que dibuja de ella. Al hacerlo, este gobierno, especialmente la ministra del Interior que es invitada habitual de Kagame en Kigali, insulta y desprecia a la opinión pública británica. De hecho, cualquier ciudadano británico curioso puede descubrirlo:
En Ruanda, bajo el régimen dictatorial de Paul Kagame, el ruandés medio no puede ni soñar lo que es vivir en una villa con piscina cuando en su modesto refugio no tiene ni agua ni electricidad;
¿Cómo puede un país comprometerse a acoger inmigrantes y proporcionarles un nivel de vida superior al de sus propios ciudadanos?
El régimen de Kagame no tolera ninguna voz disidente, y menos aún a los opositores políticos. Los matan y los afortunados se exilian. En 2022, el ACNUR admite haber registrado más de 12.000 solicitantes de asilo ruandeses, algunos de ellos en Gran Bretaña.
En Ruanda, el desempleo se estima en más del 60% entre los jóvenes listos para entrar en el mercado laboral porque han terminado sus estudios, a menudo universitarios. Pero el régimen de Kagame se ha comprometido a garantizar un empleo a los expulsados de Gran Bretaña: afganos, sirios, iraquíes, etc., algunos de los cuales nunca habían oído hablar de Ruanda antes de que se les comunicara que iban a ser deportados a este país.
El gobierno británico tiene derecho a decidir cualquier cosa. Pero al menos debería respetar a sus ciudadanos y no seguir insultándoles tomándoles por idiotas ignorantes de la situación en Ruanda bajo el dictador Paul Kagame.
Fuente: Echos d’Afrique
Foto: Suella Braverman, ministra del Interior británica, con Paul Kagame, el 18 de marzo de este año en una visita de la ministra a Ruanda.
La ministra del Interior británica Suella Braverman llega a Ruanda para tratar el acuerdo migratorio (France 24, 18.03.2023).