Siguiendo (especialmente en España) la pista del dinero
Las informaciones sobre las masivas operaciones de control mental/social de las elites globalistas y sobre sus crímenes, informaciones que antes solo eran accesibles para aquellos expertos lúcidos y honestos que se atrevían a sumergirse en los millones de documentos hechos públicos por WikiLeaks, ahora son verdaderos titulares proporcionados por los mismos altos responsables del gobierno de Trump. Son titulares al menos en aquellos medios que ya no están empecinados en seguir los dictados globalistas.
En una descomunal operación globalista de control mental/social, la USAID ha sido durante las últimas décadas un instrumento decisivo. En ella, una partida fundamental ha estado dedicada a financiar a aquellos expertos y medios que, entre otras muchas cosas, se han dedicado a acusar de reaccionarios a quienes sabemos diferenciar muy claramente unas discriminaciones y unos conflictos bien reales (de género, color, etc.) de la criminal utilización de estos conflictos para unos objetivos inconfesables mediante el llamado movimiento o cultura woke.
Del mismo modo que sabemos que las llamadas revoluciones de colores han sido generadas a partir de unas lógicas demandas de mayor libertad, democracia, etc. Aunque con frecuencia dichas demandas hayan sido creadas ad hoc o exacerbadas de modo bien planificado, incluso con francotiradores asesinos. Mientras que, al mismo tiempo, han sido silenciadas, e incluso ahogadas en sangre, otras muchas demandas semejantes, o más necesarias y apremiantes aún, en países controlados por lacayos del globalismo. Y también podríamos referirnos al catastrofismo climático, catastrofismo que justifican a partir de problemas climáticos reales.
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Aprovecho ahora para aclarar que, en el caso concreto del llamado procés català, no comparto la opinión de quienes no son capaces de diferenciar entre un objetivo legítimo, el soberanismo, y el posible gran error de los líderes soberanistas de haber aceptado ser financiados por la Open Society Foundation de Soros. Si es que en realidad lo han sido, como efectivamente parece ser, si analizamos las líneas editoriales durante las últimas décadas de medios del Govern como TV3, Catalunya Radio o como la del diario Ara. O si damos por buenas las pruebas de la investigación que Juan Antonio de Castro y Aurora Ferrer presentaron a la UDEF y al juez Pablo Llarena en abril de 2018. Investigación que, un año después, volcaron en el libro Soros. Rompiendo España.
En mi opinión, los soberanistas no habrían caído en semejante error si hubiesen sido fieles a las enseñanzas y las praxis de los auténticos líderes de la no violencia. En vez de seguir a manipuladores psicópatas, financiados por la USAID, que, como Gene Sharp, han ocultado sus doctrinas, objetivos y estrategias globalistas últimas tras una perversa máscara: aquella con la que se presentan como seguidores de la no violencia. Si los soberanistas hubiesen sido fieles a la auténtica doctrina evangélica/gandhiana nunca hubiesen caído en la utilización de medios inadecuados, aunque fuese para el logro de los más nobles fines.
Gene Sharp utiliza los métodos gandhianos no violentos de resistencia civil no para liberar a los pueblos del Imperio, como hizo mahatma Gandhi, sino para provocar inacabables y sangrientas “revoluciones” de colores y derrocar gobiernos legítimos. Hace ahora dos años, en una contundente y documentada crítica ya expuse, en un extenso artículo, muchos de los trabajos sucios de quienes en España, bajo la apariencia de respetables expertos, estaban siendo financiados por organismos como la USAID. En él hacía una crítica de los posicionamientos de Vicenç Fisas, titular de la Cátedra UNESCO sobre Paz y Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de Barcelona. Y a lo largo de tal crítica iban apareciendo muchos lobos cubiertos con piel de oveja:
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“Sin caer en los bárbaros excesos de gentes como John Carlin, Ramón Lobo o Alfonso Armada (presidente de Reporteros sin Fronteras España [tan generosamente financiados por la USAID, como ahora ya es público y notorio] hasta finales de 2021), los sibilinos análisis y formulaciones de expertos como Vicenç Fisas o los del CIDOB (apoyados generosamente por la Open Society del magnate globalista George Soros) son aún más peligrosos. De hecho hicieron un enorme daño en la información, tan sensible, sobre aquella tragedia africana que engulló millones de vidas y dejó muchas más profundamente heridas.
Casualmente, sus planteos coinciden exactamente con los que en este momento formulan los presidentes Biden y Zelenski: ¡El paranoico Putin debe detener su agresión y sentarse a dialogar y negociar! Maravilloso, ¡¡No a la guerra… de ‘el Putin’!! A diferencia de otro catalán como Rafael Poch, auténtico experto en Rusia, que tiene muy claro que ‘En Ucrania, occidente es culpable’, esos expertos catalanes, expertos en todo y que valen para todo lo que se les mande, tienen todo muy claro: Putin es un paranoico. El artículo de Vicenç Fisas del pasado 6 de marzo titulado ‘La desnudez del pacifista ante la guerra’ se inicia dejando bien sentada ‘la paranoia de Putin’. Por cierto, en su artículo Rafael Poch se refiere al CIDOB, que tiene por presidente honorario a Javier Solana, ex-secretario de la OTAN, y a la financiación de estos think tanks tan ‘independientes’.
En este momento de consignas absolutamente extremistas, los jefes de la propaganda OTANista están volviendo a sentar en los platós de las televisiones españolas a los pesos pesados de la Gran Mentira en la otra gran operación, la de la conquista de Ruanda y Zaire-Congo. Los vuelven a sentar frente a las cámaras para que digan auténticas barbaridades como esta: ‘No hay imágenes de las masacres del Donbass porque, sencillamente, no existieron’. O como esta: ‘Putin está arrasando Ucrania como arrasó Siria’. Lo cual, por otra parte, confirma que la conquista de los extraordinarios recursos del Zaire-Congo fue tan importante para los contratistas de estos mercenarios de la Mentira como la actual crisis de Ucrania.
[…] Pero yo me pregunto: ¿Cómo se puede hacer tal elogio del International Crisis Group? En el apartado ‘El secuestro de las grandes ONG para los derechos humanos, la democracia y la libertad’ del libro La hora de los grandes ‘filántropos’ ya me referí al International Crisis Group, el gran referente de Fisas:
‘[…] Zbigniew Brzezinski, en concreto, [el gran hombre del globalismo naciente] ha ostentado u ostenta el título, entre otros muchos, de miembro de los consejos directivos de algunas grandes ONG para los derechos humanos, la democracia y la libertad como Freedom House, National Endowment for Democracy, International Crisis Group y Amnistía Internacional.’
En cuanto al International Crisis Group, expliqué lo siguiente:
[…] ‘el problema aparece cuando nos enteramos de que en julio de 2009 asumió el cargo de presidenta y jefa ejecutiva nada menos que la canadiense Louise Arbour. Como ya expuse en el primer volumen de esta obra, la exfiscal del TPIR (Tribunal Penal Internacional para Ruanda con sede en Arusha, Tanzania) y alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha sido una mujer dócil y cómplice hasta el descaro con los grandes intereses anglosajones que han ensangrentado el África de los Grandes Lagos.’
[…]
Entonces, ¿por qué me dedico a realizar la crítica de una propuesta y unas intenciones tan sensatas e incluso moderadas [me refiero a las de Fisas]? Pues sencillamente porque, tras más de cuarenta años de moverme en el ámbito de la no violencia, la experiencia me ha demostrado que, detrás de todo ese tipo de ONGs, detrás de todo ese tipo de propuestas y documentos, siempre hay, en mayor o menor medida, una conexión con grandes organizaciones como las cuatro anteriormente citadas en las que Zbigniew Brzezinski, el fundador de la Trilateral por encargo de David Rockefeller, siempre formaba parte de los consejos de dirección. O siempre hay una financiación directa de organismos ‘defensivos’ de la Administración estadounidenses o de fundaciones como las de George Soros. Y, sobre todo, realizo mis críticas porque el verdadero principio que rige este mundo oscuro y opaco, aunque con fachada de solidaridad, no es otro que el talk & fire imperial: atacar mientras se hace como que se dialoga y se negocia.
Un supuesto experto en Ruanda, como es considerado Vicenç Fisas (‘¡sus artículos los publica El País!’, me decía con admiración un ingenuo amigo) en una Catalunya y una España absolutamente ignorantes del conflicto ruandés, debería saber cosas tan elementales como esta: mientras se entretenía a los ingenuos gobiernos de Ruanda y Burundi en las negociaciones de Arusha, el gendarme estadounidense Paul Kagame derribaba el avión presidencial el 6 de abril de 1994. Los presidentes de ambos países junto a sus respectivas comitivas del más alto rango retornaban precisamente de esas engañosas negociaciones. Esos son los diálogos y las negociaciones [que Fisas dice que desearía] del Imperio de la Mentira. ¿Qué le pasó a Vicenç Fisas que ya entonces no lo supo ver e impartió entonces una doctrina aún más penosa que la que imparte ahora?
No es mi intención destruir tantos prestigios académicos de nadie. Solo pretendo decir ¡Basta! a tanta falacia criminal, a tanto cinismo de unos y a tanta ingenuidad, parcialidad o complicidad de sus intelectuales afines o a sueldo. Hay demasiada injusticia y demasiado sufrimiento como para que no levantemos la voz quienes somos conscientes de ello. Rusia no se enfrenta a personas tratables con las que se puede dialogar y negociar, sino a seres auténticamente enfermos de ambición, de afán de poder, de hipocresía y cinismo. Seres que no solo acabarán con Rusia en cuanto puedan sino que están llevando a sus propias naciones hacia el abismo. […]
¿Cómo se puede ser tan incapaz de reconocer los signos (¡y documentos oficiales!) tan evidentes que rodean a un proyecto de dominación mundial? ¿Cómo se puede ser no ya tan parcial a favor de Occidente, como estas gentes lo son, sino simplemente tan equidistante, equiparando los crímenes ‘de ambas partes’? […]
Finalmente, ¿Cómo se puede pensar que el derecho a la legítima defensa es siempre una trampa? Quienes eso afirman ¿serían capaces de decírselo cara a cara a europeos como Espartaco, los héroes de la Resistencia francesa o los del sitio de Stalingrado. O a sudamericanos como el Che Guevara y Salvador Allende. O a africanos como Patrice Lumumba y Nelson Mandela, que pasó casi tres décadas en prisión por negarse a firmar en un papelito su renuncia a la lucha armada?
No es esa mi no violencia. Será la de Gene Sharp. La mía no es la que niega a los pueblos el derecho a la legítima defensa. Creo que ni tampoco era la del mismo mahatma Gandhi. Basta leer sus escritos en profundidad. Mi no violencia es la de dar yo mismo mi propia vida pero no la de exigirles a los demás que se dejen asesinar tras ver como violaban y asesinaban antes a sus hijas. Eso no es no violencia, eso es la cobardía que tanto rechazaba Gandhi. Eso es la estupidez y la arrogancia de intelectuales burgueses europeos de salón y café que nunca pasaron por trances tan terribles.
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Pero una cosa es financiar estos golpes de estado blandos, diseñados y propuestos por Sharp, contra quienes no se someten a las elites globalistas, golpes que financian y utilizan organizaciones como la USAID, y otra cosa bien diferente es pretender utilizar la doctrina Sharp para derrocar a los lacayos de esas elites. Eso jamás debe ser permitido. Así es que en Ruanda, en 2024, fueron juzgados un periodista/youtubeur y siete seguidores del partido político DALFA-Umurinzi (cuya legalización sigue sin ser aceptada), fundado y presidido por Victoire Ingabire Umuhoza. El crimen del que fueron acusados: haber sido sorprendidos en 2021 leyendo el libro del serbio Srđa Popović, con un título semejante al de Sharp: “Cómo derribar a un dictador cuando se está solo, pequeño y sin armas”.
El serbio Srđa Popović es el director ejecutivo del Centre for Applied Nonviolent Action and Strategies (CANVAS), otro más de los centros que, junto al Albert Einstein Institution de Sharp en Boston, forman parte de una misma red ideológica “No violenta” globalista. Fue uno de los líderes del movimiento estudiantil Otpor! Un movimiento que, usando traducciones al serbio de los textos de Sharp y siguiendo su doctrina, ayudó a la OTAN en el derrocamiento del presidente de Serbia Slobodan Milošević (fallecido en prisión a pesar de nunca haber sido declarado culpable).
La citada red intenta generar “revoluciones democráticas” en más de 50 países. Entre ellos Irán, Zimbabue, Venezuela, Georgia, Bielorrusia o Azerbaiyán. A buen entendedor, pocas palabras. Lo que ciertamente no conozco es el color elegido para cada una de estas “revoluciones liberadoras”. En febrero de 2012 WikiLeaks publicó 5 millones de correos electrónicos internos del Strategic Forecasting, Inc., más conocida por el acrónimo StratFor. Se trata de una empresa estadounidenses especializada en servicios de inteligencia y espionaje, a la que la revista Barron’s calificó como la CIA en la sombra. Entre estos correos estaban los intercambiados con Srđa Popović.
No es extraño que en 2011 la importante revista del globalismo Foreing Policy incluyese a Popović entre los “100 pensadores mundiales más importantes” por haber inspirado, directa e indirectamente, a los manifestantes en las llamadas Primaveras Árabes y haber preparado a activistas para lograr cambios sociales no violentos en Oriente Medio. Tampoco es extraño que el Foro Económico Mundial de Davos lo considerase como uno de los Jóvenes Líderes Globales en 2013. Pero, como he dicho, una cosa es llenar de laureles a este “héroe” y otra es tolerar que los jóvenes ruandeses lo utilicen para pretender derrocar al gran hombre del globalismo en África.
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Volviendo ahora al llamado procés català, para cualquier cristiano debería ser claro que es imposible pactar con Satanás. Imposible incluso para conseguir el más noble de los fines, la instauración del Reino de Dios. Aquellos cuyo mental les permita leer con respeto el relato de las tentaciones de Jesús en el desierto (Mateo 4,1-11), entenderá muy bien de qué estoy hablando. Es la misma crítica que también me he atrevido otras veces a realizar sobre el comportamiento de un gran líder mundial de referencia, alguien que ha coqueteado demasiado con las “familias” globalistas, con sus vacunas, con su Agenda 2030, etc. Me refiero al “progresista” papa Francisco, que no ha tenido problema alguno en aliarse estrechamente con el nuevo capitalismo inclusivo de dichas grandes “familias”.
Me pregunto qué pasará ahora por la mente de Francisco si llega a conocer las verdaderas andanzas de estos, sus socios del “nuevo” capitalismo “inclusivo”, que tenían a la USAID como instrumento privilegiado para la “ayuda caritativa”. Una USAID, cuyo máximo responsable, Brian Atwood, fue el mayor impulsor del bombardeo con armas pesadas, desde octubre de 1996, de los campos de refugiados hutus indefensos en el este del Zaire. Campos como el de Mugunga o el de Tingi-Tingi, en el que malvivían muchos cientos de miles de seres humanos abandonados por nuestra “comunidad internacional” mezquina y estupidizada. ¿No le dijo nada a Francisco sobre todo esto el “ilustrísimo” ruandés Antoine Kambanda, tan íntimo colaborador del gran genocida Kagame, a quien el mismo Francisco elevó al honor de ser el primer cardenal de la historia de Ruanda? Y se trata solo de una de las miles de andanzas que irán saliendo a la luz de esta gran organización de organizaciones, de esta gran Agencia “No Gubernamental” financiadora de cientos de otras ONGs.
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A partir de ahora, siguiendo la pista del dinero, como saben hacer los buenos investigadores (ya sea del dinero de la misma USAID o el de la CIA, o el del Pentágono o el del Departamento de Estado, o el de la ONU), seguramente irán llegando otras muchas revelaciones: las que saldrán a la luz tras los acuerdos con Rusia y la exigencia de justificantes al régimen neonazi de Kiev, las que aparecerán si Robert Kennedy consigue desclasificar documentos importantes sobre el asesinato de su tío y de su padre o sobre la COVID 19, etc. Veamos solo un ejemplo de lo hasta ahora conocido, ya que un breve artículo no puede dar para más.
Ya sabíamos que actualmente el 80% del financiamiento de la OMS (Organización Mundial de la Salud) está constituido por aportes voluntarios destinados a programas específicos. Estas contribuciones no sólo provienen de los países miembros de Naciones Unidas, como ocurría originalmente, sino de fundaciones o empresas –incluso farmacéuticas–, que luego tienen el poder de decisión sobre las iniciativas propuestas. El destino de esas grandes sumas es decidido por los donantes. La OMS no puede disponer de ellas con independencia, según su criterio, sobre lo que considere que son las verdaderas necesidades. Pero lo que estos días está saliendo a la luz pública es que GAVI, la organización para las vacunas de Bill Gates, el mayor donante de la OMS, recibió 4.880.000.000,00 de dólares de la USAID.
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Es solo un ejemplo de los mecanismos que rigen en nuestro Occidente. Pero nos resulta sumamente útil para entender un par de asuntos que es necesario aclarar antes de concluir este artículo.
El primero de estos dos asuntos, que es necesario aclarar, tiene que ver con tres categorías que no son semejantes y cuyas diferencias deberíamos tener claras: los oligarcas/superricos, los gobiernos y las “familias” dueñas/creadoras del dinero. El llamado Estado profundo, término acuñado por Peter Dale Scott, sería otra categoría diferente más, pero se solapa sobre estas tres, de modo que su naturaleza sería más larga de explicar. Los grandes medios corporativos occidentales parece que no tuviesen problema en referirse a las grandes fortunas. Pero, aunque incluso publican listas de “los más ricos”, solo utilizan el término oligarcas, bastante incómodo, para referirse a los oligarcas rusos. Lo evitan incluso para referirse a los ucranianos.
Paralelamente, evitan la menor referencia a la estrecha relación, incluso de dependencia, entre esos oligarcas rusos y “nuestras” grandes familias globalistas/financieras/”filantrópicas”. Familias como la de los Rothschild. Acaban de aderezar semejantes manipulaciones haciendo que nuestras mentes asocien “riqueza” con “filantropía”. Y menos aún revelan la verdadera secuencia y jerarquía que se da entre estos tres niveles: Bill Gates dona generosísimas sumas a la OMS, pero él a su vez las recibe de la gubernamental USAID, y los gobiernos son finalmente controlados por estas grandes “familias” creadoras y dueñas de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo.
Estas familias no están en las listas de los más ricos, son mucho más: son las que crean y controlan el dinero sin supervisión alguna. Algo parecido a lo dicho sobre el rol de Bill Gates y sus fundaciones se podría decir sobre el rol de Soros y las suyas. A mí nunca me pareció que ese rol debiese ser confundido con el de las grandes familias de la Reserva Federal
El segundo de estos asuntos que es necesario tener claro se refiere a la cuestión ¿Qué es el movimiento Woke? Se trata de una panoplia de actuaciones, en cuestiones real o aparentemente “progresistas”, que justifiquen en partidos como el de los demócratas en Estados Unidos o el PSOE en España ese calificativo de “progresista”, mientras en realidad son unos eficaces instrumentos para ejecutar, tanto o más que con los partidos conservadores, el proyecto globalista en sus cuestiones realmente decisivas: el control de la impresión y el flujo del dólar y el euro, el asegurar su condición de moneda mundial de referencia, las guerras de agresión internacional, el pillaje de los recursos, el control de las vías de trasporte de los recursos como el petróleo o el gas… De ahí que verdaderos expertos en estas cuestiones, como es Adrián Zelaia, ya solo hablen del partido único, para referirse al conjunto de ambos.
Se trataría, pues, de la faceta socio/cultural del globalismo/neocapitalismo/atlantismo. Con todas las contradicciones que supone el hablar de neocons progresistas. He dicho, en el párrafo anterior, aparentemente “progresistas”, porque a unos criminales que no les importan ni tan siquiera los grandes genocidios, menos aún les va a importar que un ser humano se sienta “realizado” porque ha podido conseguir una operación de cambio de sexo. Más aún: además de proteger –según dicen– a los discriminados, con estas medidas se apunta al logro de otros objetivos mucho menos “nobles”, como es el de la despoblación, tan central en la fanática ideología de estas elites.
Quienes no entramos en este juego manipulador, somos unos retrógrados o unos extraños seres a los que, por ejemplo, les parece bien que Trump acabe con la gran ayuda internacional que llevaba a cabo la USAID. En conclusión: debido a la tarea de zapa o infiltración en el progresismo llevada a cabo por las elites globalistas, las categorías derechas/izquierdas o conservadores/progresistas son ahora absolutamente irrelevantes. En este momento, solo gentes como Trump (con toda la complejidad, tan difícil de clasificar, que reviste su figura) aparecen como alternativa al llamado partido único.
USAID: el reflejo del desmantelamiento del proyecto de George Soros (Alfredo Jalife, 12.02.2025)