Gran conmoción en los medios del mundo “libre” y “democrático”: 300.000 reservistas han sido llamados a filas por el “enloquecido” Putin. “Enloquecido”, así lo acaba de insultar en La (inefable) Sexta Félix Bolaños, actual ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática. Un político tan “progresista” y “brillante” como su cínico presidente Pedro Sánchez. Un hombre que, siendo presidente de España desde hace ya más de cuatro años, jamás abrió su boca contra el sangriento Golpe de Estado anglo-occidental en Ucrania en 2014. Ni durante los ocho años posteriores en los que miles de ucranianos pro rusos eran torturados y masacrados por las hordas neonazis ucranianas formadas y sostenidas por la OTAN. Un hombre que ahora, ahora sí, se pavonea sonriente en los foros internacionales mientras pontifica contra Putin y sobre estas inmensas tragedias. Tragedias que es evidente que no le afectan personalmente en absoluto.
La “infame” llamada a filas del “enloquecido” Putin
Las escenas que las televisiones nos trasladan son dantescas: Enormes caravanas de vehículos intentando salir de Rusia (caravanas a veces de camiones, cosa bastante sospechosa una vez más) y “multitudinarias” manifestaciones (con unas multitudes que no parecen ser tan multitudinarias), con cientos de detenidos, en contra de la guerra. Léase “en contra del reclutamiento”. Reclutamiento que ahora afecta incluso a los más burgueses, a los más insolidarios y a aquellos que idealizan la cultura hollywoodiense-occidental.
Y los comentarios de los “ilustres” tertulianos dan verdadero asco. A ninguno de ellos le he oído nunca la menor referencia a una realidad llamada Ley marcial. Una ley usada por multitud de países. Usada de modo tan inmisericorde por Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, que miles de japoneses, que vivían allí desde hacía décadas, eran internados en campos de concentración por el solo hecho de ser japoneses. “Nuestros” medios destacan las amenazas nucleares del Putin sacándolas de su contexto, ocultando que se trata de respuestas a amenazas otanistas previas. Antes del anuncio del reclutamiento, el presidente Putin afirmó:
“La población en las regiones de Zaporiyia y Jersón, en Lugansk y Donetsk vieron y continúan viendo hoy las atrocidades perpetradas por los neo-nazis en las zonas ocupadas de la región de Jarkov. Los descendientes de los banderistas y los miembros de las expediciones punitivas nazis están asesinando, torturando, y encarcelando a la gente; están tomando represalias, golpeando y cometiendo atropellos contra civiles pacíficos. No podemos, no tenemos derecho moral alguno a dejar que nuestros familiares y amigos sean despedazados por carniceros; no podemos sino responder a su sincero esfuerzo por decidir su destino por sí mismos.
Occidente ha ido demasiado lejos en su agresiva política en contra de Rusia, lanzando interminables amenazas a nuestro país y a nuestro pueblo, recurriendo no sólo al terrorismo, sino también al chantaje nuclear. Me refiero no solo a que Occidente alentara el bombardeo a la central nuclear de Zaporiyia, que supone una amenaza de una catástrofe nuclear, sino además a las declaraciones de algunos representantes de alto rango de los principales países de la OTAN, sobre la posibilidad y la admisibilidad de utilizar armas de destrucción masiva, armas nucleares, en contra de Rusia.
Me gustaría recordarle a quienes hacen esas declaraciones con respecto a Rusia, que nuestro país también tiene diferentes tipos de armas, y algunas de ellas son más modernas que las armas que tienen los países de la OTAN. En caso de que haya una amenaza a la integridad territorial de nuestro país y para defender a Rusia y a nuestro pueblo, sin duda haremos uso de todos los sistemas de armas de que disponemos. Esto no es un farol.
Los ciudadanos de Rusia pueden estar seguros de que la integridad territorial de nuestra Madre Patria, nuestra independencia y nuestra libertad serán defendidas –repito– con todos los sistemas a nuestro alcance. Los que utilizan el chantaje nuclear contra nosotros deben saber que la rosa de los vientos puede darse la vuelta.”
En Ucrania, por el contrario, en el reclutamiento general impuesto desde el inicio solo hubo heroísmo y patriotismo
“¡Ah -acaba de exclamar un amigo-! ¿Pero en Ucrania hubo un reclutamiento general?… No lo sabía. No lo había leído ni escuchado en ningún medio. Pero bueno, en todo caso lo cierto es que miles de personas están huyendo espantadas ante la agresiva huida de Putin hacia adelante”. Mi respuesta fue quizá demasiado irónica: “Claro, los 10 millones de exiliados de Ucrania solo se deben adjudicar al “sátrapa” Putin. Nada tiene que ver con que su propio Gobierno ucraniano, infectado de neonazis, esté cada vez más fanático y belicoso, cada vez más sometido a los designios de la OTAN… Seguro que nadie de esa enorme masa se escapó para huir del reclutamiento. Seguro que los testimonios de los castigos extremos contra los desertores son propaganda pro rusa…”.
“No me extraña –he seguido argumentando– que no supieses que el reclutamiento en Ucrania fuese general desde el inicio: Solo hemos podido ver imágenes de varones ucranianos despidiéndose con entereza de sus familias, en unas enternecedoras escenas. Escenas que, al parecer, conmueven a todos, desde los ciudadanos comunes hasta las más altas personalidades (como nuestra vicepresidenta Yolanda Díaz o el mismísimo papa Francisco). Escenas que solo podían significar una cosa: Que se trata de verdaderos héroes. Héroes que, todos ellos sin excepción, se prestan libre y voluntariamente a dar su vida por la patria, a diferencia de los mercenarios rusos (‘orcos’, los llamaban los sádicos nazis ucranianos) que van forzados al frente”.
“Según tales imágenes -continué-, era insostenible la otra opción posible: Que hubiese existido un reclutamiento general pero que nadie, absolutamente nadie, hubiese huido ni se hubiese despedido de sus familias manifestando a los periodistas occidentales su descontento, como hacen ahora la práctica totalidad de los rusos entrevistados por los mismos periodistas occidentales. Frente a Hitler los rusos ya demostraron que eran unos cobardes. Aquello de que 23 millones de rusos dieron su vida por su patria, seguro que solo es propaganda. Al igual que la heroica resistencia de Stalingrado”.
“Por el contrario –concluí–, si existe tan excelsa unanimidad en Ucrania, es que se trata de un pueblo excepcional, único en la historia. Un pueblo que incluso estaría superando a los legendarios espartanos en heroicidad y patriotismo. Realmente excepcional y sorprendente. Más aun sabiendo que un altísimo porcentaje de ucranianos son pro rusos o incluso familiares de ciudadanos rusos. Así que no me extraña -he concluido- que no supieses que en Ucrania el reclutamiento fue general desde el inicio. Era incompatible con las imágenes de ‘nuestras’ televisiones que tanto os empeñáis en ver.”
El verdadero gran reclutamiento
En comparación con el reclutamiento ucraniano-otanista, el reclutamiento del “enloquecido” Putin me parece tan solo un limitado reclutamiento. Se trata por ahora (hasta que los estados anglo-occidentales vayan incrementando su apoyo militar al régimen criminal ucraniano) de un reclutamiento limitado, en el que ni tan siquiera todos esos 300.000 hombres movilizados irán al frente. Sí, porque en las guerras las vanguardias no lo son todo. Nosotros, las decenas de millones de europeos que constituimos la retaguardia anti Rusia pero que es posible que suframos consecuencias tan atroces como los caídos en primera fila, somos la verdadera y enorme masa reclutada sibilinamente por “nuestros” líderes. Unos líderes que, al parecer, son merecedores, a diferencia de Putin, de toda nuestra confianza y entrega. Este es el verdadero gran reclutamiento al que me refería en el título de este artículo. Un reclutamiento tan sibilino que ni somos conscientes de él.
Nunca las guerras se jugaron solo en el frente, pero actualmente son cada vez más híbridas. De modo que se empiezan a gestar en nuestras salas de estar, en los sofás, frente a nuestros televisores. Ya manifesté mi disconformidad con aquella pretensión de que “la guerra y la paz están en nuestro interior”. Y sobre todo con la conclusión que algunos derivan de tal premisa: “Basta sentarse y respirar tranquilamente y la paz se irradiará a todo el mundo”. En ámbitos y lugares en los que el gran místico mallorquín Ramón Llull es una presencia viva, no entiendo cómo se puede hacer una afirmación tan reduccionista. Si la guerra y la paz solo están en nuestro interior, ¿para qué este hombre de Dios viajó tanto y desplegó una enorme actividad internacional?
Vivimos en unas sociedades supuestamente cristianas, en una supuesta “civilización cristiana y occidental”. En expresión usada por Miguel de Unamuno y proclamada, hasta más allá del Atlántico, por grandes criminales como el general argentino Rafael Videla. Sin embargo, ¿seguro que alguna vez ha existido semejante civilización? Un día se le preguntó al mahatma Gandhi: “¿Qué piensa de la civilización occidental cristiana?”. Su respuesta fue esta: “Sería una excelente idea”. Tan solo hace unos días, las increíbles multitudes que, en absoluta confrontación con la enseñanza de Jesús de Nazaret (Lucas 16, 19-31; Juan 13, 1-20 y muchos otros textos), se despedían de la extraordinariamente rica reina Isabel II (cabeza visible de la Iglesia anglicana) son una de la últimas evidencias de que todavía tal civilización no es en absoluto una realidad. Se trata tan solo de una de las muchas obscenidades de nuestra civilización occidental supuestamente cristiana.
Desde el referéndum de la OTAN en 1986, se nos recluta en nuestras salas de estar, frente a los televisores
Ciertamente la paz y la guerra se juegan también en nuestro interior. Incluso, como acabo de afirmar, es en nuestro interior en donde empiezan, en nuestras mentes y corazones, en nuestras salas de estar. Por eso me parecieron mucho más lúcidos, e incluso cristianos, los geniales consejos de la madre de Roger Waters a su hijo: “Leer y leer. Si haces eso, habrás hecho el mayor trabajo. Luego tan solo se trata de hacer lo correcto”. Hace ya unos años alguien me preguntó: “¿Cómo puedo informarme sobre todo esto que nos explicas?”
Antes de que lograse responder, alguien presente, más importante y quizá más espiritual que yo, se adelantó: “Solo hay que escuchar en nuestro interior”. Aquel día, a diferencia de otras veces, no me contuve frente al espiritualismo: “Eso me recuerda demasiado a los muy católicos estudiantes y familias de mi niñez franquista, quienes, aunque no se habían esforzado demasiado durante el curso, rezaban en el día del examen. No creo que Dios tenga que suplir nuestros necesarios y arduos esfuerzos de búsqueda de la verdad en los medios alternativos y en las personas adecuadas. Ni que la información nos deba llegar desde el interior como la llamada ciencia infusa”.
Se nos empezó a reclutar con aquella enorme manipulación que fue el referéndum de salida (en realidad, de entrada) en la OTAN en marzo de 1986, manipulación obra de aquel “líder” elegido e impuesto por la CIA y el general Vernon Walters para liderar la transición española hacia la “democracia”: Felipe González, el dios. Actualmente se nos sigue reclutando cuando existen tantos abusos fiscales, cuando cada vez nuestro trabajo vale menos, cuando el coste de la vida se dispara, cuando se incrementa el gasto militar, cuando las élites dueñas de la industria armamentista y de los medios de comunicación son cada vez más ricas, cuando se trasvasa así a ellos toda la riqueza que genera la sociedad… Somos sin duda la retaguardia que está financiando las inacabables guerras de agresión internacional anglo-occidentales. Y ahora la de Ucrania.
Se nos recluta con inacabables mentiras. Como la de criminalizar como “oligarca amigo de Putin” a Víktor Medvechuk, presidente del más importantes de los partidos ucranianos de la oposición. Partidos prohibidos por el “democrático” Gobierno del gran héroe Zelenski. Es decir, se trata de un político arrestado por el “gran crimen” de ser pro ruso, como muchos millones de ucranianos. Un “perverso oligarca” intercambiado por decenas de “héroes” neonazis del batallón Azov “secuestrados” (léase, “que se rindieron”) en Mariúpol y algunos valientes y “lúcidos” voluntarios internacionales .
Es la nueva guerra cognitiva. Algo que en este momento es de sumo interés para la OTAN. Entre otras muchas cosas, están consiguiendo normalizar en nuestras mente la probabilidad de una guerra nuclear. Una cuestión inaceptable hace tan solo unos meses. Pero podemos dormir tranquilos, ya que, según nos dicen al mismo tiempo, habrá más sanciones (boomerang) contra Rusia.
Agradecimientos a modo de conclusión
Quiero concluir dando mil gracias al pueblo de Ruanda y a los verdaderos amigos de él, que en su momento me hicieron entender estos perversos mecanismos de manipulación. Lo que ahora sucede en Europa es el perfecto calco de lo que sucedió en Ruanda y Congo en la década de los 90. El moderado presidente Habyarimana, que mantenía al pueblo ruandés unido y frenaba a los extremistas fue presentado por los anglo-occidentales y su poderosa propaganda internacional como un autócrata extremista, fue diabolizado y fue finalmente asesinado. Lo mismo que intentan con el presidente Putin. La diferencia entre ambos casos no está solo en el poder militar de Rusia sino también en que el presidente Putin es mucho más consciente que el presidente Habyarimana de la perversión extrema de las élites anglo-occidentales y de sus lacayos europeos. La misma perversión del presidente ugandés Museveni o el monstruo Paul Kagame que en su momento fue tan difícil de reconocer.
Y también quiero expresar un especial agradecimiento a Mikel Itulain, uno de los pocos visionarios españoles que desde el comienzo tuvo claro y denunció valientemente los crímenes que los neonazis ucranianos estaban realizando, especialmente en el Donbass, desde el Golpe de Estado anglosajón. Al día de hoy nos sigue recordando incansablemente que este es el núcleo gordiano del conflicto y sigue recogiendo multitud de videos que revelan la auténtica realidad de lo que sucede allí.
Putin habla a la nación rusa y moviliza a 300.000 reservistas (RT, 21.09.2022)