«Nadie nace odiando, la gente aprende a odiar»
NELSON MANDELA
Ya los tenemos aquí, entrando por la puerta grande de las instituciones: fachendas, desafiantes, groseros, insultantes… Y ya los tenemos en la calle: provocadores, haciendo pintadas contra las mujeres, contra los inmigrantes, contra los rojos, contra los catalanes… Y ya tenemos las primeras agresiones a ciudadanos: gais, militantes de izquierdas, inmigrantes…
Ya los tenemos aquí, condicionando el discurso y el programa de los partidos de derechas, también del PSOE, con sus bases contaminadas por un españolismo rancio, excluyente, castellano.
Ya los tenemos aquí, de la mano de Antena 3, Tele 5, Cuatro, la Sexta, TVE… Y de gran parte de la prensa: El Mundo, ABC, La Razón, también El País. Ya los tenemos aquí, de la mano del PP y Ciudadanos, que han maquillado la extrema derecha para justificar alianzas para conseguir el poder.
Ya los tenemos aquí, haciendo aprobar rebajas de impuestos a los ricos… y recortar derechos sociales a los más pobres, primeras medidas tomadas por la Junta de Andalucía.
Y ya tenemos instalado en nuestra sociedad el odio contra la diferencia, contra las libertades, contra la diversidad cultural, contra las mujeres, contra los catalanes… Sobre todo, el odio a los catalanes. Un odio irracional, ancestral, atizado desde hace siglos. Un odio que lo justifica todo, que envilece, que celebra la injusticia contra el enemigo, incluso el uso de la violencia.
Y, sin embargo, esta estrategia ha fracasado electoralmente. Los tres partidos de la derecha, que aspiraban a obtener mayoría parlamentaria, han quedado fuera de su objetivo. Los tres, hicieron de la confrontación con Cataluña el punto único de su campaña electoral, y han perdido. El mayor damnificado, el Partido Popular, que ha perdido más de la mitad de los diputados en el Congreso. Un PP que es el mayor culpable de la terrible situación que vive Cataluña con España, o España con Cataluña.
Y, a pesar de que sea una ingenuidad pensar en una rectificación, es muy necesario que el partido aún mayoritario de la derecha abandone esta estrategia de confrontación, de insulto, de desprecio al adversario, de atizar la catalanofobia. Y sería tan importante que el PP se centrara y extendiera la mano al futuro Gobierno para iniciar un diálogo con las fuerzas soberanistas de Cataluña. Tener sentido de estado no consiste en abrazarse a la bandera de España, sino trabajar para que todos los ciudadanos de este Estado vean respetados sus derechos.
Observamos que los partidos independentistas de Cataluña han tenido el mejor resultado de la historia en unas elecciones generales. ERC ha sido el partido más votado. Y Junts per Catalunya casi ha mantenido sus posiciones. Por su parte, el PP ha quedado testimonial, con un solo diputado por Barcelona, y Ciudadanos ha quedado estancado.
En el País Vasco el PNV ha crecido un diputado, Bildu ha doblado sus resultados, y el PP, Ciudadanos y Vox no han obtenido representación. Entonces, la derecha española, ¿como puede aspirar a gobernar España sin casi tener presencia en Cataluña y el País Vasco?
Esta estrategia de confrontación de las tres derechas hace que el independentismo, a pesar o gracias a la represión judicial, siga creciendo, sumando adeptos y ganando conocimiento y simpatías a nivel internacional.
El modelo de Estado es el principal reto que deberá resolver Pedro Sánchez. Si de verdad el progreso ha derrotado al pasado, como gritó en la celebración de los resultados, España deberá aceptar y enorgullecerse de su pluralidad. Este es el camino.