Me ha apetecido releer la encíclica

Pacem in Terris, de Juan XXIII.

Me gusta su rescoldo de optimismo,

su soplo de esperanza:

“Paz entre todos los pueblos

fundamentada en la Verdad, la Justicia,

el Amor y la Libertad”,

dirigida a todas las personas de buena voluntad.

 

Poca retórica, poco sentimentalismo: derechos y deberes,

convivencia civil, exhortación espiritual,

lectura de las características de la época

–el mundo del trabajo, la presencia pública de las mujeres

y la emancipación de los pueblos–,

defensa de la política y de la democracia,

y del trasfondo divino de la moral y la naturaleza humana.

 

Va bien que las esperanzas más altas

se concreten en principios ordenados, estructurados,

en lenguaje analítico y sereno que invite a la acción,

donde la fe más inspiradora dialogue con la razón más amplia,

individual y social, política y económica,

pacificadora y dinámica.

 

Verdad, justicia, amor, libertad:

¡Cómo hemos retrocedido, últimamente!:

Las grandes esperanzas utópicas, ¡como han dejado paso

a miedos, decepciones, angustias y distopías!

Me ha apetecido releer Pacem in Terris,

y vivir su horizonte luminoso, su valiente y sabia energía.

Fragmento de la película Il Papa buono de Ricky Tognazzi (2003)

Fragmento de la película Papa Giovanni – Ioannes XXIII de Giorgio Capitani (2002)