Hace varios años, y no recuerdo los autores y actores de la vieja película “Paren el mundo, me quiero bajar”. Con unos amigos comentábamos: de acuerdo, pero… ¿adónde vamos? En ese entonces, hace varias décadas, nos preocupaba la situación mundial, la guerra de Vietnam, Argelia, los golpes de Estado. Éste planeta es nuestra casa común, no tenemos otra y la están destrozando día a día. El Apocalipsis no lo va a provocar una catástrofe natural, el ser humano  busca su autodestrucción provocando guerras, hambre, discriminación, destrucción del medio ambiente y otras calamidades de las cuales no hay retorno.

El aquelarre de las guerras no tiene fin, el mundo sufre  actualmente  25 guerras de alta y baja intensidad, conflictos armados en diversas regiones del mundo y las guerras silenciosas del hambre, y la pandemia del Covid 19 con más de cinco millones de muertos hasta el momento.

Jorge Luis Borges decía: “No nos une el Amor, sino el espanto”. Hay que optar por el Amor y la Vida o la bomba. No hay guerras justas y menos guerras Santas. Creo en las causas justas, toda  guerra lleva en si  destrucción y muerte y la sufren los pueblos, y  dejan heridas y huellas del sufrimiento por varias generaciones. El Papa Francisco dice: “La guerra la hacen los gobiernos  y la sufren los pobres y la gente”.

Estamos frente a una guerra que lleva más de un mes entre Ucrania y Rusia con las graves pérdidas de vidas, destrucción de ciudades, refugiados. «Todos saben cómo comienzan las guerras, nadie sabe cómo terminan».

 ¿Quiénes son responsables de la guerra? El otro es el culpable, es la respuesta del otro. Es la razón de la sinrazón. Es necesario “desarmar la razón armada” para construir la Paz, no como la ausencia del conflicto, sino restablecer relaciones de convivencia y respeto mutuo entre las personas y los pueblos.

Ignacio Ramonet, director de Le Monde diplomatique en español, envía una nota “urgente”. Se refiere  una reciente reunión del Consejo de Seguridad de la ONU convocado a pedido de Rusia, que denuncia y presenta documentación de los laboratorios biológicos y químicos encontrados  en Ucrania, financiados por el Pentágono y el Departamento de Estado de los EEUU sobre el programa de armas biológicas en Ucrania. “Las aves de destrucción masiva”, documentación que muestra que el mundo está ante mentes siniestras que ponen en peligro a la humanidad. Voy a hacer una síntesis porque la situación  es de tal gravedad que requiere un análisis sereno y profundo. Los EEUU niegan en el Consejo de Seguridad de la ONU su responsabilidad y a la vez se oponen a una investigación sobre los laboratorios de armas biológicas que financian. El gobierno de Ucrania es parte y cómplice de esa política siniestra. Preocupa  en el mundo  la posición de ex-presidentes de EEUU. George Bush, Barack Obama, Donald Trump y el actual Joe Biden, si conocían la existencia de los 336 laboratorios, ¿qué hicieron? ¿Tienen conciencia, valores éticos, responsabilidad de las consecuencias de los virus utilizando aves migratorias para contaminar y atacar a otros pueblos?

La guerra tiene muchos  rostros, ocultan la crueldad tras máscaras de los intereses políticos, económicos y geopolíticos. Los medios hegemónicos de comunicación, la propaganda cómplice… vuelvo a  señalar que la primera víctima de la guerra es la Verdad, y la Mentira es la Madre de todas las  violencias.

Los hechos confirman que  el presidente Joe Biden no quiere la Paz  entre Rusia y Ucrania, tampoco  la Unión Europea, ni la OTAN, todos estos actores buscan incentivar el conflicto y pretenden apagar la guerra con más combustible, el envío de  armas a Ucrania, imposiciones y sanciones económicas y censurar a los medios de comunicación de  Rusia. ¿Europa olvidó la II Guerra Mundial, olvidó el Holocausto? Los gobiernos de occidente pretenden tapar el sol con la mano censurando la cultura rusa,  como a Dostoyevski, Tolstói, a sus artistas, científicos, deportistas y toda manifestación de ese pueblo. No buscan caminos para solucionar el conflicto a través del diálogo.

Están arrastrando a la humanidad a una probable guerra nuclear que pondrá en peligro la existencia planetaria. A esto se suma la reciente denuncia de «las aves de destrucción masiva», los laboratorios biológicos y químicos encontrados en Ucrania, que consisten en utilizar aves migratorias e inocularles virus; las aves son numeradas e identificadas para ser portadoras en otros continentes y  descarguen  los virus, enfermedades, epidemias como arma silenciosa y mortal.

“Paren el mundo, me quiero bajar”, estamos aquí y ahora, los pueblos no son  espectadores, son  protagonistas de sus propias vidas y constructores de su propia historia, y deben enfrentar a grupos de poder económico, político, militar que buscan dominar el mundo.

Exigir a Rusia y Ucrania parar la guerra, a los EEUU, UE y la OTAN  garantizar y desmantelar las bases militares que rodean a Rusia. La  ONU debe despertar y actuar con coraje para lograr la Paz, no quedar paralizada por las grandes potencias, y debe hacerlo antes que sea tarde.

Cuando termina la guerra no se alcanza la Paz, se necesita curar las heridas del cuerpo y del espíritu, generar condiciones de igualdad y derechos de vida justa, para reconstruir y construir junto a los pueblos víctimas de la violencia.

Creemos que Otro Mundo es Posible.

Nosotros, los pueblos del mundo, reclamamos el fin de la guerra y la construcción de la Paz. Es un derecho de toda la humanidad.

La rebelión de los estudiantes en París de Mayo del 68 decía “la imaginación al poder”, “seamos realistas, pidamos lo imposible.”

Pidamos a la ONU convocar una Asamblea General urgente frente a la situación que vive la humanidad, reclamando el fin de la guerra y el diálogo para alcanzar solución al conflicto.

Sentar las bases para impulsar “Un nuevo contrato social”, frente a los desafíos de nuestro tiempo. Los avances tecnológicos y científicos han revolucionado la vida y alterado la celeridad  del tiempo, es necesario revisar y actualizar el camino para un nuevo amanecer de la humanidad.

Proponemos:

– A los líderes religiosos en el mundo, unirse espiritualmente en la diversidad por la Vida y la Paz, proponer durante 3 días  manifestarse en todos los lugares de culto, en  monasterios, iglesias, templos, sinagogas,  convocar a los pueblos a orar y pedir a Dios el fin de la guerra, repicar las campanas llamando a los gobernantes del mundo poner fin a la guerra.

Que los una el amor y no el espanto.

Lo imposible, es posible, si unimos voluntades y rechazamos la violencia y las mentiras que buscan imponer el pensamiento único y el monocultivo de las mentes.

– A los movimientos sindicales, trabajadores, campesinos, indígenas, a hombres y mujeres, manifestarse por el fin de la guerra y alcanzar la Paz con Justicia. Poner en los frentes de las viviendas la bandera blanca y la de su país. Hacerse oír en todos los pueblos con cacerolazos, manifestaciones, instrumentos.

– A las escuelas y universidades, centros científicos e intelectuales izar la bandera blanca junto con la nacional.

Nosotros, los pueblos del mundo, nos movilizamos a través de las redes sociales, los medios alternativos, la resistencia cultural y  la creatividad. Lo imposible es posible. Que no nos roben la vida y la Esperanza.