¿Por qué siempre tenemos cosas más importantes y urgentes que la de buscar informaciones veraces y fidedignas sobre cómo y por qué están destruyendo nuestras vidas? ¿Tan convencidos estamos de que, como dicen en televisión, “nosotros” somos los buenos y “el Putin” es el malo? ¿O es que preferimos no saber nada que pueda perturbar nuestras tranquilizadoras certezas atlantistas?
Corre por la red un vídeo del presidente de Ucrania (que, a diferencia de tantos de “nuestros” comediantes políticos, es un comediante profesional) con un discurso dirigido a la sociedad rusa. En él niega el auge del nazismo en Ucrania (tiene mucha “labia”, este actor), reclama el derecho de Ucrania a no sentirse amenazada (¿y Rusia y los ucranianos del Donbass no lo tienen?), lamenta que su discurso no podrá verse en Rusia (yo hace ya días que no puedo ver RT en televisión ni incluso en el ordenador, solo textos que las gentes hoy día no leen; al igual que Sputnik, en el que a veces me entrevistaban), etc. Bla, bla, bla.
Mis artículos ya están sembrados de enlaces, pero hay muchos más en www.l-hora.org que, lamentablemente, la gente no lee a pesar de que sean fundamentales para entender lo que está pasando. Es una paradoja tan irracional que cada vez la entiendo menos: estamos frente a acontecimientos que están afectando gravemente nuestras vidas y que incluso pueden destruirla totalmente (el proyecto de someter “al Putin”, el nuevo Hitler; o las futuras pandemias, con las que los grandes “filántropos” ya nos amenazan en sus declaraciones, que harán necesario el pasaporte verde) pero nunca tenemos tiempo para buscar informaciones veraces sobre ello. ¿O es que preferimos no saber en manos de quien estamos realmente?
Si de verdad fuésemos conscientes de lo que está en juego e hiciésemos algún esfuerzo más para informarnos en fuentes veraces y fidedignas, seguramente ni nos sorprendería lo que está sucediendo: no solo nos habríamos tomado en serio las reiteradas quejas de Rusia desde hace años sobre el grave acoso que está sufriendo, sino que también entenderíamos a qué se refería el presidente Putin cuando dijo “Sabemos y saben que sabemos… La gente no entiende cuan peligrosa es realmente la situación”. Es Vladimir Putin, el enloquecido nuevo Hitler, que llevará a la humanidad al holocausto, si no seguimos las recomendaciones del “lúcido” líder del mundo “libre”, el “carismático” presidente Biden.
Sabemos y ellos saben que ya en 2019 la Corporación RAND, el más poderoso “think tank” estadounidense, marcó la agenda: Hay que reforzar extraordinariamente la ayuda militar a Ucrania. La guerra en el Donbass obligará a Rusia a implicarse en un gran conflicto, con víctimas militares y humanas, y a llevar al límite su economía (exactamente lo que ya se hizo hace décadas en Afganistán, bajo las directrices de Zbigniew Brzezinski). Su respuesta agresiva la deslegitimará ante el mundo, la tensará internamente, la expondrá a demoledoras sanciones y generará un frente común contra Putin. Para acelerar este proceso habrá que forzar la entrada de Ucrania en la OTAN.
Es por este motivo por lo que se les veía tan eufóricos al presidente Biden y a la vicepresidenta Harris en el momento, trágico y solemne, en el que anunciaron que Rusia había atacado a Ucrania: Rusia había caído por fin en la trampa. Joe Biden en especial es tan torpe, que no fue capaz de disimular que no sentía la menor empatía con el pueblo de Ucrania, que iba a sufrir los horrores de la guerra, sino que simplemente lo usaba para acabar con Rusia. Pero quizá esta vez tenga razón Donald Trump al afirmar ante una multitudinaria asamblea: “No tienen ni idea del gigante dormido que han despertado” . Son realmente unos torpes aprendices de brujo que, creyéndose tan inteligentes como grandes, son sin embargo unos necios (como tantos emperadores caídos a lo largo de la historia), que no miden bien ni la gravedad ni las consecuencias de lo que hacen. En realidad son algo mucho peor: son auténticos demonios, crueles, cínicos y sádicos, cuyo objetivo en esta vida no es otro que el dominio y la destrucción.
Y si nos remontásemos al menos dos décadas atrás veríamos con qué claridad se expone siempre en los más importantes documentos de Estados Unidos el verdadero objetivo, bien definido por Zbigniew Brzezinski: el Dominio del Espectro Completo, y en especial el dominio del corazón del Continente Euroasiático. Quien lo domine controlará el mundo. A diferencia de los neocon, auténticos obsesos por el Medio Oriente y los recursos energéticos, los demócratas, los verdaderos instrumentos políticos de las élites globalistas, apuntan directamente desde hace tiempo a las piezas mayores: Rusia y China. Ya hace más de una década, en el lugar más destacado (la tapa trasera) del libro La hora de los grandes “filántropos”, me referí a ello en unos términos cuya vigencia es ahora aún mayor que antes:
“Con Barack Obama se ha activado el plan Brzezinski, llamado así por su autor: Zbigniew Brzezinski, el geoestratega creador de la Comisión Trilateral. Avanza hacia su desenlace el gran juego: el dominio de todo el Continente Euroasiático […].
Estamos ya en la etapa final del proyecto cuyas bases empezaron a ser puestas en los últimos años del siglo XX […]. Pero lo peor parece estar aún por llegar. Este proyecto anglosajón de dominación mundial (económica, política, militar) que está llevando a la humanidad hacia el abismo, es lo que en realidad estamos pagando con las cargas de la crisis. Es mucho más ambicioso, astuto y peligroso que el de los neocon y los halcones del complejo militar-industrial estadounidenses que ocuparon Irak.”
Es fundamental también la cuestión de los medios y métodos utilizados para alcanzar dicho objetivo. En el apartado del libro titulado “El fraude Obama” recojo partes de la extraordinaria entrevista que le fue realizada en 2008 al historiador y periodista de investigación Webster Tarpley, entrevista titulada “Los hombres detrás de Obama”. En ella explica que, a diferencia de los neoconservadores con sus guerras e invasiones, los demócratas de Brzezinski (y por supuesto la Corporación RAND) siguen las pautas que este ya utilizó en Afganistán: conseguir que los enemigos se enfrenten entre ellos mismos. Ahora toca enfrentar a Rusia con Ucrania.
Así lo intenté resumir entonces:
“Webster Tarpley se detenía en analizar cuáles son los métodos de este astuto geoestratega [Zbigniew Brzezinski]: enfrentar entre sí a sus enemigos, de modo que ellos mismos faciliten el dominio anglosajón. Divide y vencerás, la antigua pero siempre vigente sentencia. Por ello recordaba también cómo, décadas antes, Zbigniew Brzezinski había conseguido enfrentar a rusos y afganos. En este momento, por tanto, el objetivo prioritario no es atacar a Irán, lo que exigiría una ingente cantidad de recursos económicos y militares. Es mucho más realista y efectivo crear divisiones internas en los países que hay que dominar y enfrentamientos uno tras otro entre esos diversos países. El jaque mate sería el enfrentamiento entre China y Rusia.”
Sorprende encontrar ya en esta entrevista realizada en 2008 el siguiente párrafo, que confirma plenamente que los temores de Rusia estaban muy bien fundados y define con precisión el objetivo final de este acoso a Rusia:
“Otra faceta del plan Brzezinski es la expansión de la OTAN muchísimo más allá de las líneas estipuladas en el acuerdo de 1990-1991. La OTAN no hubiera podido ni entrar en Alemania del Este, y ahora ya está en Lituania, Ucrania, Georgia y en otros lugares. Luego de la crisis de los misiles en Cuba en 1962, estamos encaminados hacia una crisis similar en Polonia que va a ser mucho peor. Además de estos elementos en Polonia, ya hay una presencia en la República Checa y hasta en Lituania, sobre la frontera con Rusia. ¿Cuál es el objetivo de esto? Es el de tener la capacidad para un primer ataque sorpresa que destruiría el potencial nuclear ruso en el suelo y luego neutralizar un contrataque ruso a través de los mísiles estacionados en Polonia. Esto representaría un paso hacia la Tercera Guerra Mundial.”
El siguiente paso, que ya está siendo dado, es el de utilizar yihadistas del ISIS y compañías privadas de asesinos a sueldo para tratar de desgastar o incluso derrotar a Rusia en Ucrania. ¡Quién nos lo iba a decir, Estados Unidos trabajando hombro con hombro, esta vez contra la gran Rusia, con los yihadistas que ejecutaron el atentado contra las Torres Gemelas, con los yihadistas con los que Hilary Clinton ya estaba tan contenta de trabajar en Libia y Siria! ¡Y los medios soberanistas catalanes mano a mano con Josep Borrel (el cínico portavoz de los más poderosos cínicos del mundo), emitiendo el mismo discurso! Aunque semejante capacidad económica para contratar a verdaderos ejércitos no sería posible sin aquello que algunos venimos denunciando insistentemente como el mayor de los problemas existentes en Occidente: el tolerar que los bancos centrales, en especial la Fed, y la impresión de moneda, en especial el dólar, hayan sido sustraídos a los estados por las grandes familias “filantrópicas”.
Pero, ¡tenemos tantas cosas cotidianas importantes que no nos permiten informarnos de verdad sobre lo que está pasando! Aunque, eso sí, seguimos viendo las televisiones. Unas televisiones que se mueven al unísono a golpe de consigna impartida por sus propietarios globalistas. Hoy el titular en todas las televisiones y diarios de España es el mismo: “Putin sen ensaña con los civiles”. Como muy bien dice Ramiro Gómez desde Dombass, “por mucho que todos repitáis mil veces que la tele manipula, seguís bailando al ritmo que os marcan desde los medios de masas de occidente”. Es increíble la dependencia, incluso de “intelectuales” y “progresistas”, de unos medios que, desde que los fondos de inversión Black Rock y Vanguard se han ido haciendo con ellos, no son otra cosa que peligrosísimos instrumentos de dominación de las mentes (la peor de las dominaciones), verdaderas armas de destrucción-desinformación masiva.
Por eso hoy quiero hacer una enumeración de los artículos publicados en www.l-hora.org referentes a la intervención de Rusia en Ucrania, acompañándolos de un breve comentario. Dejan en evidencia las mentiras de las que está infectado el discurso del presidente Zelenski: la negación del auge del nazismo en Ucrania, el desprecio de las persistentes y pacientes llamadas durante muchos años de Rusia para que se detenga el acoso que sufre por parte de la OTAN con sus misiles lo más cercanos posible a su frontera, la negación del genocidio sufrido por los ucranianos de ascendencia rusa, su crítica a la censura de la información en Rusia sin ninguna referencia a la realizada en Occidente cada vez con mayor descaro y prepotencia…
La realidad es que desde el principio Zelenski ha estado actuando bajo órdenes de Washington e implementando la agenda de Washington, no la suya ni la de Ucrania. Es la única interpretación posible de todas las actuaciones y medidas que ha ido tomando y que solo tienen un denominador común: una insensata y constante provocación a Rusia. Trataré los citados artículos por orden cronológico:
El caos que causó Nuland [Robert Parry – Consortium News, 13.07.2015]
En este artículo de 2015, el ya fallecido Robert Parry explicó como Victoria Nuland ideó el “cambio de régimen” de Ucrania a principios de 2014 sin sopesar el probable caos y sus consecuencias. A medida que el ejército ucraniano se enfrentaba a las milicias de ultraderecha y neonazis en el oeste y la violencia contra los rusos étnicos continuaba en el este, la evidente locura de la política de la administración de Obama en Ucrania salía a la luz. La subsecretaria de Estado para Asuntos Europeos “Toria” Nuland fue el “cerebro” detrás del “cambio de régimen” del 22 de febrero de 2014 en Ucrania, tramando el derrocamiento del gobierno democráticamente elegido del presidente Víktor Yanukóvich mientras convencía a los siempre crédulos medios de comunicación estadounidenses de que el golpe no era realmente un golpe sino una victoria de la “democracia”. Su marido (y archineocon) Robert Kagan había cofundado el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano en 1998 en torno a una demanda de “cambio de régimen” en Irak, un proyecto que se llevó a cabo en 2003 con la invasión del presidente George W. Bush.
El 16 de diciembre de 2021 la Asamblea General de la ONU, con tan solo el voto en contra de Ucrania y Estados Unidos, adoptó el proyecto de resolución I, “Lucha contra la glorificación del nazismo, el neonazismo y otras prácticas que contribuyen a alimentar las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia”. En dicho artículo, Craig Murray explica cómo “En Ucrania, el apoyo a las divisiones nacionalistas ucranianas que lucharon junto a los nazis se ha convertido, en los últimos ocho años, en la ideología fundacional del moderno Estado ucraniano”. En dicha votación la Unión Europea y el Reino Unido se abstuvieron a fin de no denunciar a sus propios miembros de los estados bálticos (Estonia, Letonia y Lituania), con un historial de colaboración con los nazis semejante al de Ucrania.
Así es como «dialoga» Estados Unidos [Pepe Escobar – Strategic Culture Foundation, 13.01.2022]
Para Rusia la entrada de Ucrania en la OTAN es una línea roja que no puede ser traspasada. Pero Washington ni ha considerado las propuestas rusas sobre la no expansión de la OTAN con sus sistemas de misiles emplazados cerca de sus fronteras ni tiene ninguna intención de discutir siquiera la idea. Hasta aquí el “diálogo”. Por el contrario, la OTAN está muy preocupada por las tropas rusas “en la frontera con Ucrania”, en realidad a una distancia de entre 130 y 180 kilómetros, dentro del propio territorio europeo ruso. Y la alianza considera “falso” que su propia expansión sea “un acto agresivo”. ¿Por qué? Porque ella “difunde la democracia”.
La vieja magia negra ya no es lo que era [Matthew Ehret – Strategic Culture Foundation, 20.01.2022]
Estamos en 2022 y las fórmulas de cambio de régimen ya no funcionan, la magia revolucionaria de colores que funcionó durante décadas ya no funciona e incluso la implantación de equipamientos militares de la vieja escuela alrededor de las problemáticas naciones euroasiáticas de la alianza multipolar ya no funciona. La vieja magia ya no funciona como antes para los vampiros de Washington, Londres y Bruselas. Había mil y una formas de eliminar a un molesto político nacionalista, hasta algún momento de 2013, cuando algo cambió. Ahora sólo un devoto de la CNN o un licenciado en empresariales de Yale podría pasar por alto el hecho elemental de que la burbuja de casino que una vez se conoció como la economía transatlántica se está dirigiendo hacia una implosión hiperinflacionaria con nada más que deudas impagables que crecen hiperbólicamente.
El peligro infernal es que Washington y Londres están empujando a Europa y al mundo hacia el abismo de una guerra nuclear con Rusia. Los angloamericanos están llevando a cabo una reelaboración moderna de la Operación Overlord, el plan de invasión militar de junio de 1944, que se anunció para liberar a Europa Occidental de la Alemania nazi. Esta vez, el objetivo es “liberar” a la Unión Europea de su “tiránica” dependencia del gas natural ruso. En realidad, el objetivo tácito es mantener el control tiránico de Estados Unidos sobre Europa. Ese control es esencial para mantener la hegemonía estadounidense y el poder mundial. El precio final es la devastación económica e incluso la guerra para Europa, que el “noble” hegemonista estadounidense está dispuesto a que sus peones paguen. Pero si el comercio de gas ruso a Europa se viera interrumpido por un conflicto o por sanciones más profundas, las repercusiones para las economías de la Unión Europea serían devastadoras.
La guerra en Europa y el auge de la propaganda pura y dura [John Pilger, 17.02.2022]
La profecía de Marshall McLuhan de que “el sucesor de la política será la propaganda” se ha cumplido. La propaganda pura y dura es ahora la norma en las democracias occidentales. El engaño ministerial se presenta como noticia. Se censuran los hechos incómodos, se alimentan los demonios. El modelo es la propaganda corporativa, la moneda de la época. Lo nuevo es la virtual eliminación de la disidencia en los principales medios de comunicación. El gran editor David Bowman, autor de The Captive Press, lo llamó “una defenestración de todos los que se niegan a seguir una línea y a tragarse lo desagradable, y son valientes”. Tras el golpe de Estado en Ucrania en 2014 –orquestado por la “persona de contacto” de Barack Obama en Kiev, Victoria Nuland– el régimen golpista, infestado de neonazis, lanzó una campaña de terror contra el Donbass de habla rusa. Pero nuestros medios nunca hacen referencia a esa Ucrania genocida neonazi.
Ucrania: Dónde encontrar la verdad con todo detalle [Craig Murray, 20.02.2022]
En el bombardeo masivo de propaganda sobre Ucrania, hay un lugar donde se puede encontrar, con todo detalle, la verdad sobre lo que está sucediendo en la zona de conflicto de la guerra civil a diario. Se trata de los informes diarios de la Misión de Observación de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa es una brillante organización creada para supervisar la aplicación de los acuerdos sobre derechos humanos y control de armas durante el periodo de la Guerra Fría. Cuenta con Rusia, el Reino Unido y Estados Unidos entre sus 57 miembros, así como con todos los Estados de la Unión Europea. Lleva más de medio siglo operando en zonas de conflicto. Su trabajo es muy completo y sus detallados informes diarios son públicos. Estos proporcionan el recurso periodístico más fantástico para saber lo que está ocurriendo realmente sobre el terreno, razón por la cual los principales medios de comunicación occidentales nunca utilizan este recurso, porque la verdad es la opuesta a la imagen que desean pintar. Tres países han retirado su personal de la Misión de Observación de la OSCE en preparación para una próxima guerra: el Reino Unido, Estados Unidos y Canadá. En opinión de Craig Murray, esto dice mucho sobre quién está planeando realmente iniciar una guerra aquí. Una vez más, el paralelismo con la guerra de Irak es sorprendente para aquellos que recuerdan la burla de los informes del equipo de inspección de armas de la ONU por parte de EE.UU. y el Reino Unido, en favor de la propaganda y las mentiras descaradas con el fin de iniciar una guerra.
Sin duda alguna Estados Unidos y su alianza de la OTAN prometieron a la URSS que la OTAN no se expandiría al espacio evacuado por la retirada del Ejército Rojo de Europa. Pero ahora van más allá y reclaman el derecho a ampliar su alianza. Afirman que las naciones tienen derecho a unirse a la OTAN por su propia voluntad, pero esto también es una distorsión de los hechos. El Tratado de la OTAN establece que la adhesión al Tratado es sólo por invitación. Es una decisión controlada en última instancia por la OTAN, por Estados Unidos de hecho, y no por la nación que pretende ingresar. Los estadounidenses quieren ampliar su alianza militar en esos países no como medio de defensa, como afirman, sino como preparación para la agresión, que han estado llevando a cabo contra Rusia abiertamente desde que la OTAN atacó, sin justificación alguna, a la República Federal de Yugoslavia en 1999 ganando el control de los estados balcánicos y construyendo su mayor base militar, Camp Bondsteel, amenazando el flanco suroeste de Rusia. La guerra económica ha sido constante desde entonces, disfrazada de “sanciones” y acompañada de movimientos diplomáticos hostiles, provocaciones a lo largo de las fronteras de Rusia, desde Georgia hasta el Báltico, desde el Mar Negro hasta el Pacífico, todo ello acompañado de un constante bombardeo de propaganda antirrusa. Los estadounidenses y sus aliados en la OTAN son los expertos de la hipocresía.
La amenaza nuclear de Putin [Scott Ritter – Consortium News, 27.02.2022]
Scott Ritter es el respetado antiguo oficial de inteligencia del Cuerpo de Marines de Estados Unidos que supervisó en Irak el desarme de armas de destrucción masiva. Antes de eso, sirvió en la antigua Unión Soviética implementando tratados de control de armas y en el Golfo Pérsico durante la Operación Tormenta del Desierto. Tras explicar que Putin no es el loco autoritario que las autoridades occidentales quieren hacernos creer, concluye así su artículo: “El presidente Putin se ha quejado a menudo de que Occidente no le escucha cuando habla de cuestiones que Rusia considera de importancia crítica para su seguridad nacional. Occidente está escuchando ahora. La cuestión es si es capaz de comprender la gravedad de la situación. Hasta ahora, la respuesta parece ser no”.