Nuestras sociedades en shock son incapaces de reconocer las evidencias de la ofensiva final de los grandes “filántropos”

Segunda parte

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La “inmunización” masiva hará posible un exterminio selectivo, un control social total y un “nuevo” capitalismo “inclusivo” y “ecológico”

El “nuevo” coronavirus y la “exitosa” “inmunización” harán posible un exterminio selectivo, un “nuevo” capitalismo “inclusivo” y “ecológico” así como un control social total gracias a medidas como el pasaporte verde o la desaparición del dinero físico. Seguramente el SARS-CoV-2 es un virus quimera, lo que significa que fue creado en laboratorio. Confirmando dicho origen, en el próximo apartado 2 de esta Segunda parte, el doctor David Martin, junto a otros, cerrará el puzle de los extraordinarios acontecimientos que la humanidad está viviendo en estos dos últimos años. Y la imagen que finalmente se completará es la de una increíble y descomunal conspiración maquinada por seres tan siniestros que son capaces de poner en marcha una auténtica guerra biológica contra sus propias poblaciones. Pero aun dejando tal conspiración entre paréntesis en este apartado 1 de la Segunda parte, como si tan solo fuese una hipótesis improbable, lo cierto es que la pandemia Covid está siendo la excusa para el Big Reset.

Son sus mismos promotores quienes declaran que la pandemia ha sido “providencial” para poder ponerlo en marcha. El Gran Reinicio es, en mi opinión, la más importante de las cuatro claves, a las que me voy a referir, todas ellas necesarias para entender lo que está sucediendo. Pero la verdadera naturaleza de este Gran Reinicio está camuflada. No se trata, en absoluto, de emprender todos juntitos de la mano, incluido el Vaticano (que ha quedado atrapado en las redes de estas criminales “familias globalistas”), un idílico camino hacia un nuevo capitalismo “inclusivo” y “ecológico”. Se trata de algo mucho más perverso: salvar de la hecatombe al sistema, una hecatombe inminente, consecuencia lógica de la desmedida ambición y soberbia de las élites. Ya me he referido a ello en repetidas ocasiones:

“Durante décadas, las élites de Occidente se han dedicado a imprimir sin control alguno, fundamentalmente desde la Reserva Federal, cantidades ingentes de papel-moneda, sin ningún respaldo en el oro desde 1971, y a repartirse decenas de billones de dólares [trillones estadounidenses] entre ellos mismos. Se ha llegado así a un endeudamiento y una economía insostenibles, sin relación alguna con la economía real.

Hace ya una década, Éric Toussaint explicaba que “el valor hipotético de los contratos de derivados en el mercado OTC alcanzó en 2011 la astronómica suma de 650 billones de dólares (650,000,000,000,000 $), es decir unas 10 veces el PIB mundial”. Y hace más años aún que otros muchos expertos independientes y honestos se refieren a la insostenibilidad de este estado de cosas, a la necesidad de un reinicio desde los fundamentos y al temor a que las citadas élites desencadenen un gran conflicto mundial u otro tipo de gran “evento” que haga posible tal reseteo. Uno más de los eventos que son tan típicos del Gobierno de Estados Unidos, al que las élites secuestraron hace ya muchas décadas.”

Me voy a referir a cuatro motivaciones de la “vacunación”, plenamente compatibles entre sí y seguramente todas ciertas: enriquecimiento de las farmacéuticas, “despoblación”, control social y Gran Reinicio. Pero las cuatro se pueden unificar en una misma fórmula para expresar la realidad subyacente: se trata de la ofensiva final de los grandes “filántropos” en su proyecto de una dominación mundial como nunca antes la hubo en la historia. Evitar ahora con urgencia la hecatombe del sistema es una necesidad coyuntural. En el proyecto del Gran Reset existen muchas semejanzas con el gran rescate bancario tras la “crisis” del 2008, aunque se trata de una operación de mucho más calado, mucho más radical y profunda. Pero más allá de todo lo coyuntural está la agenda, centenaria ya, de dominación y control absolutos.

Los absurdos y maliciosos argumentos para imponer un pasaporte verde ligado a una inútil y peligrosa “vacunación” obligatoria

Inicialmente, el indudable enriquecimiento abusivo de las grandes farmacéuticas, enriquecimiento que ya se dio antes con la venta de miles de millones de dosis para la “pandemia” de la peste porcina o la de la gripe A, un enriquecimiento delictivo e incluso criminal, parecía ser la clara motivación de la fanática e inexplicable “vacunación” masiva. Sin embargo, tal objetivo ha ido quedando minimizado a medida que hemos ido tomando conciencia de la magnitud del proyecto que esconden la élites tras esa campaña “sanitaria”, de la profundidad de la maldad que los anima y de la insoportable omnipresencia de sus falsedades. Estas son tantas, que el uso de las comillas cuando se escribe sobre todo esto se convierte en una pesada tarea.

Con la obligatoriedad de “vacunación”, que empiezan ya a imponer en varios países, la intención de control mediante el pasaporte verde es ya tan evidente que tampoco dedicaré gran espacio a probarla. El doctor Yeadon lo califica de control totalitario, advirtiéndonos de que cubrirá absolutamente todos los aspectos de nuestras vida, no habrá escondite, será permanente y está llegando ya. Tal control está ligado indisolublemente a la “vacunación”, a pesar no existir realmente ningún argumento sanitario honesto para para defender tal “inmunización” masiva ni tampoco el menor nexo entre la sanidad y un pasaporte de “vacunación” que supuestamente impediría la expansión del SARS-Cov-2. Pero lo cierto es que no se podría imponer sin motivo alguno una medida tan extrema, como es ese pasaporte, que viola gravemente nuestros más elementales derechos individuales y nuestras libertades. Así que la insostenible motivación sanitaria cumple esa función.

Y para forzar aún más la “vacunación” masiva siguen engañando a la sociedad con estadísticas trucadas, como demuestra el ex Decano del Colegio Oficial de Biólogos de Euskadi Jon Ander Etxebarria Garate. Estadísticas que ocultan la relación directa entre el número de “vacunados” y el número de infecciones. Estadísticas en las que ya antes se había llevado a cabo manipulaciones tan escandalosas como la de etiquetar sistemáticamente la gripe como Covid. Y aquí en nuestros territorios siguen ocultando el porcentaje real de “vacunados” hospitalizados incluso a los mismos sanitarios que los atienden. Hay testimonios de ello.

A veces hasta consiguen provocar el resentimiento de estos estresados sanitarios contra los “egoístas” e “irresponsables” “anti vacunas”. Intentan además desviar así hacia los “negacionistas” tal resentimiento de los agotados sanitarios, resentimiento que debería apuntar exclusivamente hacia quienes mantienen tan infradotada a la Sanidad. Pero la realidad es la que es: los “vacunados” constituyen la casi totalidad de los actuales hospitalizados en Bélgica, o en Alemania, o la mayoría de fallecidos en Suecia y el Reino Unido. Y lo mismo empieza a ocurrir ya en España. Aunque el hacerlo público no le salga gratis a los sanitarios que se atreven a ello.

Pero no parece importarles nada el dividir a la sociedad con sus mentiras: “Calumniaron a compañeros que no se rendían frente a ustedes, pusieron al pueblo en contra, dividieron a la sociedad y polarizaron el discurso. Ustedes calificaron, sin ninguna base científica, a las personas que optaron por no vacunarse como enemigos públicos y como propagadores de enfermedades”. Así los acusa uno de los principales inmunólogos israelíes, Edhud Quimron, jefe del Departamento de Microbiología e Inmunología de la Universidad de Tel Aviv. Ha escrito una carta pública en la que presenta sus duras críticas al Ministerio de Salud del gobierno de Israel y le exige que admita de una vez el fracaso en sus políticas adoptadas ante la pandemia de Covid-19.

A pesar de que ya es evidente que la Covid-19 se ha convertido en una especie de gripe estacional, de que el pasaporte Covid será ya eliminado en breve en el Reino Unido por la poca gravedad de la variante Omicron, de que hasta la misma Agencia Europea del Medicamento advierte de que la reiteración de dosis “inmunizadoras” podría dañar nuestro sistema inmunológico natural y de que, por tanto, el pasaporte Covid carece absolutamente de sentido (en realidad nunca lo tuvo, ya que los “vacunados” se contagian y contagian)… quienes, en esta Unión Europea absolutamente controlada por las grandes familias “filantrópicas”, manejan los hilos de esta enorme farsa y sus lacayos mediáticos siguen consiguiendo imponer la insostenible doctrina de que es necesario avanzar en la “inmunización” masiva.

Y en nuestras televisiones contemplamos con estupor que en estos días, tras dar la noticia de que en el Reino Unido se han eliminado ya todas las restricciones y va desaparecer en unos días el pasaporte verde, el locutor acaba con este comentario: “Porque, en definitiva, lo importante es la vacunación”. Es solo un ejemplo de la desvergüenza reinante que tiene como hechizada a la gente. Cuando veo a mis conciudadanos en semejante estado, no puedo evitar que venga a mi mente la imagen deteriorada del rey Théoden, en El señor de los anillos. En la presentación del libro Los cinco principios superiores ya tuve necesidad de recurrir a las categorías míticas de otros mundos fantásticos:

“Noam Chomsky se refiere con frecuencia a una segunda superpotencia mundial, tras la estadounidense. ¿Se refiere acaso a la gran potencia militar que es Rusia, o a la gran potencia económica que es China…? Pues no. Se refiere a la opinión pública. A usted y a mí… Así que nos encontramos de nuevo frente a otro enigma. Como en tantos relatos míticos o legendarios sobre búsquedas de un tesoro o sobre el descubrimiento de un arcano, nos encontramos frente a otra puerta cerrada: ¿cómo es posible que unos seres humanos tan insignificantes como usted y yo, podamos ser la segunda superpotencia mundial? ¿cómo podemos serlo y, sin embargo, ser tan impotentes frente a tanto mal?

Para franquear esa nueva puerta, de nuevo recurriré a categorías míticas. Más tarde explicaré por qué. Creo que tiene razón Noam Chomsky: somos como un poderoso rey, pero… ¡estamos como hechizados! Vivimos fuera de la realidad, en otra especie de realidad mucho más ficticia de lo que somos conscientes, una realidad virtual que unos poderosos imperios mediáticos nos inculcan cada hora. ¿Se acuerdan del rey Théoden, en El señor de los anillos, hechizado por el mago Sarumán gracias a la ayuda del consejero del rey, Grima, que trabaja en secreto para el mago? Pues algo semejante nos está ocurriendo.”

En este momento el principal “argumento” para seguir en esta locura “inmunizadora” es el de evitar el colapso hospitalario del que los colaboracionistas de las élites se empeñan en responsabilizar a los no “vacunados”. Sin embargo hoy mismo encontramos en los diarios noticias como esta, que lleva el siguiente título: “Médico regulador: No sé por qué mienten, quizá para no alarmar a la población. Así que el supuesto colapso de las UCIs de Mallorca no es por culpa de la Covid-19 ni, menos aún, de los “negacionistas antivacunas” que supuestamente están cayendo como moscas y copando las camas, sino porque la falta de enfermeras obliga a cerrar las UCIs. Mañana, ¿cuál será el nuevo argumento?: ¿Qué es necesaria una “nueva” “vacuna” para “inmunizar” contra las nuevas variantes o para cualquier otra cosa parecida?

Reiniciando la masacre en los países “vacunados” y comenzándola en África

Los acontecimientos y las confirmaciones de todo aquello que temíamos van tan rápidos que me obligan a actualizar este artículo con nuevos párrafos como los de todo este subapartado. Unas horas después de haber redactado los interrogantes de unas líneas más arriba, recibí un whatsapp con el link al artículo titulado: “La OMS [Organización Mundial de la Salud] afirma que la estrategia de vacunación contra el Covid basada en dosis de refuerzo no es sostenible. En principio parecía que por fin se apuntaba en la dirección correcta. Pero, como estamos tratando con auténticos psicópatas, cosa que no deberíamos nunca olvidar, solo unas líneas más abajo del titular aparecía lo sustancial:

“Por otra parte, el TAG-CO-VAC (Grupo de Asesoramiento Técnico sobre la Composición de la Vacuna contra el Covid-19 de la Organización Mundial de la Salud) también ha apuntado que se necesitarán más vacunas que tengan un mayor impacto en la prevención de la infección y la transmisión de la Covid-19, según ha informado el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus”. Así que ya tenemos la respuesta a la pregunta con la que acababa el subapartado anterior.

Pero además volvemos a encontrarnos con la espinosa y terrible cuestión de la “inmunización” de todo el continente africano, “inmunización” que tanto parece “preocuparles”: “Por ello, ha reiterado que acabar con la desigualdad en la distribución de vacunas, terapias y diagnósticos sigue siendo ‘la clave’ para acabar con la pandemia. ‘Si acabamos con la desigualdad, acabaremos con la fase aguda de la pandemia’, ha comentado. En este sentido, ha recordado que más del 85 por ciento de la población de África (unos mil millones de personas) aún no ha recibido una sola dosis de vacuna. ‘No podemos poner fin a la fase aguda de la pandemia a menos que trabajemos juntos para cerrar estas brechas’, ha reiterado el director general de la OMS”.

Y un día más tarde aparecía la confirmación Coronavirus – La OMS ha repartido ya 1.000 millones de dosis de la vacuna contra el coronavirus a través de COVAX (msn.com): acaban de llegar a Ruanda las dosis que completan la cantidad total de los 1.000 millones de ellas que ya han sido enviados a países poco “vacunados”. La alianza de gobiernos, empresas, fundaciones y agencias de la ONU que gestiona el programa COVAX pretenden “vacunar” el 70% de la población de África, a pesar de que la incidencia de la Covid en ese continente es bajísima. Al contrario que en Europa, en la que, a pesar de sus altas tasas de “vacunación”, de hasta el 90% e incluso más, las infecciones están descontroladas, en África, con una “vacunación” de tan solo el 6%, la incidencia de la Covid es bajísima.

Son datos incuestionables, por mucho que algunos estén empeñados en exportar a ese continente la “eficaz vacunación” masiva que tan “buenos” resultados está dando en Europa. Invocan la solidaridad: todos estamos interrelacionados y no será posible acabar con la pandemia en el mundo si olvidamos a los países pobres y no somos «generosos» “vacunándolos” a todos. Y están empeñados en conseguir esa “vacunación” masiva, aunque, como demuestra el caso de Sudáfrica (que solo tiene un 26% de “vacunados”), la pandemia se ha convertido por sí misma en una especie de gripe estacional que ya no ocasiona fallecimientos.

La industria de los asesinatos encubiertos, todos ellos relacionados de algún modo con la “vacunación”

Mientras a la Ruanda de Paul Kagame, el ejecutor en el África Central del gran proyecto de las élites “filantrópicas”, llegan grandes cantidades de “vacunas” y mientras se cubren con una absoluta impunidad los enormes crímenes de Paul Kagame, en Burundi, opuesto a la vacunación masiva, enfrentado al régimen ruandés y agobiado por las sanciones de “la comunidad internacional”, las cosas son diametralmente opuestas. Su presidente Pierre Nkurunziza fallecía en junio de 2020, por las mismas misteriosas causas por las que lo haría también John Magufuli, presidente de Tanzania, el 17 de marzo de 2021, tras enfrentarse a la OMS, rechazar la “vacunación” masiva y denunciar el fraude de los test PCR: ambos morían “por problemas cardíacos”.

John Magufuli tenía 61 años de edad, estaba en su segundo mandato y era inmensamente popular en su país. Además de haber emprendido grandes proyectos públicos y una lucha frontal contra la corrupción, era doctor en química y había destacado por sus fuertísimas críticas públicas contra la “vacunación”. Magufuli fue sistemáticamente acusado de difundir teorías conspirativas sobre las “vacunas”. Tardó muy poco en morir “de un ataque cardiaco”. Burundi, por su parte, llegó incluso a expulsar a la delegación de la OMS. De ahí que Claudio Fabián Guevara utilice la expresión “la industria de los asesinatos encubiertos” en un artículo que trata sobre estas dos muertes. Aunque se refiere también a otros misteriosos fallecimientos repentinos de personalidades relevantes y analiza este sorprendente fenómeno:

“Hubo otras víctimas, en este año peligroso para los enemigos de Big Pharma. Brandy Vaughan, ex directiva de Merck y activista contra la mafia farmacéutica, fue hallada muerta en noviembre. Un año antes había hecho una declaración pública en la que anticipaba que alguien podía atentar contra su vida. Y cómo no recordar, más atrás en el tiempo, el misterioso accidente aéreo donde halló la muerte el presidente polaco Lech Kaczyński. Fue poco después de rechazar la “vacuna” de la OMS contra la gripe H1N1.

Magufuli, el líder africano que ridiculizó a la OMS

John Magufuli saltó a la fama internacional por tener una agudeza intelectual que le falta a muchos jefes de Estado occidentales. Desde su formación como científico, ideó una prueba práctica que le permitió desmontar tempranamente el fraude de la prueba PCR. Envió para su análisis hisopados de una cabra, una papaya, un pájaro y hasta aceite de motor. Curiosamente, la cabra, la papaya y otras muestras no humanas dieron ‘positivo’.

Su mensaje al pueblo de Tanzania sobre las pruebas PCR le permitieron evitar el pánico colectivo y el chantaje de las noticias. La prueba controlada que realizó el gobierno de Tanzania sobre la efectividad del PCR permitió detectar que ‘hay un juego sucio’ en el test.

Magufuli dio en el centro del aspecto más destructivo del dogma Covid-19: la pretensión de que un ‘positivo’ en la prueba PCR equivale a una persona ‘enferma’, ‘contagiosa’ y ‘biológicamente peligrosa’. Invalidando esta narrativa, Magufuli salvó a su país de las cuarentenas, las mascarillas y las políticas de distanciamiento social.

‘No debemos temer a los demás, no hay que entrar en pánico, debemos unirnos y apoyarnos unos a otros’, expresó con simpleza y alegría un presidente que entrará en la historia.

La muerte de John Magufuli y la industria de los asesinatos encubiertos

¿Puede haber un hilo conductor entre las muertes de Magufuli, Nkurunziza y Vaughan? ¿Y entre éstas y otra multitud de ‘suicidios’ y muertes repentinas de personajes políticamente relevantes?

Una estadística simple nos muestra que hasta los 70, personas socialmente influyentes o peligrosas para el estatus quo tenían una alta posibilidad de morir violentamente en un atentado o en un ‘accidente’. Pero a partir de entonces, los agentes del cambio social son muchísimo más propensos a morir como consecuencia de enfermedades misteriosas, muertes súbitas o posibles envenenamientos imposibles de rastrear.

¿Cuánto puede influir la guerra encubierta en el desarrollo de la historia?

El uso de armas encubiertas, capaces de influir en el comportamiento y en la salud de las personas, es un tema de debate en documentos de gobiernos y organizaciones internacionales. Los dispositivos para el rastreo de personas, la manipulación remota del comportamiento y la inducción de enfermedades son tecnologías con medio siglo de desarrollo científico. Tienen patentes registradas, permisos legales y proveedores oficiales. Se denominan ‘armas no letales’.

Fundamento científico de las armas psicotrónicas

Hace muchas décadas que las potencias desarrollan programas orientados a desarrollar este tipo de armamento con fines de espionaje, defensa nacional o seguridad interior. También llamadas ‘armas psicotrónicas’, se basan en su mayoría en campos electromagnéticos y microondas.

Pequeñas dosis de energía electromagnética provocan cambios en las emociones, en el funcionamiento del cerebro y la salud general de las personas. Estas ondas son direccionables a distancia, invisibles e indetectables, lo cual las convierten en la materia prima ideal de la nueva guerra fría. El fundamento de estas tecnologías se remonta a los trabajos de científicos pioneros:

    • David Krech de la Universidad de Berkeley, EE.UU.
    • Paul Tyler, de la Marina norteamericana.
    • Elizabeth Rauscher, física nuclear del Laboratorio de Investigación Tecnológica de San Leandro (EE.UU).
    • Richard Cesaro, director del Proyecto Pandora.
    • José Manuel Rodriguez Delgado, de la Universidad de Yale.
    • El neurocientífico Michael Persinger, entre muchos otros.

El canadiense John McMurtry recopila cerca de 200 referencias técnicas, legales y bibliográficas sobre el tema, además de precisas descripciones sobre las bases de funcionamiento de distintas tecnologías, en un breve artículo titulado ‘Evidencias de técnicas de influencia remota sobre el comportamiento’.

Barrie Trower, ex agente británico en el área de ‘microwave warfare’, pasó 10 años interrogando espías extranjeros atrapados in fraganti en la tarea de irradiar objetivos enemigos. Hoy en día, en sus entrevistas y ponencias en diferentes partes del mundo, habla sobre el devastador efecto de las tecnologías encubiertas en las personas. Estas abarcan, por ejemplo, la escalofriante ‘skull voice’, que proyectada sobre la víctima, le hace escuchar voces dentro de su cráneo. Sirve para telecomandar a un asesino, o para aterrorizar a un enemigo, entre otras ‘aplicaciones útiles’. También hay dispositivos de rastreo de personas, lectura del pensamiento, manipulación remota del comportamiento y las emociones, y por supuesto, inducción de enfermedades mortales en víctimas escogidas.

Existe una similitud de circunstancias, quejas y síntomas entre diversos casos y autores: gente que escucha voces, que sufre malestares inexplicables, que es lentamente aislada del resto de la gente y conducida a la insanía mental o la muerte. Lo mismo cuentan las víctimas de experimentos denunciados por el Centro Internacional contra el Abuso de Tecnologías Encubiertas (International Center Against Abuse of Covert Technologies: INCAACT).

Barry Trower relata que la guerra de las microondas ha llegado a niveles de desarrollo que permiten elegir qué frecuencia aplicar a las víctimas para inducirles específicas enfermedades, y la velocidad del proceso. También denuncia inhumanos experimentos para inducir al suicidio a víctimas escogidas.”

Cuatro meses más tarde, en julio de 2021, era asesinado el presidente de Haití, Jovenel Moïse. Era el único país del mundo en el que no se estaba “vacunando” contra el virus debido a la oposición del presidente y de la población. El atentado tiene claras señales de ser una conspiración internacional ya que, según las versiones de diversos testigos, el acento de los asesinos era estadounidense. Incluso se llegaron a identificar como agentes de la DEA. De hecho fueron detenidos y acusados de este asesinato quince colombianos y dos estadounidenses. Se cree que hubo al menos veintiocho implicados, tres de los cuales murieron.

Ese mismo día fue tiroteado en Ámsterdam el importante periodista holandés de investigación Peter R. de Vries. Falleció una semana después. En principio no tendría por qué existir relación alguna entre ambos atentados. Pero la web de inteligencia rusa What Does It Mean los relacionó en un artículo titulado “El famoso reportero holandés y el presidente haitiano fueron asesinados por investigar el vínculo de Bill Gates con la patente Covid-19“. Peter de Vries estaba investigando el famoso evento 201 organizado por Bill Gates en 2019, que puede ser considerado como una especie de preludio a la pandemia, así como los motivos por los que la Fundación Bill y Melinda Gates, junto con las agencias de defensa de Estados Unidos y el Reino Unido, la Organización Mundial de la Salud y la Comisión Europea, solicitaron y recibieron patentes de Estados Unidos y el Reino Unido para el coronavirus en noviembre de 2018.

Al final del artículo se hace mención al motivo fundamental por el que relacionan ambos atentados: “Antes de que Peter R. de Vries fuera asesinado a tiros, hizo extensas investigaciones sobre una reunión ultrasecreta que tuvo lugar en Idaho esta semana, a la que asistieron todos los líderes de los principales medios de comunicación de izquierda de Estados Unidos, gigantes tecnológicos y la comunidad de inteligencia del gobierno de los Estados Unidos. Investigaciones que llevaron a De Vries a ponerse en contacto con el presidente haitiano Jovenel Moïse por razones aún desconocidas, pero en las horas posteriores a que De Vries fue tiroteado el presidente haitiano fue asesinado en su casa”.

Aunque existen muchos más casos parecidos, tendríamos que acabar ya con el repentino fallecimiento del genetista ruso Peter Gariaev. El doctor Gariaev , uno de los mayores biólogos moleculares de nuestra era y creador de la Genética Cuántica de Ondas, murió el 17 de noviembre de 2020, un mes después de recibir la nominación al Premio Nobel de Medicina y pocos meses después de haber publicado un texto en el que explicaba que en su laboratorio ya tenían en teoría y de manera experimental preliminar, la solución de la pandemia. El texto concluye así: “Obtuvimos un resultado positivo en bacterias patógenas, introduciendo cierta destrucción en su aparato genético. Recibimos un espectro espintrónico de tal daño. Este espectro bloqueó el desarrollo de bacterias patógenas. De hecho, obtuvimos una vacuna cuántica contra estas bacterias. Tiene mucho sentido continuar este trabajo.”

A pesar de haber demasiadas cosas extrañas en torno a la Covid, para muchas personas todos estos análisis siguen siendo conspiracionismo. Claro… Conspiracionismo como el de creer que el asesinato en ocho años de cuatro presidentes en Burundi, Ruanda y el Congo (dos de Burundi, uno de Ruanda y otro del Congo) no fue una mera coincidencia. ¿Se trata de paranoias, a pesar de que todos esos asesinatos están absolutamente relacionados con el pillaje de los valiosos recursos del Congo por parte de los grandes “filántropos”? Como el gran “filántropo” amigo de Paul Kagame, Bill Gates. Sus “prodigiosas” “vacunas” + el coltan robado por Paul Kagame en el Congo a sangre y fuego = nuestros teléfonos móviles para el pasaporte verde + Microsoft + el control de Internet.

He escuchado declarar ante el juez Fernando Andreu a decenas de testigos, sumamente cualificados, de estos cuatro magnicidios. Así que quienes, con acusaciones de conspiracionismo (o dando una imagen ridícula y hasta esperpéntica de los conspiracionistas), pretenden ocultar los graves y masivos crímenes actuales o quienes son simplemente unos ignorantes, solo merecen desprecio, los primeros, o lástima, los segundos. Hay demasiado sufrimiento como para ser tolerantes con tales manipuladores o para tener en cuenta a quienes no han hecho el necesario esfuerzo para informarse de algo que nos afecta tan gravemente a todos.

El exterminio selectivo planificado: una hipótesis que bloquea emocionalmente nuestra capacidad de comprensión y aceptación

Pero, aunque cueste creerlo, cada vez aparece más claramente que tras la “inmunización” masiva existe otra terrible motivación, además de la de justificar el pasaporte verde: la de reducir el “exceso” poblacional actual y futuro. A pesar de ser un objetivo prácticamente impensable para una persona normal incapaz de creer que tanta maldad y perversión sean posibles en los líderes de nuestro magnífico Occidente, la “despoblación” es otro motivo cada vez más evidente de la “vacunación” masiva. Es muy llamativo que recientemente The New York Times haya predicho una reducción masiva de la población en las próximas décadas.

Peter Koening, analista geopolítico y execonomista senior en el Banco Mundial y la OMS, explica que dicho artículo está en realidad preparándonos para cuando, por la naturaleza eugenista de la “vacunación”, en dos o tres años se pueda ver ya la muerte masiva de personas muy por debajo del promedio estadístico de esperanza de vida, tal y como ha proyectado el clan Gates-Rockefellers-Kissinger. Curiosamente algunos diarios deportivos o muy de derechas, seguramente no tan controlados por las élites globalistas como los diarios de información “seria”, ya se refieren a lo extraña que empieza a ser la curva de la mortalidad, con un número excesivo de fallecimientos que no se deben a la Covid y que los expertos no saben explicar. El periodista australiano Mike Whitney, al que Peter Koening cita, ya expuso en diciembre de 2020 la tesis de que la pandemia fue fabricada y manipulada antes del brote inicial en Wuhan y se refirió a cuestiones muy esclarecedoras:

  • El presidente Dwight Eisenhower anticipó este preocupante escenario hace 70 años, cuando alertó sobre el peligro real de que la política pública pudiese convertirse en cautiva de una élite científico-tecnológica.
  • De hecho se ha concedido todo el poder real a una oligarquía globalista que opera detrás de la cortina de un número suficiente de funcionarios gubernamentales corruptos y expertos en salud pública.
  • La agenda político-social no solo erradicará la democracia y los derechos humanos básicos, sino que también allanará el camino para “vacunas” peligrosas que reducirán drásticamente el crecimiento de la población, lo cual es un objetivo ampliamente compartido entre las élites adineradas.
  • Ya hace décadas que se viene experimentando con programas de “despoblación” en África, Filipinas o Latinoamérica.
  • El control de la población es un tema recurrente, un tema que coincide con la agenda de “cero emisiones” de las élites y los autoproclamados “filántropos”.
  • Los medios de comunicación son propiedad absoluta de las mismas personas que crean las crisis.
  • La Covid-19 buscaría en realidad el remodelar la sociedad, reestructurar la economía, abandonar el gobierno representativo y reducir la población a niveles más sostenibles.
  • Los equipos de psicólogos que trabajaron con los gobiernos (para vender el terror de Covid) merecen gran parte del mérito por la transformación del mundo occidental en un estado policial cerrado gobernado por malhechores intrigantes que ahora decidirán nuestro futuro por nosotros.
  • La epidemia está disminuyendo rápidamente (ya en diciembre de 2020, fecha en la que escribe), lo que obliga a los fabricantes de “vacunas” a buscar una aprobación apresurada para que pueda comenzar la distribución.
  • Apoyándose en estudios como los del doctor Yeadon, concluye que en Estados Unidos y el Reino Unido los datos de hospitalizaciones y muertes se están inflando deliberadamente para perpetuar la histeria.
  • Las pruebas de PCR se retiraron de los laboratorios del NHS (Servicio Nacional de Salud) y se entregaron a “centros de pruebas masivas” de propiedad privada que reemplazaron a “científicos biomédicos registrados en el Consejo de Profesiones de la Salud y el Cuidado (HCPC) altamente calificados y experimentados” con “personal principalmente voluntario no registrado en laboratorios no acreditados que se han establecido en unas pocas semanas”. Se produjeron así una gran cantidad de falsos positivos que de ninguna manera reflejaron el impacto decreciente del virus.
  • Esto nunca podría suceder si no estuviéramos usando pruebas masivas de PCR. Cuando se usó una prueba más confiable en Liverpool (prueba de flujo lateral o LFT) que mostró que un porcentaje menor de personas estaban infectadas, la prueba se descartó a favor de la prueba PCR.
  • Para septiembre, la mayor parte de las pruebas de PCR las realizaban grandes laboratorios privados. Fue entonces cuando la cantidad de infecciones comenzó a aumentar bruscamente, lo que era completamente inconsistente con el comportamiento de las epidemias en el pasado.
  • La investigación del equipo del doctor Yeadon así como la de la doctora Genevieve Briand, directora asistente del programa de maestría en Economía Aplicada en John Hopkins, ayuda a mostrar cómo los resultados de las pruebas falsas o los datos de mortalidad manipulados han alimentado la histeria pública creando la población obediente que buscan nuestros gobernantes. Después de ocho meses de esta paliza psíquica, las élites ahora están listas para dar el tiro de gracia, una “vacuna” que contiene una sustancia potencialmente tóxica que cambiará el curso de la historia.

Pero no se trata de una “despoblación” indiscriminada. Es como la nazi, se elimina a unos determinados sujetos: a aquellos a los que se odia, a aquellos que son una “carga” para la sociedad, a aquellos que no son útiles, a aquellos que pueden liderar algún tipo de resistencia, a aquellos que no se someten… Mi esposa Susana Volosin y yo estábamos en la precordillera andina del Noroeste argentino, trabajando como maestros con los indígenas collas, cuando un año después del Golpe militar, en mayo de 1977, el general de brigada Ibérico Manuel Saint Jean pronunció en un discurso aquella frase memorable: “Primero mataremos a todos los subversivos, luego mataremos a sus colaboradores, después a sus simpatizantes, enseguida a aquellos que permanecen indiferentes y, finalmente, mataremos a los tímidos”. Así que nosotros ya somos capaces de percibir de lejos el pestilente olor del totalitarismo. Incluso cuando la gran mayoría de conciudadanos aún son incapaces de darse cuenta de lo que se está acercando.

Si nuestro inconsciente no nos jugase la mala pasada de negar o hacernos olvidar tan rápidamente las grandes similitudes entre el nazismo y lo que ahora estamos viviendo, así como los lazos incluso de sangre entre muchos líderes nazis o sus financiadores anglosajones y muchos de los miembros de la actual élite “filantrópica”, no seríamos tan manipulables. Para mí es muy significativo que este totalitarismo neo nazi-fascista que impone la “vacunación” obligatoria esté surgiendo de nuevo en los antiguos estados miembros del eje nazi-fascista: Austria, Alemania e Italia. Con la vergonzosa traición desde el palacio del Elíseo del colaboracionista Macron, como antes el mariscal colaboracionista Philippe Pétain desde el estado títere instaurado en Vichy.

Entre tanto, en Estados Unidos se da la misma división que ya se dio frente al nazismo. Y vuelven a ser los antiguos financiadores de este los que de nuevo están tras las bambalinas. Y no olvidemos el sorprendente hecho de que Australia se esté utilizando como una especie de campo de prueba para una implementación más amplia en el resto del mundo de los sistemas de pasaportes Covid y los campamentos de cuarentena. Así como la no menos sorprendente forma en la que se están ocultando estos hechos y las manifestaciones masivas en su contra, o las multitudinarias manifestaciones en Holanda y otros países contra la “vacunación” masiva. Hay que tener también en cuenta que Nueva Zelanda y Australia son los lugares que las élites han elegido para construir sus lujosos búnkeres. Allí piensan refugiarse gracias a sus rápidos megayates en el caso de que todo esto se les fuese de las manos. Y, por tanto, seguramente estas enormes islas-continentes debe ser “liberadas” para ellos de individuos rebeldes e “indeseables” y ser convertidas en “ghettos” privados seguros.

Experimentando sobre cuál es la dosis letal para los animales humanos estudiados

Recientes informaciones y testimonios parecen confirmar que se estaría llevando a cabo semejante selección criminal en la distribución misma de dosis muy diferentes unas de otras con objetivos experimentales, de exterminio selectivo o de cualquier otro tipo de finalidad que sobrepasa la comprensión de la gente mentalmente sana o normal. Se trataría de un asesinato masivo, intencional y premeditado, como afirman el Dr. Mike Yeadon (ya había alertado sobre el pasaporte verde y ahora da un paso más hacia la tesis del exterminio) y los abogados del equipo de Reiner Füellmich. Como se explica en la página Trikooba News:

“Después de escuchar las declaraciones de un testigo ante el Comité de Investigación Corona alemán, el ex vicepresidente de Pfizer, el Dr. Mike Yeadon, quien ha sido científico de alto nivel durante 36 años, y los abogados de Reiner Füellmich llegaron a la misma conclusión: Las inyecciones normalmente llamadas vacunas contra el coronavirus están diseñadas para experimentar con la raza humana y averiguar qué dosis de una toxina aún desconocida es necesaria para matar a la gente”.

La tasa de mortalidad vinculada a las vacunas, según Yeadon, se puede rastrear en función de los números de lote de las diferentes partidas, ya que algunos lotes parecen ser más letales que otros. El Dr. Füellmich declaró al periodista sueco Jesper Johansson, de Perspektiv, que los abogados que preparan una demanda internacional ya no tienen dudas: El envenenamiento y el asesinato masivo a través de las llamadas vacunas contra el Corona se está perpetrando intencionadamente contra los pueblos del mundo. Al examinar las pruebas disponibles, el objetivo principal de las inyecciones en todo el mundo es la despoblación global, según los abogados implicados.

Cualquier vacuna es un veneno, es la dosis lo que marca la diferencia. Esto no es una vacuna, ya que una vacuna proporciona inmunidad, mientras que estos productos exigen inyecciones incesantes. Una vacuna funciona o no funciona. Tampoco se trata de una terapia génica, ya que una terapia génica significa intercambiar un gen roto por otro fijo. Esto es más bien experimentar con las personas y tratar de matarnos”.

El pasado 15 de enero, haciéndose eco de tan graves informaciones, la doctora Teresa Forcades publicaba un “Extracto y adaptación de la declaración del doctor Michael Yeadon a la Comisión de investigación del Coronavirus de Alemania (7 de enero 2022)”. En él expresa su asombro ante el hecho de que, al contrario que las vacunas contra la gripe, las diferencias entre lotes de las “vacunas” anti Covid en cuanto a número de efectos adversos pueden ser abismales: hasta de 600 veces más en unos que en otros. Estaríamos ante auténticos experimentos criminales masivos.

Por lo que su conclusión es espantosa: “Esto es lo [mismo] que observamos en un experimento hecho con animales para saber la toxicidad de un producto de investigación: los diferentes lotes tendrían diferentes dosis a fin de poder estudiar de forma sistemática el grado de toxicidad y poder determinar cuál es la dosis letal para la mayoría de animales estudiados”. Lo cual es totalmente congruente con el estremecedor testimonio del enfermero español que explicaba, hace ya meses, como los enfermos en estado muy grave llegaban, sin lógica alguna, por tandas. La doctora Forcades añade un aviso final: “En caso de que os hayáis puesto u os queráis poner la vacuna de Janssen, Moderna o Pfizer, podéis saber si el lote que os han administrado u os están a punto de administrar es bueno o malo yendo a esta página”.

La lucidez del doctor Shankara Chetty sobre la gran reducción planificada de la población mundial

Confirman así lo que parecían alarmas extremas del doctor sudafricano Shankara Chetty el pasado 25 de noviembre: “Las inyecciones Covid reducirán la población mundial envenenando a miles de millones”. Se trata de un destacado médico que ha encabezado el desarrollo de los primeros tratamientos para el Covid-19 y que ha tratado a 7.000 pacientes de Covid-19 sin una sola hospitalización o muerte. Es ampliamente conocido por haber desarrollado la “Terapia de 8 días para la Covid-19″ para los pacientes que han entrado en la fase inflamatoria más peligrosa de la enfermedad. Ha combinado sus conocimientos médicos con sus observaciones sobre los dictados del gobierno y la censura de los medios de comunicación. Estas son algunas de sus tremendas conclusiones:

Las muertes que supuestamente seguirán a las vacunas nunca se atribuirán al veneno. Serán demasiado variadas, habrá demasiadas y se producirán en un periodo de tiempo demasiado amplio como para que comprendamos que hemos sido envenenados. El propósito de la pandemia y de las campañas de vacunación es controlar y matar a una gran parte de nuestra población sin que nadie se dé cuenta de que hemos sido envenenados. La perspectiva de lo que está sucediendo es crucial. Tenemos que entender cuál es el objetivo. Todo el mundo sabe que hay incoherencias, que hay coacciones, pero hay que entender por qué. ¿Por qué existe? El patógeno que causó todas las muertes en la enfermedad de Covid es la proteína de espiga que transmite el virus. El diseño de la vacuna para producir eso en el cuerpo del receptor es el aspecto más importante para responder a estas preguntas.

Lo que está ocurriendo a nivel mundial es que la proteína de la espiga es uno de los venenos más sofisticados jamás producidos por el hombre. Y el objetivo de esta toxina es matar a miles de millones de personas sin que nadie se dé cuenta. Así que es un veneno con una agenda. Tras la liberación inicial de esta «toxina altamente sofisticada», un pequeño porcentaje de personas experimenta las reacciones alérgicas esperadas, lo que hace que muchos enfermen gravemente y mueran al producirse la reacción. Ocurre con frecuencia al octavo día de los síntomas. Debido a los primeros 14 días de bloqueo mundial, los infectados con Covid-19 que tuvieron reacciones alérgicas llegaron tarde a los hospitales, y estos centros pusieron en marcha los protocolos prescritos para producir muertes y daños para avivar el miedo.

Pero el juego que hacían con este virus creado artificialmente era para justificar la vacunación del planeta. Estas inyecciones están diseñadas para exponernos a la proteína de espiga durante un periodo de tiempo prolongado. Después de las muertes por reacciones alérgicas en las dos primeras semanas, hay otras amenazas para la salud a largo plazo. Estamos empezando a ver la lesión endotelial [que afecta al revestimiento de los vasos sanguíneos] que esta vacuna está causando con su proteína de espiga y su impacto en los receptores ACE2. Estas son las muertes que cabe esperar. Y nunca se atribuirán a la proteína de espiga, que es una toxina muy bien desarrollada.

La proteína de espiga es también una proteína de membrana. Así que el ARNm lo extenderá por todo el cuerpo. Se forma en diferentes tejidos de nuestro cuerpo. Se incorporará a estas membranas de nuestro cuerpo y a estos tejidos específicos. Estos tejidos son reconocidos como extraños y desencadenan una serie de respuestas autoinmunes. Así que las muertes que supuestamente siguen a las vacunas nunca se atribuirán a la toxina. Serán demasiado variados, habrá demasiados y se producirán en un plazo de tiempo demasiado amplio para que comprendamos que hemos sido envenenados.

Esta toxina, a largo plazo, hará que las personas con enfermedades preexistentes empeoren de esas enfermedades. Con ciertas sustancias tóxicas, entre las que se encuentran partes de la proteína del VIH en esta proteína de espiga, ciertamente diseñada, a las personas con cáncer se les volverá a reactivar el cáncer y dirán que han muerto de él. Las personas con lesiones vasculares o predisposición, como los diabéticos y aquellos que tienen hipertensión, tendrán accidentes cerebrovasculares e infartos de miocardio y el resto en momentos diferentes, y los atribuiremos a sus condiciones preexistentes.

Las personas desarrollarán con el tiempo enfermedades autoinmunes, contra cuya variedad no habrá intervención farmacéutica, porque están demasiado avanzadas. Pero, si la gente entiende cuál es la intención, entonces entenderá por qué ocurrió lo que ocurrió. La lógica enfermiza, la coacción, la opresión, todo eso se encuadra cuando se entiende que hay un plan mayor. Ese plan es para controlar y matar a una gran parte de nuestra población sin que nadie sospeche que hemos sido envenenados. Hay un panorama general en juego. De lo contrario, las vacunas no tienen ningún sentido. Nos han vendido la vacuna como nuestra salvación desde el principio pero, cuando juzgamos desde la ciencia, eso no es cierto.

Consenso entre el doctor Chetty y otros expertos: una catástrofe global sin precedentes

El citado artículo centrado en las gravísimas previsiones del doctor Chetty concluye con una segunda parte en la que se recogen las voces de otros diversos expertos que llevan tiempo señalando la posibilidad de que se produzcan escenarios similares. Este es su contenido:

El pasado mes de marzo, un antiguo directivo de la Fundación Bill y Melinda Gates, Geert Vanden Bossche, atrajo la atención de todo el mundo cuando advirtió en una carta abierta y un vídeo de una “catástrofe mundial sin precedentes” debido a los programas experimentales de vacunación contra el Covid-19.  En su carta, el antiguo director de programas de la Alianza Mundial para las Vacunas y la Inmunización (GAVI) escribía que resultaba “cada vez más difícil imaginar cómo las consecuencias del extenso ‘programa de vacunación por transferencia genética’ no acabarán con gran parte de nuestra población humana”. “Se pueden imaginar muy pocas otras estrategias para convertir un virus relativamente inofensivo en un arma de destrucción masiva con la misma eficacia”, dijo.

El experto en Covid-19 y reconocido médico, el doctor Peter McCullough, afirmó: “Nos enfrentamos a la mayor catástrofe biológica de la historia de la humanidad… y nadie sabe cómo detenerla”. McCullough, que ha publicado más de 650 artículos en la literatura médica, llegó en otro lugar a la misma conclusión que el doctor Chetty: “Creo que estamos siendo objeto de una forma de bioterrorismo que se está utilizando en todo el mundo, [y] que parece haber sido planificada durante muchos años”.

Otros expertos, entre ellos los de America’s Frontline Doctors (AFLDS), llevan tiempo advirtiendo de la posibilidad de que se produzca un aumento generalizado de la dependencia de los anticuerpos (ADE) en respuesta a las vacunas, una afección que bien podría ser mortal. En un libro blanco publicado en enero, la AFLDS afirmaba que “la ADE es especialmente delicada porque es una reacción retardada. Al principio, todo parece estar bien. La persona parece tener una gran respuesta inmunitaria, pero luego [esta susceptibilidad inducida por la vacuna] se vuelve fatal cuando la persona se expone al virus en la naturaleza”. “La vacuna amplifica la infección en lugar de prevenir los daños”, continuó el AFLDS. “Esto sólo puede determinarse tras meses o años de uso en poblaciones de todo el mundo”. La AFLDS advirtió además que las reacciones de ADE son “difíciles de probar” porque a menudo se interpretan como una infección con “un virus peor” o quizás una variante más peligrosa.

La doctora Sherri Tenpenny emitió una advertencia similar el pasado mes de febrero, en la que preveía la generalización de enfermedades y muertes por ADE tras estas inyecciones. Anticipó un aumento de personas con problemas respiratorios que entonces se declararía que tienen un “virus mutado” (es decir, una “variante peligrosa”), que podría utilizarse para difundir la afirmación de que se necesitan más vacunas, cuando “lo que estas personas están experimentando realmente son los anticuerpos producidos por la vacuna [original]”.

Otra experta que expresó preocupaciones similares es la doctora Dolores Cahill, científica biomédica irlandesa y experta en inmunología. En una presentación realizada en enero, explicó que, debido al alto riesgo de que se produzcan efectos secundarios, quienes se planteen la vacunación deben entender que tendrán un “riesgo de muerte mucho mayor” durante el resto de sus vidas debido a la vacunación. Cahill también anticipó un número significativo de muertes debidas a ADEs en las semanas, meses y años siguientes a las campañas de vacunación y expresó su preocupación por el hecho de que éstas fueran clasificadas como resultado de Covid-19, cuando en realidad bien podrían deberse a la vacunación. Desde entonces, se ha establecido una relación dramática entre la aplicación de campañas de “vacunación” en países de todo el mundo y un fuerte aumento de las muertes atribuidas al Covid-19.

En una entrevista realizada en marzo, el doctor Michael Yeadon, antiguo vicepresidente y científico jefe de alergias y enfermedades respiratorias de Pfizer, llegó a conclusiones similares a las de Chetty, al afirmar: «Si alguien quisiera dañar o matar a una parte importante de la población mundial en los próximos años, los sistemas que se están implantando ahora lo permitirían». “En mi opinión, es totalmente posible que este [sistema de vacunación de transferencia genética generalizada] se utilice para la despoblación masiva”, dijo. Al publicar el vídeo del Dr. Chetty en Telegram, Yeadon respaldó explícitamente el argumento del médico sudafricano. “Los requisitos de vacunación son ilógicos y dan miedo porque la mayoría de las personas no corren riesgo de contraer el virus en primer lugar y las vacunas no previenen la infección ni la transmisión. Es una locura, ¡Recházala!”, aconsejó Yeadon.

“Tenemos que parar esta locura”

Son muchos otros los doctores e investigadores que vienen realizando declaraciones semejantes. Solo se pueden citar algunos de ellos. Empiezo, en un orden relativamente cronológico, por las fundamentadas y contundentes denuncias del doctor Ryan Cole: “Tenemos que parar esta locura”. En un impresionante Video este miembro de America’s Frontline Doctors, director ejecutivo/médico de Cole Diagnostics, ofrece una explicación científica de lo que estas inyecciones hacen en la cabeza y otros órganos de las personas “vacunadas”. Se pregunta sobre cómo es posible que se realizase la primera autopsia cuando había ya más de 11.000 muertos, y no por recomendación de las agencias sanitarias, sino por valientes médicos que desoyeron las directivas de la OMS de no realizar autopsias. Esto no es ciencia sino tecnocracia farmacéutica. Los destrozos que provoca la “vacuna” llegan a múltiples órganos del cuerpo. ¿Cómo podemos hacer ciencia si no buscamos? Uno no puede encontrar lo que no busca. Tenemos que parar esta locura. El juego terminó. Esto ya no es ciencia. Es un ataque venenoso a nuestra población. Y tiene que parar ahora.

Por su parte, la doctora Annie Bukacek, con más de treinta años de experiencia en la práctica de la medicina en Montana, en los que la firma de miles de certificados de defunción ha sido una parte rutinaria de su trabajo, llama la atención en un video sobre la forma en que los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) instruyen a los médicos para exagerar las muertes por Covid-19 en los certificados de defunción. Recientemente otras veinte autopsias han mostrado un desbocamiento alarmante de linfocitos. Por otra parte, mientras durante años se impidió legalmente la eutanasia, ahora se está llegando a incentivar el suicidio.

Podríamos seguir con la doctora Seneff, de impresionante currículo, y su documentado artículo, en el que alerta sobre las consecuencias de la “vacunación”. O los más de 1.000 estudios publicados en revistas médicas por expertos que dicen que las “vacunas” son peligrosas mientras los CDC dicen que las “vacunas” son seguras y eficaces y que no hay nada de qué preocuparse. O el informe de hace unos días de una Alianza de 500 profesores, médicos, científicos y profesionales de la Salud canadienses que evidencia que los datos de la “vacunación” de Pfizer durante seis meses muestran que sus inoculaciones Covid causan más enfermedades de las que previenen. O el reciente informe pericial de Biólogos por la Verdad, que podrá ser usado a partir de ahora en las demandas contra las farmacéuticas. Y mucho más…

Estas reseñas serían interminables. Pero, para acabar ya, debo referirme al hecho de que la selección de víctimas a exterminar cobra mucho más sentido con el decisivo hecho de que la tecnología hace que una multitud de trabajadores sean ya innecesarios. Por ello, si se quieren entender los criterios para dicha “despoblación” selectiva habrá que tener en cuenta sus importantes similitudes con el fenómeno del esclavismo, que descartaba seres humanos como si se tratase no ya de animales sino incluso de objetos. Con la particularidad de que se trata de un nuevo esclavismo en la era de la robótica y del transhumanismo que ya está llegando. Un nuevo esclavismo con novedosos elementos tras siglos en los que supuestamente este había desaparecido.

Un Gran Reinicio para evitar una inminente gran hecatombe sistémica

Finalmente nos queda pendiente la importante cuestión que podríamos titular “Un Gran Reinicio para evitar una inminente gran hecatombe sistémica”. Será una cuestión central en siguiente apartado 2 en el que pretendo mostrar lo que el doctor Martin califica como “La larga y deliberada preparación del SARS-CoV-2 y sus vacunas”. En mi opinión, como ya dejé claro al comienzo de este texto, por el momento el Gran Reinicio es el más importante de los cuatro objetivos pretendidos con la “vacunación” masiva y obligatoria. El objetivo del control social, incluido el control de posibles sublevaciones y revueltas de la población,  gracias al pasaporte verde, está contenido en ese Gran Reset. Y el de la reducción de la población solo será posible en un plazo un poco más dilatado.

Pero además de ser el objetivo buscado en este momento y la más importante clave para entender lo que está sucediendo, es también la más reveladora de las cuatro claves para entender que la Covid-19 no tiene un origen natural ni accidental sino que fue creada y puesta en marcha intencionadamente, para entender cómo se forzó la realidad para presentarla como pandemia, para entender quiénes son sus autores, para entender qué objetivos bien definidos se esperan alcanzar, para entender cómo se fue consiguiendo y se sigue consiguiendo. Todo lo cual es el contenido del próximo apartado: mostrar la evidencia de que el Gran Reinicio no es la consecuencia posterior de la imprevisible pandemia Covid-19, sino que, por el contrario, esta fue desencadenada con urgencia en este momento precisamente como salida a la apremiante necesidad de poner en marcha medidas extraordinarias para evitar la hecatombe del sistema occidental.

Pandemia planeada para instaurar un control totalitario y la despoblación masiva (agosto 2021).